La igualdad transitoria le permitió al combinado europeo ganar en confianza y así tomó el control del mediocampo, emparejó el trámite.
Sin brillar, el cojunto suizo hizo un correcto segundo tiempo a nivel táctico y logró desorientar al cinco veces campeón del mundo
Por el contrario, Brasil lució, por momentos, sorprendido, aun cuando el astro Neymar intentó cada vez que controlaba la pelota.
Pero el jugador del París Saint Germain, quizás no en plenitud en el aspecto físico, no pudo hacerse dueño de las acciones y no logró desequilibrar, más allá de que encabezó algunas réplicas que no tuvieron eficacia.
Brasil, para muchos el gran candidato, aprobó el examen aun empatando. Que cometió errores es cierto. Tan cierto como que generó sobradas chances para ganar y que debió hacerlo. Deberá corregir unas cuantas cosas, obvio.
En la segunda jornada del Grupo E, Brasil enfrentará a Costa Rica que basa sus pretensiones en el enorme Navas, el arquero del Real Madrid. Por su parte, Suiza lo hará ante Serbia. Ambos cotejos se jugarán el viernes 22.
Era ganable. Nadie esperaba un tropezón del gran vencedor de las Eliminatorias Sudamericanas, de punta a punta. Brasil, con Neymar (¿recuperado?) no podía fallar. Pero falló.
Fue un primer tiempo como el que esperábamos. Individualidades puestas al servicio de un conjunto, funcionando mucho mejor que los vecinos (nosotros) que contamos con tanta calidad individual como ellos, pero aun no ensamblamos la máquina.
Pero volviendo a los de Tite, ganaron el primer tiempo casi sin sufrir sofocones, ante un rival que sorteó cómodamente su Eliminatoria, con un sóla derrota y 9 victorias.
Suiza llegó a la igualdad de pelota parada y luego volvió a ser el equipo chico que aguanta. Y allí falló Brasil. No se puede hablar de fracaso pero sí de falta de eficacia.
Mantuvo ese orden basado en calidad, técnica y manejo, pero no acertó. Deberá corregir varios aspectos pero al menos, el equipo de Tite, tuvo la convicción de un estilo.