La magia no empieza cuando los artistas salen a escena sino antes, en cuanto se ven desde la distancia las cuatro torres que culminan la inmensa carpa, como si se tratara de un castillo.
Se siente más fuerte cuando se pisa la alfombra y uno se ve reflejado en los espejos romboidales a ambos lados del ingreso, al tiempo que se percibe el olor dulzón del pororó. Tihany Spectacular se define como “más que un circo, un espectáculo” y el glamour es parte importante de la propuesta.
De hecho, el interior de la carpa, con capacidad para 1.900 espectadores, también está alfombrado y las butacas están forradas en tela. Richard Massone, el mago y director general del circo, señala que es casi una sala teatral, con las sillas ubicadas en forma semicircular, y que se busca que los asistentes estén cómodos (el lugar tiene aire acondicionado).
Una vez que la magia toma la escena con AbraKdabra -el nombre de la producción actual- también se nota la diferencia con otros circos. Es que se trata de un espectáculo de ilusionismo, con producciones coreográficas al estilo music hall y prodigios del acto circense (muchos de los artistas fueron seleccionados en festivales de distintas partes del mundo).
Como su fundador, Franz Czeisler ‘Tihany’, era ilusio-nista, estos actos son protagonistas del show, que se extiende por unas dos horas. Los espectadores podrán ver aparecer un Rolls Royce sobre el escenario y también un helicóptero con tripulación y los motores en marcha. Una moto desaparecerá para volver a aparecer entre el público y habrá un dragón que no lanza fuego pero sí se come los cortinados.
Esto, además de trucos de los que participan los más pequeños y los clásicos como las mujeres que desaparecen o son cortadas en varias partes. Por supuesto, también hay payasos, acróbatas y un cuerpo de bailarinas.
“Las Vegas está en Mendoza”, lanza Richard Massone, con un acento que parece haber dejado atrás su Rosario natal e incorporado el portugués de Sao Paulo, adonde se fue a vivir con 25 años (ver aparte). No es un modo de decir, porque desde hace dos décadas, la sede de la compañía está en esta ciudad de Estados Unidos. Además, los 50 artistas que salen a escena son de 15 nacionalidades diferentes y entre los 120 integrantes de la compañía hay gente de 25 países diferentes.
El sueño de un niño que quería ser mago
Cuando cuenta la historia de Franz Czeisler, quien falleció en 2016 -10 días antes de cumplir los 100 años-, Richard Massone evidencia la admiración que sintió por él desde pequeño, cuando su familia lo llevaba a ver el circo Tihany. Así fue como, ya de niño, soñaba con formar parte de esa compañía tan particular, que era más un espectáculo de magia en una carpa que la clásica función circense.
Su sueño lo llevó a probar suerte en Sao Paulo, donde el “Gran Tihany”, de origen húngaro, había armado su circo. Massone tenía su propio show como mago, que un día presenció Czeisler y le ofreció que lo remplazara por 15 días porque tenía que participar de un festival en Europa. A su regreso, ofreció a Richard que se quedara como mago en la compañía.
De a poco, Tihany le fue delegando responsabilidades y Massone se convirtió, hace más de 10 años, en director general. Sin embargo, Franz Czeisler recién se retiró a los 90 y, aún hoy, el circo sale de gira con el motorhome que fue de él y nadie ocupa, para guardarle ese lugar.
Richard Massone destaca que el circo Tihany es un referente en el mundo del espectáculo itinerante y el más grande de América Latina. Cada show lo arman en Las Vegas y luego salen de gira, en un recorrido que les toma décadas. Pueden llegar a pasar entre 15 y 20 años para que vuelvan a una ciudad: en Mendoza estuvieron por última vez en 1996. Otra buena razón para aprovechar las próximas cinco semanas para sumergirse en el entorno mágico que proponen.
