De líderes y personajes

Después de las críticas de Diego Maradona a Lionel Messi, la pregunta es: ¿qué es ser líder en el deporte?

De líderes y personajes

Maxi Salgado - Editor de Más Deportes - msalgado@losandes.com.ar

Diego Maradona lanzó una afirmación, esta semana, que abrió la grieta que ya existe en nuestro país entre los "Messistas" y "Maradonianos". 
Con su habitual impunidad para decir lo que piensa, el "Pelusa" en una extraña sociedad con Pelé, salieron a criticar a la "Pulga": "No tiene personalidad para ser líder", fue la sentencia que (supuestamente capturada al descuido) recorrió el mundo y despertó una nueva polémica.

Primero habría que preguntarse: ¿qué es ser líder? Etimológicamente: “Líder, del inglés leader, es una persona que actúa como guía o jefe de un grupo. Para que su liderazgo sea efectivo, el resto de los integrantes debe reconocer sus capacidades”.

Después nos encontramos con distintos matices de líderes (o liderazgos) que, en el caso del deporte, se adaptan perfectamente. Está el líder carismático: el que llega a modificar los valores, las creencias y las actitudes de sus seguidores (que es lo que critica Maradona a Messi). El líder transaccional, que se limita a aportar los recursos que considera válidos para el grupo (en este caso no hay dudas de que Messi cuenta con todos los requisitos necesarios).

El fútbol está plagado de planteles en los que han convivido estas dos clases de líderes. En muchos estuvo el propio Maradona, como en el Mundial ‘86. El propio Diego cuenta en su libro que José Luis Brown era un hombre que llevaba la voz cantante, pero nadie puede negar que Diego era fundamental por lo que hacía dentro del campo de juego.

En el Mundial ‘78, Passarella era ese hombre que pegaba cuatro gritos, que ponía fiereza para amedrentar a sus rivales, que era el que “apretaba” a los árbitros cuando el partido se ponía complicado. Pero nadie puede obviar que Mario Kempes fue el que llevaba la voz cantante. De hecho, el Matador es la figura que quedó en el imaginario popular como símbolo de aquella conquista.

Hoy, como bien lo dijo Martino, Mascherano es el que lleva la voz cantante en la intimidad, hasta se podría decir que es el capitán en las sombras, más allá de que Messi es el que lleva la cinta frente a las cámaras de televisión.

Pero Mascherano, como Brown o Passarella, no tiene la capacidad de interpretar el otro rol. Acá hablamos de dar vuelo futbolístico al equipo, del talento, de la distinción, de la audacia, la definición. Ellos encarnan otros valores: sacrificio, entrega, perseverancia.

El viernes esto quedó clarísimo. Messi entró en un partido en el que el equipo ganaba con lo justo frente a un limitadísimo seleccionado de Panamá y en sólo veinte minutos provocó una revolución. Convirtió tres goles, le cambió la cara a un equipo que estaba abúlico y más aún desde la lesión de Di María, fue el que aportó el swing al juego para que el público se retirara complacido.

Si eso no es ser líder y no es tener personalidad, ¿todos estamos equivocados?

Maradona también obvió en ese comentario que Messi ha demostrado tener una faceta muy importante para la categoría: su humildad. El rosarino (hoy de barba, que oculta la cara del chico travieso) es un hombre que tiene perfil bajo, es más bien reacio a dar declaraciones y, cuando las da, éstas no son disonantes. La gente lo quiere por eso. Como así también por su lucha para vencer a una enfermedad que le imposibilitaba un crecimiento que, paradójicamente, hoy no tiene techo.

Diego Maradona fue todo lo contrario. Provocativo y polémico. Un cultor del perfil alto, de la finta, del exceso. De esas personas que siempre necesitan que se hable de él. La exposición es su droga.

Su último acto lo dio el viernes diciendo que la FIFA lo había nombrado como uno de los integrantes de la comisión normalizadora para la AFA, aseveración que ayer fue desmentida desde la institución mundial. Hay un viejo refrán que viene de maravillas para esta oportunidad: “Tenés que amarlo u odiarlo, no hay términos medios”. Así es Diego.

Basado en eso, nadie nunca se le paró enfrente, porque se exponía a un escarnio público. La verdad es que jugar con el miedo de los demás, tiene que ver más con un dictador que con un líder.

Tratar de degradar a otro para ensalzar tus propias cualidades, es otra cosa que un buen líder nunca debe hacer.

Hristo Stoichkov, ex jugador búlgaro que fue contemporáneo y muy amigo de Maradona, dio una opinión al respecto: “Estoy caliente. Si Messi es el mejor jugador del mundo, tiene personalidad. Si es el capitán del Barcelona es porque tiene personalidad. Para hablar cosas fuera del campo, no vale la pena….”, esgrimió. “Estoy convencido de que Messi será siempre como es, nunca cambiará. Lo conozco desde las 12 años”.

No tener que huir de la realidad es el mejor tesoro que el rosarino hoy puede mostrar al mundo.

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