Como toda etapa de transición, la adolescencia implica cambios, ¿pero cómo o cuándo es correcto que sucedan esos cambios?. Desde la primera depilación hasta el cambio de médicos, qué tomar en cuenta a la hora de atravesar esta etapa con los adolescentes:
La primera visita al ginecólogo: Las niñas que no han iniciado sus relaciones sexuales deben concurrir al control con el pediatra 1 vez por año, quien realizará el examen físico, incluyendo los genitales. Es recomendable que sea el pediatra con quien la familia y la niña ya tienen lazos creados quien realice esta evaluación.
Aquellas adolescentes que ya hayan iniciado sus relaciones sexuales, además de los controles mencionados, deberán concurrir al ginecólogo anualmente para un examen más profundo con Colposcopía y realización de Papanicolaou.
El cambio pediatra-clínico: Tanto las niñas como los niños deben continuar con el pediatra durante la etapa de la adolescencia temprana, secundario, viaje de egresados, y debieran, idealmente, ser acompañados en esta transición por este mismo profesional.
Esta indicación se basa en que, por su formación, el pediatra tiene las herramientas necesarias para acompañar al adolescente y su familia, tanto durante las enfermedades propias de esta edad como en aquellas situaciones donde es importante detectar factores de riesgo que permitan conductas anticipatorias y preventivas.
La primera depilación: La oportunidad para que las niñas inicien la depilación depende de la cantidad de vello y de la percepción que la nena tiene con respecto a este tema. Si no es un problema se puede introducir el tema y brindar paulatinamente la información.
Si la hipertricosis (crecimiento excesivo del vello) es importante y existe compromiso emocional, o percepción de situación problemática se pueden elegir distintos métodos. El método inicial es la decoloración, se debe tener en cuenta que nunca hay que superar el tiempo de exposición recomendado del producto.
De los métodos que quitan el vello siempre se prefiere los que lo hacen de raíz en vez del rasurado. Se pueden utilizar depilación física (depiladoras eléctricas, cera) o químicas, con cremas depilatorias. En este caso también se recomienda no superar los tiempos de exposición.
Con respecto a la cera, hay que tener especial cuidado en el rostro y la temperatura, además algunas pieles tienden a hiperpigmentarse.
Con respecto a los métodos más actuales como el láser, deben ser manejados por un dermatólogo y adaptados a cada niña en particular. En las adolescentes, el láser, a veces tiene efecto contrario provocando estimulación del crecimiento del vello en algunas partes del cuerpo.
Primer afeitado: Las mismas consideraciones de la depilación en las chicas, deben tenerse con los varones. Se debe tener en cuenta si el niño presenta percepción de molestia. Generalmente la necesidad de afeitarse surge entre los 14 y 16 años, con la aparición de la sombra del bigote y los pelos en la barbilla.
Se recomienda la utilización de hojas de afeitar nuevas, no compartirlas, uso de espuma o jabones neutros para afeitarse y no utilizar lociones para después del procedimiento. Se debe prestar especial cuidado a las zonas con acné, que no contraindica el afeitado pero debe observarse ya que en esta etapa aumentan las posibilidades de infección.
Levantamiento de pesas: Con respecto a las prácticas deportivas es importante tener en cuenta que el objetivo de cualquier actividad física es en la mayoría de los casos de recreación. Se desaconseja la competencia profesional hasta los 16 años. No se recomienda la práctica de pesas hasta haber finalizado la pubertad. Asimismo, no debe exceder en más de 15 horas semanales la práctica deportiva
Es necesario que conozcan y utilicen todos los elementos protectores según el deporte. Es importante que los adolescentes y sus padres conozcan los efectos perjudiciales del consumo de anabólicos.
Usar tampones: La utilización de tampones no tiene una limitación por la edad o el tiempo transcurrido desde la menarca. Pero es importante conocer ciertas recomendaciones:
-Los tampones no afectan la virginidad.
-Siempre requiere de lavado de manos previo a la colocación.
-Deben estar perfectamente colocados para que no se salgan y no provoquen molestias.
-No deben usarse por más de 4 horas seguidas.
-No se usan de noche.
-Deben reservarse para situaciones particulares, para todos los días se prefieren las toallas femeninas.
-Una causa frecuente de infección vaginal es el olvido del tampón.
Se deduce de estas recomendaciones que los tampones pueden ser utilizados por las niñas cuando están madurativamente preparadas para cumplimentar con todos estos requisitos, y deben ser acompañadas en este proceso en el que pueden tener dudas.
Tacos y maquillaje: Las recomendaciones para el calzado con tacos son similares a las de todas las mujeres en general.
El calzado debe ser cómodo, no angosto y con un taco no mayor a 2 cm. Los tacos más altos provocan sobrecarga de la parte anterior del pie y problemas en la musculatura posterior de la pierna. Se observan con cierta frecuencia lesiones provocadas por el calzado inadecuado como ampollas, inflamación del tendón de Aquiles, dolores en la planta del pie. A veces el apoyo deficiente puede provocar dolor de espalda, cefalea o dolor cervical.
Con respecto al maquillaje en las niñas debe ser tomado como parte de los juegos, como los disfraces, no es conveniente que salga de ese contexto, como ir pintadas al colegio o a una reunión.
Con respecto a las adolescentes, tener en cuenta que forma parte de los cambios de esta etapa, se les debe recomendar que retiren el maquillaje antes de acostarse y que respeten las normas que impongan los distintos ámbitos a los que concurre, como el colegio.
La adolescencia de los hijos es una etapa que también nos pone en crisis a los padres.
Es importante tener confianza en el trabajo que ya venimos haciendo como padres todo este tiempo. Solo debemos cambiar la forma de protegerlos y la manera de relacionarnos, debemos estar alerta y enseñarles el cuidado de su propio cuerpo, debemos manejarnos con un poco más de distancia física quizás pero afectivamente más cercanos, para que puedan independizarse saludablemente, incorporando el autocuidado.