La leyenda se agigantará con el paso de los años. No quedará mendocino alguno que no afirme haber sido testigo de la gesta inolvidable de aquel gélido sábado a la noche del 20 de mayo de 2006, cuando el tanque de carne y hueso le rindió homenaje a su homónimo ícono del estadio Feliciano Gambarte.
-¿Qué sentís cada 20 de mayo?
-Es especial, pero no te lo hacen sentir. Le guste a quien le guste, nosotros quedamos en la historia de Mendoza, esa es la realidad. Fuimos el primer equipo de la provincia en ganar un torneo de AFA y ascender a Primera División.
-También fueron los primeros de Cuyo.
-Y jugando una final ida y vuelta. Porque el equipo que ascendió en 2008 no jugó finales para ascender. Por eso nuestro mérito es doble.
-¿Lo decís con rencor?
-No, para nada. Cuanto más pasan los años, la gente valora más lo que conseguimos. Sería bueno que el club haga una cena aunque sea. Fue algo muy meritorio. Se armó un plantel de bajo presupuesto y nosotros pudimos lograr el ascenso en base a esfuerzo, sacrificio, unión y grandes jugadores. Porque teníamos un gran equipo.
-¿Alguna vez te invitaron a ver un partido del Tomba?
-Jamás. No nos dan entradas ni nada, pero tampoco quiero porque no es mi estilo y tampoco quiero ser una carga para el club. Lo único que quiero es que el club nos haga un pequeño reconocimiento, que nos junte y por lo menos nos hagan un asado para todo el plantel.
-¿Tenían alguna cábala?
-Los miércoles nos juntábamos a comer asado y después íbamos al parque a tomar algo. Era un grupo muy sano.
-¿Se mantienen en contacto?
-Tenemos un grupo de WhatsApp y todavía no nos podemos juntar.
-¿Cómo se llama el grupo de los primeros campeones de AFA del fútbol mendocino?
-Ascenso 2006.
-¿Está el Chocho Llop?
-No, estamos nada más que los jugadores.
-Cerrá los ojos por unos segundos y abrilos. ¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza de aquella noche inolvidable?
-El frío que hacía y que el estadio era un racimo de uvas. No entraba un alma. Después, el festejo del último gol, cuando ya sabíamos que ascendíamos y a varios se nos cayeron lágrimas de emoción porque habíamos logrado el objetivo.
-Godoy Cruz ganó la final 3-1 en tiempo suplementario y con dos goles del "9". ¿Cualquier similitud con Kempes del Mundial '78 es pura coincidencia?
-No, la verdad que es demasiado. Soy consciente de que hice dos goles fundamentales, eso lo siento y lo valoro mucho. Me da orgullo el día de mañana poder decirle a mis hijos y nietos que fui partícipe de un gran logro tan importante para un club y una provincia que estaba atrás de Godoy Cruz.
-¿Sos de ver los goles?
-Ya no, en su momento los veía cada dos por tres. Eso sí, te puedo asegurar que cada vez que los veo se me pone la piel de gallina. Fueron los goles más importantes de mi carrera.
-Contá en primera persona cómo fueron.
-El primero fue una jugada por el medio, tiramos una pared con el Coqui (Torres), me la devuelve, la tiro larga y cuando veo que el defensor me va a cruzar, que creo que era Wernly, se tira al piso, Testa alcanza puntear y yo para llegar antes voy al piso y me termina saliendo un remate cruzado al lado del palo. Y el segundo fue un rechazo que Mauro (Poy) agarra en la mitad de la cancha, yo voy corriendo en paralelo, me la da y como no había arquero porque Vega había ido a cabecear, creo que estaba Higuaín tapando, lo único que tuve que hacer fue pegarle fuerte al arco. Por suerte entró.
-¿Qué fue más importante, las atajadas de Torrico o tus goles?
-Sin dudas las atajadas de Seba. Porque si él no tapaba los mano a mano a Higuaín y Carranza hoy no estaríamos hablando de esto. No sólo fue clave en la final, sino todo el año. El equipo también anduvo bien. Fuimos los que más puntos sacamos en toda la temporada.
-De hecho, Los Andes los calificó a ambos con un 10.
-El Pipa Villar también jugó un gran partido, hizo el primer gol y el equipo entero se mató ese día.
-¿A Enzo Pérez se le veía pasta de que iba a llegar tan lejos?
-Sí, sabíamos que tanto él como otros chicos de ese plantel iban a llegar a jugar en Primera. Y Enzo era uno de los que mostraba condiciones para hacer diferencia a futuro. Y así fue. En Godoy Cruz jugaba de 8 y hasta a veces era delantero, como en esa final porque no estuvo Poy.
-¿Cómo calificarías lo de Poy?
-Increíble. Nosotros jugamos el martes con Chicago, el viernes anterior lo habían operado de peritonitis y a los ocho días pudo jugar la final.
-¿Cuántos goles te hizo hacer?
-Varios. Incluso en esa final me dio la asistencia del 3-1. Mauro era un wing clásico que jugaba siempre para el “9”. Fue con uno de los delanteros que mejor me entendí.
-¿Qué significó pelear el puesto con un histórico goleador del club como "Cachorro" Abaurre?
-Con el Cachorro siempre tuvimos una buena relación, de mucho respeto. Ambos sabíamos que jugábamos de lo mismo y cada uno trataba de hacer lo mejor cuando le tocaba jugar. Empecé jugando yo, después jugó él y al final me terminé afianzando en el puesto. Igual, en mis dos etapas en Godoy Cruz tuve que pelear el puesto y nunca fue fácil jugar. En su momento estuvieron el Flaco Miranda, Toti Iglesias, Matías Gigli, otros grandes goleadores. En ese plantel también estaban Lucas Martínez, Julio Mugnaini y Chiaramonte.
-¿Te sentís ídolo del Tomba?
-Sí, la gente, el hincha me lo hacen sentir. Y si todavía el club todavía no nos hizo un homenaje, ya vendrá, todavía están a tiempo. Ojalá no se demoren tanto y que no lo hagan cuando alguien ya no esté.
-En aquella campaña venían mal y fue otro gol tuyo que cambió todo. ¿Te acordás?
-Sí, también contra Chicago, de cabeza y en el último minuto. Empatamos 2-2. Ahí empezamos a levantar un poquito la puntería.
-¿Cuál fue el click?
-Empezamos a confiar y a creer en nosotros. El equipo encontró el funcionamiento y a partir de ese momento anduvo solo. Había grandes jugadores, muy técnicos e inteligentes. Y así todo es más fácil.
-¿Por qué no te quedaste en Godoy Cruz a jugar en Primera?
-No llegamos a un arreglo económico, había diferencias. Yo quería quedarme, pero no se pudo.
-¿Cómo es negociar un contrato con Mansur?
-Durísimo. Pero está bien, cada parte defiende sus intereses.
-¿Tenías representante o peleabas tus contratos?
-En Godoy Cruz tenía un amigo que me ayudaba. Recién en Instituto tuve representante, me manejaba la empresa del Colorado Mac Allister. Hasta ese momento me sentaba a arreglar mis contratos.
-Hace poco, Mansur dijo una frase polémica: "los jugadores juegan por la plata, no por el escudito". ¿Qué pensás?
-Que hay jugadores que juegan por dinero y hay otros que juegan por el sentimiento. No todo es plata en la vida. Cuando entra a la cancha, el jugador se olvida del dinero porque esto lo apasiona. Si a vos en tu trabajo te deben tres meses quizá no vas a trabajar, pero si a un futbolista le deben tres o cuatro meses de sueldo igual entrena, el fin de semana no sale y el domingo va a jugar. Es verdad que todos queremos mejorar en lo económico o si te sale una oferta mejor en lo deportivo y económico la querés aprovechar, eso está claro.
-¿Ganaste mucho dinero?
-Después que ascendí a Primera me empezaron a valorar un poco más en lo económico. Hasta ese momento tenía un sueldo normal.
-¿Con qué otro club te sentís identificado?
-Hay gente que se acuerda de mi paso por Independiente, otra que se acuerda del ascenso con Huracán. Sin dudas, todos los equipos fueron importantes y a todos les tengo respeto. Pero los que estuvimos en ese equipo de Godoy Cruz quedamos en la historia del fútbol mendocino y nos marcó a fuego.
-¿Cuál fue el club donde peor la pasaste económicamente?
-En la Lepra. Estuve nueve meses sin cobrar.
-Después le hiciste juicio…
-Claro, todos le hicimos juicio porque teníamos contrato de AFA y queríamos cobrar.
-¿Cobraron?
-No, cuando entró Vila pasó lo del famoso concurso de acreedores y no nos dieron lugar. Nos dijeron que nosotros no teníamos razón y perdimos un juicio laboral, algo prácticamente imposible.
-¿Te pagaron lo que trabajaste el año pasado en las inferiores?
-Sí, lo que arreglé con el Pitu (Canedo) lo cobré. Dirigí la categoría 2003 de AFA y Liga de la Lepra, hasta que me vino a buscar Luján.
¿Es cierto que tenés contados tus goles?
-(risas) Sí, hice 208 goles.
-¿Y en cuántos clubes jugaste? Estás cerca del Tanque Silva…
-Creo que 18. Eso sí, sin contar San Lorenzo, que es donde hice las inferiores.
-A quién tuviste de entrenador.
-Lo tuve a García Ameijenda, pero me fui a los 17 años. Me peleé con el que en ese momento era el coordinador porque me quería cambiar de puesto, me quería poner de central y yo le dije que no, que jugaba de ‘9’ o me iba.
-¿Por qué te quería poner de marcador central?
-Porque decía que yo era lento para jugar de “9” y que técnicamente tenía buen cabezazo para jugar de central.
-¿Quién era el coordinador?
-Osvaldo Diez.
-¿Y te fuiste a Flandria?
-Anduve por un par de equipos. Ituzaingó, Merlo, pero en Flandria en ese momento me daban algo de plata, un viático para comprarme botines por lo menos. Los otros querían que jugara por amor al arte y por eso fue que arreglé con Flandria, que estaba en la C.
-¿Viviste en un montón de ciudades? ¿Qué te dejó el fútbol?
-La verdad que sí. Ahora valoro mucho más lo que hice, lo que logró, gran parte del país lo conocí gracias al fútbol, vijando, viviendo en otros lados, yendo a jugar. Tuve la suerte de vivir del fútbol durante los 20 años que jugué y nunca estar parado. Quizá me hubiese gustado jugar un tiempo más en Primera, pero es lo que Dios me dio, lo que logré y miro hacia atrás y no me arrepiento.
-¿Por qué te radicaste en Mendoza?
-Porque la madre de mis hijos es mendocina y mis hijos nacieron en la provincia. Aparte, tengo casa propia y, si bien estoy separado, me quedé con ellos acá en la provincia. Sé también que esto del fútbol es muy variado y si sale una propuesta de otro lado me iré a dirigir. Hoy por hoy esto en Luján y en el futuro veremos qué pasa.
-¿En qué momento te diste cuenta de que ibas a ser entrenador?
-Ya era un entrenador con mis compañeros, cuando jugaba. Me gustaba dar indicaciones adentro de la cancha, en el vestuario, ordenar el equipo y corregir los errores. Siempre me gustó esa faceta.
-¿Cómo empezó este camino?
-Comencé como ayudante de campo de Gino Laciar en Unión de Villa Krause. Después dirigió a Huracán Las Heras con Gonzalo Torres, pasó por Rodeo del Medio y después estuvo en Rodeo del Medio y en la 2003 de Independiente Rivadavia.
-¿Te llamaron para dirigir en las inferiores de Godoy Cruz?
-No, todavía no.
-¿Te gustaría?
-Por supuesto. En su momento lo hablé con el Gato (Oldrá), con Chapini y también se lo hice saber a Pepe (Mansur). Ojalá algún día se dé.
-¿Hay técnicos mendocinos capaces de dirigir al Tomba en Primera?
-Sí, por supuesto.
-¿Te animás a dar nombres?
-Abaurre, Martín Astudillo y el Lechuga Alaniz tienen la experiencia y el conocimiento para ocupar ese lugar. Yo espero algún día también tener la chance, ¿por qué no?
-¿Qué características debe tener un buen entrenador?
-Manejar bien el grupo, saber elegir los jugadores y ser claro en el mensaje que quiere dar.
-¿Qué hay de cierto en la frase "el grupo le hizo la cama"?
-Para mí no existe. El que juega está contento, el que va al banco no tanto y el que no juega está enojado. Es imposible que todos se pongan de acuerdo para voltearlo. Cada vez que me tocaba estar afuera trabajaba el doble para ser titular.
Un Tanque todoterreno
Además de su profesión de entrenador el Tanque es celador de la Escuela Héroes de Malvinas, de Las Heras. En febrero pasado, la nueva dirigencia del Granate, encabezada por la flamante presidente Andrea Landi, lo designó como entrenador de Luján Sport Club, donde se encuentra trabajando acompañado por el preparador físico Martín Mirás.
“La pandemia nos perjudicó a todos porque ese fin de semana iba a empezar el torneo de la Liga. No nos queda otra que entrenar vía Zoom hasta que vuelva el fútbol”, cuenta.
Al Granate habían llegado algunos refuerzos como Mario Guerra, Enzo De la Cruz, Federico Palleres y el regreso del "Sapito" Quiroga, entre otros. La otra pasión del Tanque es el futsal. Desde hace un par de años despunta el vicio como pivot del equipo senior de La Cumbre A, que juega en la máxima categoría de Fefusa. En el equipo lasherino jugó junto a otro reconocido ex Gimnasia, Huracán, Argentino y Palmira, entre otros, como Adrián "Fantasma" Benito. "El Cato Salomón se iba a sumar con nosotros pero al final se quedó en el senior de Godoy Cruz", cuenta el Tanque.
Algo personal
Daniel Gonzalo Giménez
Fecha y lugar de nacimiento: 19 de febrero de 1977 (43 años), en Merlo, Buenos Aires.
Puesto: delantero.
Apodo: Tanque.
Altura: 1,88 cms.
Trayectoria como jugador: Flandria (1995-96); San Miguel (1998-01); Defensores de Belgrano (1996-98 y 2010-11); Independiente Rivadavia (2001-02); Godoy Cruz (2002 y 2004-06); Atlético Rafaela (2003); Jorge Wilstermann de Bolivia (2003); Instituto de Córdoba (2006-07); Cobreloa de Chile (2007-08); San Martín de San Juan (2008); Chacarita Juniors (2008-09); Los Andes (2009-10); Justo José de Urquiza (2012); Racing de Córdoba (2012); Deportivo Maipú (2013); Atlético Argentino (2013-14); Unión de Villa Krause (2014); Deportivo Guaymallén (2014).
Trayectoria como DT: Huracán Las Heras (2016); Rodeo del Medio (2017-18); Inferiores de Independiente Rivadavia (2019) y Luján Sport Club (2020).
Títulos como DT: ascenso al Federal A (2016) con Huracán Las Heras.
Títulos como jugador: ascenso a Primera División con Godoy Cruz (2006); ascenso a Primera división con Chacarita (2009) y ascenso al Federal con Unión de Villa Krause (2014).
Hijos: 3. Benjamín (16 años), Victoria (14) y Bárbara (10).