Trece años después del intento fallido de enviar un robot de exploración a Marte, Europa se dispone hoy a dar un paso importante en una nueva tentativa, esta vez junto a Rusia, para buscar indicios de vida en el Planeta Rojo.
El centro de control instruirá a una sonda espacial -a unos 175 millones de kilómetros de la Tierra- para que suelte y haga posar un módulo explorador de 600 kilos, del tamaño de una pileta hinchable (sic), sobre la árida y fría superficie de Marte.
Programado para aterrizar el miércoles 19 de octubre, el objetivo de este módulo de corta vida es permitir la preparación de otro módulo de exploración que investigará en Marte eventuales rastros de vida extraterrestre.
Lo particular es que se trata de una misión que involucra a Mendoza, ya que la antena DS3 instalada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en Malargüe hace 4 años es clave en la misión: la sonda espacial viajará más de 30 millones de kilómetros hasta llegar a Marte y en su recorrido recibirá soporte de comunicaciones desde el sur mendocino.
El comienzo de todo
En la madrugada del lunes 15 de marzo de este año, la ESA y la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos) iniciaron este nuevo intento europeo por llegar al Planeta Rojo.
El objetivo de la Misión Exomars es buscar vida o evidencia de vida pasada en ese planeta. El lanzamiento estuvo a cargo de la Agencia Espacial Rusa con un cohete Protón.
En una primera instancia, en 2009, la misión de la ESA era en conjunto con la NASA, pero los recortes en la agencia espacial estadounidense dieron de baja el proyecto en 2012.
La ESA entonces convocó a la Agencia Espacial Rusa y es por eso que el lanzamiento se produjo desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán.
La misión, de 1.200 millones de dólares, tiene dos etapas. La sonda que fue lanzada en marzo y que se posicionará en Marte es una; la otra se realizará en 2018.
En esta primera etapa la sonda TGO (Trace Gas Orbiter) quedará orbitando alrededor de Marte entre 6 y 8 años, mientras el módulo, llamado Schiaparelli, funcionará como estación meteorológica aunque sólo 3 meses, porque no tiene paneles solares.
Su función será no sólo monitorear la atmósfera sino, además, probar los sistemas de aterrizaje para las misiones futuras.
En los próximos días, Schiaparelli se separará de la sonda e iniciará el descenso a la superficie de Marte, utilizando frenos de aire y paracaídas, entrando en la atmósfera a 21 mil km/h. El TGO quedará orbitando a 400 km de la superficie marciana como satélite de investigación.
Hasta ahora, las anteriores misiones en Marte perforaron la superficie no más de 10 cm. Las sondas robot que se enviarán en 2018, en la segunda etapa de la misión, se moverán sobre la superficie y perforarán más de 2 metros.
Exomars es la primera misión conjunta entre europeos y rusos y será una de las más pesadas de la historia. El cohete ruso protón llevó al espacio más de 4 toneladas entre ambas sondas, sus instrumentos y el combustible. Es la misión número 48 que la humanidad envía a Marte, aunque sólo 21 llegaron con éxito.
Estas misiones han cambiado nuestra visión del planeta: hoy sabemos que hace algunos miles de años nuestro vecino tenía grandes ríos y océanos. Al perder atmósfera, fue perdiendo su capacidad de retener el agua líquida en grandes cantidades.
Hace algunos meses se observó la existencia de agua líquida, aunque ya sabemos hace años que hay grandes cantidades de hielo. Saber lo que le pasó a Marte nos sirve para conocer lo que nos puede pasar si seguimos maltratando nuestro planeta.
De Marte a Malargüe
Desde que se lanzó la sonda la Estación de Seguimiento a través de la antena DS3, ubicada en Malargüe, ha sido de vital importancia. El Ingeniero Diego Pazos, a cargo de esta estación en el sur mendocino, explicó que “la participación de esta estación es muy importante, junto con la de New Norcia en Australia (ambas pertenecientes a la ESA)”.
Recalcó que las estaciones Deep Space, como la de Malargüe, fueron diseñadas para este tipo de misiones y ésta a Marte es otra oportunidad para su plena utilización. En ese contexto, la Argentina estará involucrada en la misión por intermedio de la infraestructura instalada por la ESA en Mendoza.
La de Malargüe será la principal estación de comunicaciones ni bien finalice con éxito el aterrizaje del módulo en la superficie marciana.
Pazos recalcó que esta misión tiene la particularidad de estar compuesta por dos eventos vinculados, pero distintos. Uno de ellos es que se lleva un dispositivo que va a ser arrojado o lanzado a la superficie de Marte y tiene como principal función experimentar un nuevo sistema para posarse sobre el planeta vecino.
El otro punto a destacar es que la sonda TGO, que transporta al módulo robot, se transformará posteriormente en un satélite y va a quedar orbitando a Marte, el segundo de la ESA alrededor de Marte (el primero fue ubicado hace 10 años).
El jefe de la estación de seguimiento en Malargüe agregó que el nuevo satélite tiene instrumentos a bordo para hacer una serie de experimentos, relacionados con la superficie de Marte y de los eventos que allí suceden.
Además, a su vez, le va a dar soporte de comunicaciones al robot, que también tiene instrumentos para hacer estudios sobre la superficie del Planeta Rojo.
Claves de la misión exomars que planea aterrizar el miércoles
¿Por qué es importante ExoMars?
Además de la esperanza de encontrar indicios de vida en Marte, los investigadores ven un gran potencial de desarrollo técnico en esta misión, siempre que consigan completar con éxito el primer aterrizaje conjunto en Marte de la ESA y Roscosmos.
Si los análisis en la superficie tienen éxito, sería “un inmenso salto hacia adelante para una agencia que hasta ahora sobre todo había construido satélites”, dijo el ingeniero argentino Jorge Vago, uno de los responsables del proyecto.
Por otro lado, ExoMars es un ejemplo de que la cooperación entre el Este y el Occidente es posible a pesar de las crisis políticas.
¿Cómo se producirá el aterrizaje del módulo Schiaparelli?
La secuencia de aterrizaje, controlada por ordenador, comienza a 121 kilómetros del suelo de Marte. Primero se debe reducir rápidamente la velocidad desde los 21.000 kilómetros por hora “mediante la fricción con la atmósfera”, explica Vago.
Tres minutos después, cuando el módulo descienda a 1.700 kilómetros por hora y se encuentra a 11 kilómetros del suelo, se abrirá un gran paracaídas. A un kilómetro de altura el módulo se soltará de él y pondrá en funcionamiento sus motores de frenado y finalmente, a dos metros del suelo, una especie de airbag protegerá al módulo del impacto.
Está previsto que el aterrizaje se produzca en la llanura Meridiani Planum, cerca del ecuador.
¿Habrá fotos del aterrizaje?
Al contrario que otras sondas, ExoMars no lleva a bordo ninguna cámara científica, así que esta vez no habrá imágenes panorámicas desde el espacio. Pero una especie de webcam que se encuentra en la parte baja del módulo tomará 15 fotos en blanco y negro de la superficie marciana.
Hará la primera de ellas a tres kilómetros de altura y las demás en intervalos de 1,5 segundos. Además, un equipo de investigación estadounidense dirigirá al cielo la cámara del Rover Opportunity, que se encuentra actualmente en Marte, para grabar el descenso de Schiaparelli.
“Pero no esperamos imágenes sensacionales”, explicó el director de Roscosmos, Igor Komarov.
¿Cuáles son las probabilidades de encontrar vida en Marte?
No hay garantía de éxito, afirmó el miembro del Instituto de Problemas Biomédicos de Moscú, Oleg Orlov. “Pero hace un par de millones de años, las condiciones en Marte eran mejores. Puede que ahora no encontremos vida pero si descubriéramos que hubo vida allí, sería sensacional”, explicó el investigador. Ya se ha demostrado que existe agua salada en Marte.
“El hombre moriría 14 días después de llegar a Marte, pero algunos experimentos demuestran que hay organismos que sobrevivirían 60.000 años”, apuntó Orlov.
¿Qué pasará con el satélite de investigación TGO (Trace Gas Orbiter)?
Tras la separación del TGO y el módulo Schiaparelli, planeada para hoy, el satélite se quedará en una “órbita de estacionamiento”. Los primeros cuatro meses el TGO viajará alrededor de Marte en la órbita elíptica hasta a 100.000 kilómetros (sic) de altura.
A partir de enero, se iniciará una maniobra de frenado que durará un año y que lo posicionará en su órbita definitiva, a 400 kilómetros de altura. A finales de 2017 se iniciará la investigación. Por ahora, el TGO también observará el aterrizaje del módulo Schiaparelli.