Leandro Bou, el "constructor de obras", como firmaba sus trabajos, ha dejado un legado que merece conocerse.
Leandro Bou y Ferrer nació en abril de 1868 en Hospitalet de Llobregat, poblado situado a seis kilómetros al suroeste de Barcelona. Luego de su matrimonio con Miguelina Vidal en 1892, la pareja se trasladó a la Argentina, instalándose por un tiempo en Rosario, ciudad en donde nacieron dos de sus hijos. El 8 de abril de 1895 el municipio rosarino lo reconoció como “Maestro de Obras”, título que le habilitó para la ejecución de proyectos y construcción de edificios.
Antes de radicarse en Mendoza, Bou regresó a Barcelona donde tuvo a su cargo, desde el rol de promotor, la construcción de una serie de importantes “edificios de renta” que se localizaron en el barrio del Eixample. Con este nombre se identificaba al sector barcelonés que surgió del Plan de ensanche o reforma que había proyectado hacia 1860 el ingeniero y también urbanista, Ildefonse Cerdá. La Casa Leandre Bou, tal como se la conoce en la ciudad catalana, se construyó en Enric Granados 20, sobre un terreno situado en chaflán.
La obra, realizada en 1902, acató la ordenanza municipal de 1891, normativa que si bien alteró al Plan original de Cerdá, por presiones inmobiliarias, respetó su espíritu. Por ello la fachada se organizó en seis niveles, alcanzando los veinte metros, altura que todas las construcciones debían respetar.
La creatividad de Bou y de Antoni Serrallach Fernández-Periñán, el arquitecto a cargo, quedó para el diseño de las unidades y los detalles ornamentales. Sobresalen en el edificio los balcones semicirculares, típicos del art noveau, las ventanas con dintel lobulado y el coronamiento de la mansarda, con esbeltos pináculos. La disposición en chaflán de la Casa Bou, recuerda a la de la famosa Casa Milá (La Pedrera), diseñada por Gaudí y ubicada sobre el Paseo de Gracia. Es difícil no relacionar las obras, puesto que compartieron no sólo una misma ciudad, sino también una época: la del modernismo. Habíamos indicado en la nota anterior dedicada a Bou (Los Andes, 30/09/19) que en la calle Claris 154 y 156, se encontraban las Casas Gemelas de Leandro Bou, dos edificios representativos del mencionado lenguaje expresivo. Gracias al invalorable aporte de los descendientes del constructor se pudo certificar que no se trataba de una coincidencia, sino que todas las obras que llevaban su nombre habían sido impulsadas por el catalán. Comprobamos además que hacia 1908 Bou tenía sus oficinas en el 3° piso de uno de esos edificios de la calle Claris, dato que figuraba en una Guía de constructores de obras de Barcelona publicada ese año.
Luego de estas realizaciones, que aún se conservan, Bou regresó al país y se instaló en Mendoza. Para poder dedicarse a su actividad se inscribió como “Constructor de Obras” en el municipio capitalino el 21 de febrero de 1911. En ese tiempo y hasta la construcción de su casa en calle San Luis 309, se domicilió en Primitivo de la Reta 1003, frente al antiguo edificio de la “Escuela Normal de Mendoza”.
Una de sus primeras obras fue la casa del comerciante Casildo González, realizada en 1914. Ubicada en calle San Luis 84, la vivienda se conectaba internamente con la ferretería del propietario, situada en la avenida San Martin. La residencia ocupaba un angosto pero largo solar, cuya planta se asemejaba al esquema de casa chorizo, con habitaciones enfiladas mirando al patio. La fachada, con remate en azotea, tenía detalles ornamentales de gran fineza: balcones de hierro forjado, guirnaldas y un bello mascarón sobre el zaguán. Pero así como el exterior sobresalía por su diseño, en el interior la casa contaba con dos rasgos de relevancia: los pisos de mármol traídos de Barcelona y los cielorrasos pintados por el artista Ramón Subirats, catalán como Bou.
Para finalizar, profundizaremos en el edificio de Espejo y 9 de Julio que mencionamos en el artículo anterior, aquel considerado por la historiadora Llaver como uno de los ejemplos más sobresalientes del art nouveau en Mendoza. Gracias a una imagen del fotógrafo alemán Augusto Streich, y que aún conservan los familiares de Bou, podemos admirar la magnificencia de la desaparecida obra. El edificio fue sede durante varios años de una entidad bancaria creada a comienzos del siglo pasado por, entre otros socios, los comerciantes Angelino Arenas y Segundo Correas, el bodeguero Domingo Tomba y el industrial metalúrgico Carlos Berri.
A lo largo de su vida Bou realizó entre Barcelona, Rosario y Mendoza, un total de trece viajes. En algunas de las estancias se dedicaba a la construcción, y en otras, a la venta de las propiedades, para luego reiniciar el circuito. Dedicándose también al agro, adquirió una finca en Ingeniero Gianoni, San Martín, donde construyó la casa patronal. El hijo de don Modesto Bou y doña Carmen Ferrer empezó una tradición familiar que posteriormente sus sucesores continuaron. Fue la de llamar con su nombre al mayor de los hijos varones. Cada Leandro Bou mantuvo hasta la actualidad, la costumbre iniciada por el “constructor de obras”, cuyos restos descansan en el cementerio de Godoy Cruz. Varios de sus descendientes, además, han seguido vinculados al arte, al diseño, a la industria de la construcción y por supuesto, a la arquitectura.
Nota: Un especial agradecimiento para Leandro Bou, nieto del constructor y a su bisnieto Walter Bou, por los datos, testimonios e imágenes aportados para este artículo. También a Elena Nalda González, nieta de los propietarios de la casa de la calle San Luis, y a los bisnietos de Modesto González: Gonzalo Nalda y Mariana Vicchi.