Es posible que sea en el ámbito de las relaciones exteriores donde se esté verificando el cambio más visible y significativo introducido por el gobierno presidido por Mauricio Macri. El título de esta editorial resume del algún modo cómo este gobierno se ubica en las antípodas de la larga década kirchnerista. Es por ello conveniente repasar algunos de los aspectos en los cuales la “década ganada” se transformó en una enorme pérdida para el país.
Lo ocurrido se puede sintetizar al final del gobierno anterior, como aislamiento y desprestigio internacional. El desprestigio comenzó en realidad en las últimas horas de 2001 cuando, con el aplauso del Congreso nacional, el fugaz presidente Adolfo Rodríguez Saá declaró el default de la deuda externa. Largos años transcurrieron hasta el primer canje en 2005, que dejó afuera una porción de acreedores con los que nunca se quiso arreglar, aun en reapertura del canje en 2010. De ahí surgen los tan vilipendiados holdouts, o fondos buitres para el kirchnerismo, que llevan a los fallos del Juez Griesa, incumplidos, que obligaron desde hace dos años a otro virtual default por la imposibilidad de girar los fondos a los bonistas reestructurados.
Otro factor que contribuyó al aislamiento y descrédito económico fue la política de enfrentamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde el primer momento el presidente Kirchner rechazó cualquier relación con dicho organismo, menos aún someterse al escrutinio de los números de nuestra economía. Luego, en gesto absurdo de presunta rebeldía, para liberarse del “yugo” del Fondo, decidió el pago por adelantado de la deuda de U$S 10.000 millones con reservas del Banco Central. Se trataba por otra parte de una deuda que pagaba muy bajo interés.
En 2005, en oportunidad de la realización de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, el gobierno facilita la organización de una “contra cumbre”, cuya figura central será el presidente venezolano Hugo Chávez. El presidente de EEUU, G. W. Bush es humillado, ridiculizado y las consecuencias están a la vista: desde entonces y hasta el final del gobierno las relaciones de Argentina y EEUU no pasaron más allá de una mera formalidad sin contenido. Lo mismo ocurrió con países como España, desde luego Gran Bretaña, y con nuestros vecinos de América del Sur. Vale recordar aquella campera expresión del entonces presidente Mujica comparando a ambos integrantes del matrimonio presidencial.
Pero además, durante los dos períodos de gobierno de Cristina Fernández, se acentuó a extremos la actitud contraria a la potencia del Norte, al mundo desarrollado en general y el abrazo casi obediente a las políticas originadas en Caracas y La Habana. Recordemos los actos organizados en oportunidad de la visita de Fidel Castro e interminables discursos contra el imperialismo. El gobierno hizo gala de esas actitudes de desprecio “al imperio” como decía el venezolano y si no se animó a aplicar explícitamente el “socialismo bolivariano del s. XXI”, por la vía del populismo estatista el desquicio de la economía ha sido fenomenal, en algunos aspectos no tan lejano a la situación de Venezuela. En los últimos años, además del memorándum con Irán, se agregaron los acuerdos con Rusia y China, algunos con cláusulas secretas, que hicieron cada vez más sospechoso a nuestro país.
Ésta es la situación que tiene que revertir el gobierno del presidente Macri y lo está haciendo en forma acelerada. Antes de asumir realizó una visita rápida a Brasil, entrevistándose con la presidenta D. Rousseff y los industriales de San Pablo y finalizando el día en una reunión con la presidenta Bachelet, en Santiago. Luego, ya investido, cuestionó severamente el asunto de los presos políticos en Venezuela y en la Cumbre del Mercosur abogó por una rápida revitalización del mismo y la firma del acuerdo de libre comercio con las Unión Europea. Luego visitó Uruguay, restableciendo la normalidad de las relaciones y solucionado rápidamente un asunto importante para las economías regionales, como es poder volver a hacer la consolidación de cargas de exportaciones en puertos uruguayos. Se han iniciado las conversaciones en EEUU para arreglar el serio problema de holdouts y ya el presidente Macri se encuentra presente en el Foro Mundial de Davos, después de doce años de inasistencia oficial. Son buenas noticias.