Por Fabián Galdi fgaldi@losandes.com.ar
Lejanos parecen estar los tiempos en los cuales todo futbolista de nivel premium soñaba con jugar en el Calcio, la gran liga que ocupó el lugar de la elite como máxima competencia nacional de clubes a escala planetaria. Entre las décadas del ’70 al ’90, con un punto de inflexión a principios de este siglo y en pendiente pronunciada en el último lustro, el campeonato italiano de primera división – Serie A – pasó de su apogeo en el primer escalón del podio a ocupar cómodamente una segunda línea en la consideración global. Y tan claro declive está lejos de ser un producto del azar o de una circunstancia temporal; todo lo contrario: el proceso de degradación es continuo.
La semana pasada, el alcance de la versión lanzada al aire por el periodista "Tití" Fernández de que Carlos Tevez volvería a jugar en Boca Juniors a mediados de este año, y no cuando finalice su contrato con la Juventus, en junio 2016, se hace más creíble a partir de la escalada de futbolistas que retornaron al fútbol argentino provenientes de Italia en los últimos años, por ejemplo: Mauro Camoranesi en 2011 (Lanús) previo un efímero paso por Stuttgart, Diego Milito (Racing) y Mario Yepes (San Lorenzo) en 2014 y la reciente aparición de Daniel Osvaldo en el Xeneize. Y hay un hilo conductor: volver hasta resignando posibilidades económicas, como si sintieran un desahogo personal en la toma de decisión.
En tanto, la Premier League inglesa y la liga española se disputan cabeza a cabeza los dos primeros lugares en la atracción general; la Bundesliga viene creciendo a paso firme y hasta "Le Championnat" ganó un mayor interés a partir de la inserción del Paris Saint Germain y el Olympique de Marsella en los primeros planos. En Italia, apenas queda Juventus como máxima atracción, al punto de que "La Vecchia Signora" es el actual tricampeón y se encamina hacia el cuarto scudetto consecutivo, con una marcada diferencia sobre el resto.
Otro ejemplo surge en la Champions League, ya que sólo la Juve está en octavos de final y viene de ganarle con demasiado esfuerzo (2-1) al Borussia Dortmund de local. El resto de los equipos itálicos se conforma con la Europa League, el segundo torneo de clubes en importancia, en el cual cinco representantes están en octavos: Torino, Fiorentina, Inter, Nápoli y Roma.
A nivel de selecciones, el proceso es idéntico: dos mundiales consecutivos – Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 – en los cuales la “azzurra” se quedó en primera ronda, casi una burla a la riquísima historia de una selección tetracampeona: 1934, 1938, 1982 y 2006.
Esta primera década del siglo XXI marcó un punto de inflexión en el – por entonces – poderoso fútbol itálico: 1) Milan había ganado dos Champions (2003 y 2007) y en sendas finales intercontinentales contra Boca Juniors había perdido la primera y conquistado la segunda; 2) Juventus había disputado la final de la Liga de Campeones de Europa contra el "rossoneri" en 2003; 3) La base de ambas escuadras le había servido al "azzurri" para coronarse en el Mundial de Alemania e inclusive los 14 futbolistas que disputaron la final en Berlín pertenecían a clubes de la Serie A del Calcio. El último gran logro fue el del Inter de Milan que dirigía José Mourinho y que se quedó con la Liga, la Champions y la Intercontinental en 2010; a partir de allí, con la Copa del Mundo en Sudáfrica como una luz amarilla, apareció el declive que dura hasta hoy día.
¿Hay una causa para que comenzara el proceso de decadencia? Mas que sólo una, parece haber varias. Mientras en lo futbolístico seguía primando el apego a la táctica cual si fuera una verdad revelada y el juego creativo quedaba tan subestimado como ridiculizado, la sucesión de hechos colaterales que ganaron el centro de la escena obraron como efecto dominó.
Los escándalos por corrupción en el arreglo de partidos (Juventus fue condenado al descenso y tanto Milan como Fiorentina comenzaron la temporada con puntos negativos) y el doping, sumado a la actitud negadora y hasta banal de sus principales dirigentes provocaron una estampida de deterioro. Si se le suma la falta de claridad en las negociaciones de pases y el involucramiento de figuras como el delantero Christian Vieri y el entrenador Antonio Conte, ésta suma de factores explica por sí sola como se pasó de la gloria a la decadencia como si fuera una metáfora del destino que le cupo al imperio romano.
El "Caso Conte", incluso, va más allá, ya que en 2012 era el técnico de la Juve y recibió una sanción de tres meses que lo dejó inhabilitado para dirigir, más una multa de 200.000 euros; ahora, es el actual entrenador del seleccionado italiano luego del fracaso de Cesare Prandelli en el Mundial de Brasil.
Hoy, un grande como Milan no puede volver a flote luego de la sucesión de desajustes que dejó la gestión de Silvio Berlusconi, con remezones en el mundillo político cuando "Il Cavaliere" fue vetado en el propio Senado itálico; el Inter fue vendido por su histórico presidente, Massimo Moratti, al magnate indonesio Erick Thohir por 300 millones de euros; la Roma pasó a manos estadounidenses con el trapaso de la familia Sensi a Thomas di Benedetto y en la actualidad podría aceptar la llegada de un grupo inversor chino. Sólo la Juve, que continúa bajo la órbita de los Agnelli (desde 1923), mantiene un impulso positivo y terminó aceptando estampar en la histórica camiseta a bastones negros y blanco la publicidad de "Jeep", a pesar de que sus dueños son los legendarios propietarios de Fiat.
Están muy lejanos los tiempos del Nápoli esplendoroso de Diego Maradona, del Milan de Arrigo Sacchi con los holandeses Ruud Gullit, Marco Van Basten y Frank Rijkaard, de la Juventus de Michel Platini, Zbigniew Boniek, Gaetano Scirea y Dino Zoff, del Inter de las grandes contrataciones como Ronaldo, Zlatan Ibrahimovic, Samuel Eto'o y Luis Figo, por ejemplo. En la actualidad, los fichajes de futbolistas están en un cuarto o quinto término después de los refuerzos que llegan de continuo a las ligas inglesa, española, alemana y francesa. El de Álvaro Morata desde Real Madrid a la Juve se hizo en 20 millones de euros, una cifra muy inferior a la del mercado actual de elite, pero en el Calcio de estos días es sin dudas la más cuantiosa.
Quién lo hubiera dicho tiempo atrás, pero hoy lo cierto es que Italia se ubica en un segundo plano respecto del orden mundial y hasta La Nazionale está 12da. del ránking FIFA. Si encima Tevez alimenta la ilusión del hincha de Boca con un regreso anticipado, todo tiene una explicación: el fútbol italiano debe reinventarse a sí mismo para no quedar en ruinas.