De la hazaña... al desamparo

En 1960, Mendoza consiguió el título de campeón argentino en San Miguel de Tucumán con una nutrida delegación que entrenaban Gustavo Neumann y Eusebio Guiñez, dos íconos del atletismo provincial. Siete años después, en la primera edición de Los Andes Depo

De la hazaña... al desamparo

Imposible no abrir este recordatorio con el logro más grande que el atletismo mendocino consiguió en su historia. Comparable con aquel quinto puesto de Eusebio Guiñez en las Olimpíadas del '48, cierre de una camada de atletas que dejaron su huella en nuestra provincia.

Fue el primer y único logro  de la provincia y se dio en una época de recordados referentes como el maipucino Juan Ribosqui, el olímpico Eusebio Guíñez -quinto en la maratón de Londres en 1948 que ganó otro argentino, Delfo Cabrera- y Romeo Galán, una gloria eterna de ese deporte.

Aquellos inolvidables campeones de 1960, que constituían una verdadera familia y un solidario equipo de trabajo como ellos mismos reconocen, alumnos del eterno maestro de esos tiempos, el profesor Gustavo Neumann que al radicarse en Mendoza dedicó su vida a la enseñanza del atletismo y de la gimnasia en grandes aparatos, no son los únicos exponentes del brillo y la grandeza de entonces cuando las selecciones de la Federación Atlética Mendocina competían de igual a igual con potencias como Capital Federal y Provincia de Buenos Aires.

Con un sincero reconocimiento para otros atletas de las décadas del 50' y del 60' como Ricardo Turesso,  Guillermo Pampillón, Felipe Ramos -un peruano que se había radicado en nuestra Provincia- Marcelo Terrera, Pedro Esteban Navarta, Raúl Correa, los hermanos Nilo y Porfirio Manchón, Jorge Humberto Montecino, Jorge Lucero, Pedro Fadell, Angel, Raúl y Daniel Cecconato, Miguel López Nodaro, Edgar Lépez, Celso Ríos, Roberto Alvarado, Eduardo Codevilla, Roberto Arias, Ernesto Mavrich, Miguel Monteros, Roberto Rafael Arias, y Huber Lionel. 

Además del aporte de las damas:  entre otras atletas sobresalían Gertrudis Wehfritz, Delia Santarrossa (esposa del profesor Neumann), Sara Carrasco, Matilde Maffei, Martha Villanueva, Ericka Buck, Noemí Sánchez, Dora Puig, Yolanda Fredes, Nilda González, Gladys Dupois, María Conreaud, Mirelle Berjos, Mabel Outeda, Marta Millán, Cristina Moreno y Silvia Schiroli. 

Integraron la delegación 39 varones y 9 mujeres y se alcanzaron con 12 oros,  9 platas y 6 Bronces. Gustavo Neumann y Eusebio Guíñez fueron SUs entrenadores.

Años de esplendor para el atletismo mendocino cuando se realizaban competencias cada 15 días los sábados y domingos en las cómodas pistas del Club Yacimientos Petrolíferos Fiscales (hoy Club Petroleros YPF).

Se recuerda por ejemplo en el período comprendido entre 1946 a 1964 el apoyo de instituciones como Atlético Rugby Club de General Alvear, Cicles Club Lavalle, Andes Talleres Sport Club, Club Cacique Guaymallén, Club General San Martín, Club General Urquiza de Lavalle, Club de Gimnasia y Esgrima, Club Juventud Los Barreales de Junín, Club Mendoza de Regatas, Club Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Cuarta Brigada Aérea El Plumerillo, Hogar Buen Pastor, Patronato de Menores, Liceo Militar General Gerónimo Espejo y Universidad Nacional de Cuyo. Sin olvidar que otros clubes de la Federación, fundada el l de junio de 1934, como Pacific Atlétic Club Palmira, Club Juan Carlos Zabala, Tiro Federal Mendoza, La Plata Sporting Club, Club Adolfo Calle y Club Arizu resultaron también pioneros de la práctica de ese deporte en Mendoza.

La gran proeza

"Proeza Deportiva es la Conquista del Campeonato Argentino de Atletismo" fue el destacado título de Los Andes para informar sobre la importancia del logro obtenido en Tucumán. También se señalaba en otros artículos de interés: "Los Varones Ganaron en 6 Pruebas", "Gravitó el Puntaje de las Damas" y "Ante la Emoción del Primer Título". 

Nuestro diario también se refería al puntaje final, donde Mendoza se había clasificado campeón con 364 puntos, escoltado por el local Tucumán a una apreciable distancia porque había reunido 282 unidades. Luego se ubicaban  San Juan (239), Entre Ríos (209), Buenos Aires (205), Córdoba (200), Santa Fe (116), Chubut (105), Salta (35), San Luis (24), Jujuy (13) y La Rioja, Comodoro Rivadavia, Punta Alta, Bahía Blanca y Concepción del Uruguay, todos los últimos nombrados sin puntos.

Integraron la delegación 39 varones y 9 mujeres y se alcanzaron con 12 primeros puestos, 9 segundos y 6 terceros. Edgar Lépez fue el capitán, José Carrasco el abanderado y Gustavo Neumann y Eusebio Guíñez actuaron como entrenadores.

La siguiente nota fue publicada en nuestra primera edición de Los Andes Deportivo, en 1967, en la que se hacía un análisis detallado de como estaba este deporte:

Lentamente evoluciona el atletismo mendocino. Acaso con demasiada timidez tratándose de la conducta básica del deporte y teniendo en cuenta que emerge de un período en el que prácticamente desapareció como actividad racionalizada, competitiva.

Es común que luego de uno de esos “impasses”, se produzca una renovación más o menos veloz, plena de realizaciones, vibrante, durante la que pretende retomar rápidamente al plano que se estima debía ocupar en ese momento de haberse mantenido un progreso normal.

En atletismo, a pesar del esfuerzo de algunos dirigentes -no muchos- se avanza con lentitud.

La recuperación comenzó hace dos temporadas y, en general, no se advierte una solidez que permita predecir dentro de un plazo más o menos razonable la vuelta a lo que tuvimos no hace mucho tiempo.

Tiempo de Eusebio Guiñez, de Nilo Rivero, dos nombres de significación dentro de un panorama, si no rico, bastante aceptable en cuanto a potencial conjunto, suficiente como para que Mendoza fuera considerada una de las plazas importantes del interior del país.

Existe entusiasmo, disposición, deseos de hacer, pero no alcanza, todavía los torneos se desarrollan dentro de una tónica incolora, carente de motivaciones que, justamente son las que sostendrían una adhesión ambiental decisiva.

El progreso técnico

Y una de las causas, quizá la principal, es el aspecto marcas.

Es aceptable reconocer que técnicamente se progresa, que cada día son más los atletas que compiten, que se suman instituciones a las tradicionales y que pareciera afirmarse el concepto cabal de lo que es el atletismo, hasta ahora, por suerte, estrictamente amateur.

Pero todo ello debe traducirse en términos cronométrico, pues de no ser así, simplemente estaríamos en presencia de una actividad de “entre casa”, que nada tiene de criticable como acción deportiva en sí, pero que no interesa a la competencia, sostén de cualquier avance técnico definitivo.

Y no pasa pasa nada con las marcas en Mendoza.

Jorge Henríquez

Basta repasar las performances cumplidas en el torneo apertura “Vendimia” y relacionarla con los topes mínimos establecidos por la Confederación Argentina de Atletismo para intervenir en el Sudamericano de octubre o en el panamericano de julio.

A “prima facie” parecía que tal comparación es caprichosa. Sin embargo los tiempos establecidos son los mínimos requisitos dentro del país y que se piensa servirán para sostener una confrontación de tipo internacional. O sea que esas marcas mínimas están dentro de lo razonable para cualquier atleta con posibilidades reales. Y Mendoza solamente contaría con apenas tres o cuatro en esas condiciones.

Jorge Henríquez es el que aparentemente podría sostener exitosamente un compromiso de este tenor en Buenos Aires. su especialización en los 3.000 metros con obstáculos, prueba difícil, con pocos adeptos debido a sus características especiales y a las exigencias físicas muy particulares, ha sido una acertada decisión.

Henríquez ha venido probando en varias distancias hasta centrar definitivamente sus actuaciones en los 3.000 con obstáculos y eventualmente los 1.500 metros.
Quedan cuatro meses

En entrenamientos muy recientes ha logrado descontar aquella distancia en 9’12”. El tiempo exigido por la Confederación para el certamen Nacional esta fijado en 9’15” mientras que para los Panamericanos es e 8’50”. Quedan cuatro meses para acelerar su preparación y conociendo la contracción al trabajo árido del entrenamiento, que es característica en Henríquez, se puede considerar como casi seguro una brillante ubicación en ambos compromisos.

Con Marcelo Terrera pasa algo similar, aunque pareciera estar algo más lejos en posibilidades. Marcó 16’11”2 en los 5.000 metros llanos en el “Vendimia” en performance cómoda, sin brindarse totalmente, Pero de esa marca a los 14’55” y 14’30” que establece la lista mencionada hay marcada diferencia. Pensamos que quizá Terrera estará más cómodo en los 10.000 metros o en la maratón.

Falasca sería otro de los atletas, este en lanzamientos, que conseguiría figurar en la tabla de los mejores en el país.

Después el panorama cambia radicalmente.

Se termina allí la fuerza del atletismo mendocinos comparado.

Ahora bien. De todas maneras cabe la atenuada esperanza. Otros nombres son sinónimo de posible buen atletismo. Dante Gabardós, reciente récord en jabalina, José Olguín,

Jorge Gilbeaud y varios juveniles, damas y caballeros, parecen haber comprendido que la depuración en técnica y tiempos viene exclusivamente después del trabajo intensivo.

Como los comprendió Henríquez hace tiempo. Y los resultados están a la vista.

¿Cuál es el motivo de semiestacionamiento del atletismo? ¿Por qué ese lugar en el concierto nacional?

Crisis en superación, con secuencias no muy sencillas de solucionar; relativa dedicación de la mayoría de los atletas que no se han decidido a lo que es una verdadera carrera deportiva; escaso apoyo de las instituciones que no consideran al atletismo e su verdadera dimensión; carencia de técnicas con labor cercana a la exclusiva o al menos intensiva, derivada de falta de recursos económicos y de tiempo; falta de conciencia atlética general en e ambiente, que siempre supone que por falta de apoyo deberá permanecer en un nivel secundario. Y eso no es no debe ser así.

Una tarea difícil

No sea fácil, pero, valga el ejemplo del ciclismo elevado a planos internacionales merced a decisión y notable espíritu de empresa, puede conseguirse la elevación del atletismo en breve tiempo. Claro que si los interesados -léase dirigentes en primera línea- sos apenas dos o res la tarea se retrasa. No se puede estar en todas.

Y, aunque parezca fuera de época, cuenta como artículo primordial el espíritu amateur. No estamos en tiempos propicios, per si estamos seguros de que siempre está este

“Alguien” que comprende y apoya. Es cuestión de interesarlo, demostrarle que el atletismo sigue y seguirá siendo la esencia del deporte. Lo demás será provisto.

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