Danza para niños: tiene muchos beneficios pero también riesgos

Es una de las actividades favoritas de las nenas (y algunos nenes) que favorece la motricidad, la socialización y la mente. Sin embargo, puede generar lesiones y frustraciones.

Danza para niños: tiene muchos beneficios pero también riesgos

En la actualidad los chicos no sólo van al colegio sino que además tienen actividades extraescolares, generalmente vinculadas a lo deportivo. Entre las niñas, las preferencias se inclinan por la danza, de lo cual hay una amplia gama de alternativas:  ballet, reggaetón, hip hop, danzas brasileñas, árabes y españolas, por mencionar algunas.

Divertirse, estar con amigas,  el vestuario y subirse a un escenario les encanta. Se trata de una actividad muy recomendada para todas las edades y especialmente en la infancia por sus beneficios. Sin embargo, en esta época en que los papás ya están buscando dónde inscribir a sus hijos es bueno saber que hay ciertos recaudos que deben tomarse al momento de elegir esta práctica.

Es que muchos de los aspectos positivos que tiene la danza pueden tornarse negativos si las clases no son cuidadas, dirigidas adecuadamente y en un espacio adaptado.

“La cuestión de que las nenas vayan a danza viene desde hace muchos años. La danza es innata, todos tenemos la predisposición para bailar porque respondemos al ritmo y esto es ancestral”, explicó la reconocida coreógrafa y docente Jovita Kemelmajer, quien además fue subsecretaria de Cultura en el último tramo del gobierno de Julio Cobos.

Acudir a una academia para aprender a bailar surgió luego como una necesidad social, recordó Kemelmajer: “La gente debía saber bailar”. Es que se trata de una actividad muy completa con beneficios en el plano físico, emocional, psicológico y social.

Lucía, de 7 años, había incursionado en patín y gimnasia aeróbica de competición pero no terminó de entusiasmarse. Hasta que el año pasado comenzó a tomar clases de baile español y ballet. “A gimnasia aeróbica no quería ir pero ahora con baile está encantada. Las profes dan las clases como jugando, se toman un momento para merendar y siguen, es más para su edad, le gusta mucho”, relató su mamá, Alejandra.

A favor
En la infancia, por tratarse de una etapa de desarrollo, esta actividad  permite conocer el cuerpo y dominarlo. Tiene impacto en el aparato circulatorio y respiratorio, permite controlar el sobrepeso, corregir posturas, ganar en elasticidad y agilidad, y hasta fortalecer los músculos y los huesos, además de aguzar el oído y la memoria.

También la necesidad de memorizar coreografías y movimientos favorece la concentración. Kemelmajer aseguró que también “ayuda a la comprensión del espacio y el tiempo, ambos relacionados con las matemáticas, desarrolla el pensamiento para comprender procesos y ayuda a conocer y respetar su cuerpo y el del otro”.

Además, hacer danza beneficia los vínculos sociales, por lo que es muy recomendable para niños tímidos ya que fortalece la autoestima. Y acompaña el desarrollo de los chicos disminuyendo la ansiedad, el estrés y fortaleciendo la confianza en sí mismos.

Es lo que observó Jimena en su hija Camila, de 4 años. Había hecho free dance y el año pasado incursionó en árabe. “Ella misma me pidió ir y a mí me pareció bien porque le sirve para distraerse, si no se la pasa con el televisor o la computadora”, contó.

Reconoció que su hija era muy tímida, le costaba hacer amigas y no quería salir en los actos de la escuela. “Pero ahora sociabiliza más, ha conocido amiguitas nuevas, ha perdido mucho la timidez porque ha tenido que bailar en el teatro y ya no tiene tanto problema en salir en los actos”, agregó.

Aunque en general son las niñas las que se inclinan por esta práctica, Kemelmajer dijo que también es recomendable para los varones y aconsejó a los padres que “a los que les guste la danza no los inhiban, porque se los estigmatiza y no tiene nada que ver con la sexualidad”.

En contra
Sin embargo, al hacer danza hay aspectos que deben cuidarse para evitar lesiones y que algunos descuidos no terminen perjudicando más que beneficiando el desarrollo de la personalidad de los bailarines o su salud.

Es que se requiere una exigencia medida con cuidados al momento de la práctica, como por ejemplo el indispensable precalentamiento. Pueden producirse  desgarros, caídas que provoquen aplastamiento de vértebras o distorsión en articulaciones de las caderas, por mencionar algunos de los posibles riesgos en caso de no tomarse con cuidado.

No saber manejar la frustración y la autoexigencia es otro tema negativo, en particular porque muchas academias participan en competencias.
Lo que Kemelmajer resaltó al respecto es que los papás deben transmitirle al niño o niña que lo importante es disfrutar de lo que se está haciendo y que si no se es el primero, no pasa nada. Puede haber chicos con menos habilidades a los que les gusta mucho bailar y no por eso van a dejar de hacerlo. Esto es complicado en una sociedad en la que el éxito es la pantalla con la que hay que mostrarse a los demás, pero la profesional insistió en que las cosas deben hacerse para sí mismo. "El chico no tiene que violentar su cuerpo ni su psiquis", subrayó.

Desde el punto de vista de esta docente, “no hay una danza mejor que otra, lo que es importante es que esté bien hecha y orientada”. Y consideró que hay danzas más convenientes según la edad. Desde los 3 hasta los 5 años deben estar más orientadas a la expresión corporal, ser más libres y con menos exigencias. Luego de ello se puede pasar a algo más específico y con más técnica. En esta segunda instancia es bueno que los chicos tengan controles médicos periódicos para asegurar el estado de salud, buen descanso y alimentación.

Y el espacio donde se realice la práctica también debe cumplir ciertas condiciones: debe estar ventilado, calefaccionado en invierno y refrigerado en verano, debe ser amplio y con piso preferentemente de madera o con tapete.

La necesidad de contar con docentes profesionales

La coreógrafa Jovita Kemelmajer hizo hincapié en la importancia de que los docentes a cargo sean profesionales. “Últimamente se han puesto de moda algunas danzas árabes, hip hop, brasileñas, que son conocidas como danzas urbanas y mucha gente pone su academia de danza pero no hay una reglamentación al respecto. La reglamentación sí existe para los gimnasios que deben estar a cargo de un profesor de educación  física”, comentó.

Por eso, desde su punto de vista, los padres deben enviar a sus hijos a institutos donde tengan asegurada la profesionalización,  con docentes que tengan como mínimo conocimiento de anatomía y fisiología y preferentemente una formación integral.

Preocupada por este tema, elaboró un escrito en el que asegura que cree que  la educación debe centrarse hoy en las competencias del pensamiento lógico matemático, la lingüística, la resolución de problemas y los valores sociales, “pero esto requiere de profesionales que estén formados en ámbitos académicos competentes. Ese profesional es quien tiene una educación superior, ya sea de grado universitario o no”.

Y agregó que se trata de “una formación que asegure que se cuidará la integridad del alumno al que no se le impondrán exigencias que puedan dañarlo, una formación que facilite una verdadera integración y no la competición desmedida, que despierte vocaciones  y no las frustre, que despierte la curiosidad por el conocimiento y no la mera ejecución, que incentive la imaginación y la creatividad, que fomente la cultura del trabajo y la solidaridad”.

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