La corrida de Pablo Palacios Alvarenga tras el segundo gol, quitando del camino a cuanto compañero se le cruzaba y en dirección al DT, dejó un mensaje. Antes, Patricio Cucchi había lanzado una señal inequívoca. Por eso Darío Alaniz se vio conmovido a la salida del vestuario.
El “tengo clarísimo que sigo siendo el técnico de este equipo por estos jugadores” tampoco pareció una frase tirada al azar. Más bien pareció destinado a una dirigencia que tenía decidido cambiar. Si hacían falta pruebas de carácter o demostraciones de lealtad de uno y otro lado, quedaron expuestas el sábado por la noche.
-¿Vas a seguir?
-Soy un eterno agradecido de la vida y Dios me ha puesto al frente de un grupo enorme de jugadores. Hoy me voy feliz a mi casa, más allá de lo que ocurra.
-¿Vos tenés fuerza para seguir?
-¿Cómo no voy a tener fuerza con este grupo? Me lo demuestran todos los días. El aprecio lo siento en el día a día.
-¿Faltaba que la dirigencia viera el grupo que se ha formado?
-Ellos lo deben saber. Yo no pongo la palabra a nadie en la boca. Los jugadores demostraron lo que son. Cada uno deberá sacar sus propias conclusiones.
-¿Desde lo futbolístico te vas contento?
-Te voy a ser sincero: ni me interesó como jugamos. Me interesó que lo hicimos con inteligencia. Intentaron por afuera, con pases filtrados, aunque a veces no salieron bien las cosas. De todas maneras, siempre intentaron. Contamos con un goleador tremendo como es Pablo que siempre aparece en las difíciles. Si jugamos bien o mal, lo dejo a criterio de ustedes.
-¿Fue tu partido más difícil desde lo emocional?
-Todos son difíciles porque en Gimnasia rindo examen todas las semanas, pero sí, este tuvo un sabor especial.
-Se volvieron a subir al tren de candidatos...
-Hablaron de que nos habíamos caído y yo te digo que el candidato está intacto.
-Supieron reponerse al gol en contra...
-Nos ha pasado desde que comenzamos la etapa. Lo fuimos a buscar, aunque a veces salga bien y otras no tanto, sin importar si somos locales o visitantes. Los dos partidos que perdimos fueron por errores propios y no por merecimientos. En el fútbol los merecimientos no existen. O jugás bien o jugás mal. Estamos más vivos que nunca.
-¿Hay desatenciones defensivas?
-Estamos con esa racha; no nos habían llegado y nos convierten de pelota parada. Tomamos todos los recaudos, pero cuando venís de cu.. para arriba, te pasan estas cosas.
-Fueron pacientes...
-Ese fue el mensaje. Este es un grupo muy inteligente. No nos desesperamos en todo el partido: sabemos que un gol siempre vamos a hacer.
Con cabeza y corazón
Después de una semana donde se dijo de todo respecto de la continuidad del DT, el grupo se debía una actuación valiente, de esas que dejan en claro el acero con que está templado.
Y más allá de evaluar rendimientos, que estuvieron más cerca de lo que pretende el hincha, el sobresaliente llegó por la determinación para pelear en cada sector del campo de juego.
Enfrente estuvo un rival que no vino a jugar el partido de “tú a tú”. Más bien especuló y cedió terreno y pelota al Lobo, agrupando sus hombres en 40 metros de campo, decidido a defender con uñas y dientes el punto. Pero ni siquiera la ventaja pudo sostener.
Un Gimnasia decidido lo arrinconó y lo fue a buscar por todos lados. Es cierto, en muchos casos lució repetitivo y hasta previsible, pero dejó atrás la imagen que expuso ante Agropecuario (derrota 2-1).
Esta vez fue paciente para mover la redonda de lado a lado; esta vez no fue a buscar ciego, exponiendo su defensa a veloces contras rivales.
Esta vez, entendió que debía jugar también con la cabeza. ¿Lució? No como quisieran sus hinchas, pero los aplausos que bajaron desde la platea tras el final también entregaron sensaciones.
El triunfo minó las dudas que empezaron a aparecer luego de dos derrotas consecutivas y eso es una buena noticia. Ahora deberá refrendar el grupo todo lo que expuso anteriormente. La cabeza jugará un partido tan determinante como el corazón. Juan Azor