Luego de una campaña con menor producción y caída en los rindes por problemas climáticos que afectaron las principales zonas productoras del país, la cadena de valor del tomate para industria se apresta a iniciar una nueva temporada con renovadas expectativas y un probable incremento en el área cultivada a nivel nacional.
El interrogante queda abierto sobre lo que pueda ocurrir en Mendoza, aunque algunos chacareros ya manifiestan su decisión de incrementar también las hectáreas a cultivar, a pesar del incremento de los costos de producción y la acotada disponibilidad de agua.
El mayor impacto sobre la producción 2013/2014, vino por el lado de las heladas de la primavera previa y las lluvias en época de cosecha. Por eso, aunque el área cultivada en la última campaña marcó una diferencia interanual positiva de 4%, el volumen total de la producción nacional resultó 5,8% menor entre un año y otro.
En efecto, frente a las 415.000 toneladas obtenidas sobre las 6.763 hectáreas implantadas en el ciclo 2012/2013, la temporada 2013/2014 (con 7.028 hectáreas), dejó una producción de 391.000 toneladas, con un rendimiento -promedio nacional- de 55,6 toneladas por hectárea, que se ubicó cerca del 10% menos que en el ciclo previo.
Estos datos -entre otros- están contenidos en el informe sobre la campaña 2013/2014, elaborado como parte del Programa para el aumento de la competitividad de la industria del tomate (Pacit), que lleva adelante la Asociación Tomate 2000 en conjunto con el INTA.
Esta merma productiva podría ampliar la brecha entre la oferta y la demanda del mercado interno en 2014, siempre y cuando esta última no acentúe el leve retroceso que experimentó durante el año pasado.
Producción de Cuyo
Según se desprende del informe, editado en la Estación Experimental Agropecuaria INTA La Consulta, la disminución en la oferta nacional de tomate para industrializar en 2014 se explica por la notable caída interanual de aproximadamente 22.000 toneladas registrada en Cuyo.
Es que, mientras en la campaña 2012/2013, las 4.243 hectáreas cultivadas en la región habían producido 303.000 toneladas, en el período siguiente sobre 4.598 hectáreas se obtuvieron 281.000 toneladas.
Esta relación implicó una considerable caída del 14% de los rendimientos en la región, que este año registraron un promedio general de 58,6 toneladas por hectárea, aunque los cultivos involucrados en el programa de transferencia de tecnología de la Asociación Tomate 2000 promediaron las 73 toneladas por hectárea.
Así, aunque la incidencia de la producción cuyana a nivel nacional se mantiene muy alta, este año bajó del 73% a 71,8% comparado con la temporada anterior. Las fábricas del NOA y Río Negro mantuvieron su producción igual que en la temporada pasada.
Esta caída en los rindes tuvo excepciones, como el caso de Fabián Malatini, que produce hortalizas en Los Álamos, paraje ubicado en el distrito Fray Luis Beltrán, departamento Maipú.
Mientras se apresta a dar inicio formal al nuevo ciclo productivo (en una semana comenzará a trasplantar) recuerda que “el año pasado hicimos 35 hectáreas de tomate y la temporada anterior (2012/2013) habíamos hecho casi 40. En el último ciclo hubo menos pérdidas de las que se esperaban (por heladas y lluvias); porque no hubo tanto granizo y se hizo un buen manejo de los cultivos”.
El productor maipucino, que forma parte de Tomate 2000, apunta que “se perdieron muchos kilos porque no se podía entrar a cosechar por la lluvia y el tomate se podría”. Pero revela que él logró volumen a pesar de haber cultivado una superficie menor.
“Tuve un mejor rinde por hectárea, fueron entre 82.000 y 85.000 kilos de promedio, contra 74.000 o 75.000 de la cosecha 2013”.
Precios y costos
Un reciente informe sobre tomate para industria elaborado por el Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza, consigna que los precios pagados al productor durante la última temporada promediaron los $ 0,82 el kilo, frente a los $ 0,75 de la cosecha 2013. Aclara que son valores corrientes, pagados en finca o en callejón, y que no incluyen IVA pero sí el costo de la cosecha.
El trabajo, que contiene variados detalles que caracterizan al sector, señala que el tomate para industria es el producto hortícola con el precio más estable y que, “salvo por cambios en las condiciones macroeconómicas, no presenta grandes variaciones por razones estrictas de mercado, probablemente también por la intervención de la industria en el negocio, actuando como coordinadora de la oferta, con una demanda medianamente constante”.
Fabián Malatini dice haber logrado un precio de entre $ 0,80 y $ 0,81 + IVA el kilo. “Tal vez no fue un mal precio en ese momento -dice- pero con la inflación que hay, se licua rápidamente. Por eso, cuando uno va a hacer los números finales, no cierran. Con esa plata, qué compramos ahora”, se pregunta y recuerda que en la campaña 2012/2013, el precio se había situado entre los $ 0,58 y $ 0,60 + IVA por kilo, y el costo de producción había sido de alrededor de $ 27.000/hectárea.
El tomate cosechado en 2014 tuvo un costo de producción -según el productor- de unos $ 45.000 por hectárea. Ese monto incluye $ 0,15 por kilo que pagó por la cosecha (mecánica, en su caso).
Considerando un rinde medio de 80.000 kilos por hectárea (12.000 de cosecha) su costo, sin recolección, ha fluctuado alrededor de los $ 33.000. Este monto no está muy lejos de los $ 35.000 que mencionan otras fuentes, sin incluir la cosecha, a la que le asignan $ 0,20/kg (promediando el costo de la recolección manual y la mecánica).
Con respecto al costo de producción por hectárea para el ciclo 2014/2015, Malatini señala que “es un revuelto de números que no se sabe cómo va a terminar; sabemos que nos metimos pero no sabemos en qué nos estamos metiendo”.
Las expectativas
Para Malatini, el ciclo productivo de tomate para industria 2013/2014 cerró a mediados de marzo con la cosecha, aunque termina de cobrar los cheques -dependiendo de la industria- entre octubre y noviembre.
Aunque se apura a aclarar que “ahora las industrias arrancan dándonos apoyo para empezar a preparar tierra, nos proveen de los plantines, algunas dan el guano y otras entregan valores para que uno lo compre”.
Asegura que “lo que estamos haciendo lo hacemos gracias a eso porque si no, no tendríamos posibilidades de financiarnos, porque en nuestro caso particular, si tuviéramos que ir a un banco a pedir plata para hacer tomate no nos darían porque, al arrendar la mayor parte de las tierras donde producimos, no podemos ofrecer las garantías que nos piden, como hipotecar una propiedad”.
Y agrega: “Este año tengo proyectado hacer unas 48 hectáreas. Bastante por encima de la anterior (incluso de la 2012/2013). Esta decisión tiene que ver con que las industrias quieren que hagamos más. Entonces, como la demanda es mayor y pude arreglar un pozo y resolver en parte el problema de la falta de agua, decidí extenderme un poco”.
Algunos conocedores del negocio estiman que esta temporada la superficie cultivada en el país podría resultar un 5% mayor que en la anterior.
Los productores integrados logran mejores rendimientos
Los productores de Mendoza y de San Juan integrados al Programa para el aumento de la competitividad de la industria del tomate (Pacit) que lleva adelante la Asociación Tomate 2000 junto con el INTA, aportan más de la mitad de la producción de tomate para industrializar de ambas provincias.
La Asociación Tomate 2000 es una entidad sin fines de lucro fundada hace 17 años, con el fin de generar y transferir tecnología al sector. La integran productores de Mendoza y San Juan; industriales, viveros de la dos provincias y el INTA, y colaboran proveedores de semillas, agroquímicos y maquinarias.
Los 129 agricultores que participaron durante el ciclo 2013/2014, cultivaron un total de 1.969,4 hectáreas y cosecharon 143.717,7 toneladas. En 2012/2013, y sobre una superficie de 2.038 hectáreas, los agricultores integrados en este esquema habían obtenido 152.023 toneladas.
Los rendimientos generales de las explotaciones involucradas en el Programa de la Asociación bajaron, esta temporada, de un promedio de 75,2 toneladas por hectárea a 73 toneladas por hectárea, sólo 3% a pesar del impacto que tuvieron las heladas y las lluvias.
Aún así, lograron aumentar su participación relativa en el total producido por ambas provincias, al pasar del 50,8% en 2012/2013 al 51,8% en la última temporada.
Es que las mermas en los rendimientos por los citados problemas climáticos no fueron tan graves en los valores totales.
Toda la cosecha nacional no cubre la demanda interna
La producción nacional de materia prima no alcanza para atender la demanda interna de productos obtenidos a partir de la industrialización del tomate.
Ello, a pesar de que (según se desprende del informe de la temporada 2013/2014 de la Asociación Tomate 2000) el 2013 cerró con una caída de interanual de 10.000 toneladas en los indicadores de demanda doméstica.
En efecto, frente a las 550.000 toneladas registradas en 2012, el año pasado ese volumen cayó hasta las 540.000. De todos modos, las 415.000 toneladas de tomate para industrializar producidas en 2013 estuvieron muy lejos de atender la demanda interna y, aunque el 2014 cerrara -eventualmente- con algún retroceso en el consumo por la caída en el poder de compra de los ingresos de la población, las 391.000 toneladas producidas asegurarán una brecha muy amplia entre oferta y demanda.
Por eso es que en el área de Cuyo se prevé un significativo aumento de la capacidad industrial instalada para un futuro relativamente cercano.
Más aún, hay quienes imaginan un autoabastecimiento de materia prima nunca alcanzado en los últimos treinta años. Claro que, para esto, será necesario desarrollar nuevos productores y consolidar los avances logrados.