Daniel Oldrá: “Jamás puse mi prestigio por encima de Godoy Cruz”

En una charla íntima con Más Deportes, el ídolo tombino se abrió y habló de todo. Sus inicios como jugador, Mansur, Abaurre, Lértora y, entre otras cosas, los motivos que lo llevaron a aceptar la propuesta de volver a ser DT pese a su negativa original.

Daniel Oldrá: “Jamás puse mi prestigio por encima de Godoy Cruz”
Daniel Oldrá: “Jamás puse mi prestigio por encima de Godoy Cruz”

Son las 12 en punto de un viernes cálido y húmedo en la ciudad de Bahía Blanca, la puerta de la Patagonia Argentina. En el lobby del hotel Land Plaza, Más Deportes aguarda por la presencia de Daniel Walter Oldrá, quien repentinamente entra junto a Alberto Salomón, el Ruso Marcucci y el profe Catalini.

“Voy a dejar estos regalos y bajo”, dice. “¿No vas a almorzar?, pregunta este cronista. “No, yo nunca almuerzo. A esa hora estoy en el club y ya me acostumbré”, cuenta. Y, sentados en los cómodos sillones del moderno búnker mendocino, se arma la charla.

-No almorzás, y el otro día dijiste que tampoco vas al cine....

-Hace más de 25 años que no voy al cine. No voy porque no me acostumbré nunca. Llego y me duermo. Quizá puedo llegar a ver en mi casa. De chico tampoco me acostumbré por la vida que tuve. Normalmente al cine te llevaban tus padres y mi vieja laburaba todo el día.

Era enfermera del Lagomaggiore. Mi viejo trabajó en Irrigación mucho tiempo. Ellos se separaron cuando yo tenía 8 años y yo me quedé a vivir con mi vieja y mi hermano. Además tengo una hermana por parte de mi viejo.

-¿Te afectó mucho la separación?

-En realidad me afectó en que tuve que empezar a vivir la vida de otra forma. Tuve que crecer de golpe. Había que salir a trabajar para traer dinero a la casa.

-¿A qué edad empezaste a laburar?

-Y... debe haber sido a los ocho o nueve años. Era changarín en el Vea de la calle Paso de los Andes. Después empecé a trabajar en el Metro que estaba a unas cuadras de la cancha de Godoy Cruz. Eso me llevó a probarme al club. Ahí nos juntábamos con los hinchas e íbamos a la cancha. Había un grupo compuesto por el Tito Ghione, el Chiche, etc.

-¿Qué recordás de aquellos tiempos?

-Primero, que teníamos una sola cancha que es donde hoy está la pileta, y adonde ahora está la cancha de tenis había otra canchita donde entrenábamos los más chicos con Jonas Cortez. El club tenía la entrada por el zanjón y donde está ahora el playón ahí estaba la vieja cancha de básquet. Era lo único que había.

-¿Quién era tu ídolo?

-En ese tiempo el Víctor era el entrenador de la Primera y nosotros nos poníamos a mirar cómo le pateaba a los arqueros. En esa época también estaban Jometón, al que yo miraba mucho porque jugaba en mi puesto y Pascualeto. Era la época del Mundial '78 y ya vivía el fútbol de otra manera. No tenía televisor y escuchaba los partidos por radio.

-Nada que ver el Godoy Cruz de aquella época con el actual...

-Por supuesto. Yo siempre le digo a todo el mundo. Uno ha ido creciendo a la par del club. En esa época empezó a aparecer el Bocha Ponce, el Taca Andino, el Ruso (Marcucci) ya estaba, el Patón Romero, el Negro Zapata, Andrés Molina. A los 15 me empecé a involucrar con los jugadores de Primera.

Después, cuando paso a Primera, viene la época del Nene Fernández, en el ‘85. Recuerdo que el Nene me echó tres veces. Resulta que me mandaba el presidente (Julio Vega) y el Nene me echaba porque él había agarrado Godoy Cruz y había traído sus jugadores.

Y ya la tercera vez tuve miedo, no quise ir más. Entonces, ahí me llevó el Cabezón Carbini. Y después fue el Nene Fernández el que me hizo debutar de 3 en el Estadio contra el Huracán de Berta, Bachino, Pinino Más, era un equipazo.

-¿Qué recordás de ese partido?

-Salimos 2 a 2. Me tocó marcar a Pinino y al Miliki Moyano, que eran rapidísimos. Anduve bien. Fue cumplir un sueño. Después el Nene se fue y vino Pedro Palazzo, con quien jugué más. Después, con Fornari y el Ruso Marcucci fuimos a jugar un Regional para Argentino y llegamos casi hasta la finales con Güemes.

-¿Qué compañeros tenías en las Inferiores?

-Con el Negro Oscar Pereyra y el Sandro De Luca compartimos muchas cosas porque éramos los tres de la misma categoría. El otro que estaba en mi división era Matías Roby, quien era el “5” del equipo.

-Después se dedicó al rugby...

-Sí, y creo que le hizo un favor al fútbol porque tenía los pies redondos, jeje. Era metedor, cabeceaba bien y tenía mucha presencia en la mitad de la cancha. En Novena jugamos con el Loco Mezzabotta.

-¿Era mejor el fútbol en esa época?

-Sí, para mí sí. Técnicamente los jugadores de esa época eran diez veces más dotados que los de ahora. Se perdió el barrio, el potrero.

Yo me levantaba a las 8 de la mañana, empezaba en la canchita de mi casa hasta las 12. A la tarde iba a entrenarme y cuando volvía me metía en el potrero. ¡Todo el día estábamos con la pelota! Ahora están con el celular, con la play, la computadora... el estudio también cambió. Ahora se hace doble jornada.

-¿Qué estudios tenés?

-Llegué hasta séptimo grado y después hice los primeros años del secundario. Mi mamá luchaba contra mí porque no quería ir a la escuela. ¡Yo quería ser jugador de fútbol! Nunca pensé en otra profesión.

Eso es algo que les digo a mis hijos cuando les insisto en que tienen que estudiar. “¿Pero si vos no lo hiciste?”, me dicen. Pero yo a mi vieja le dije que iba a ser jugador de fútbol y le cumplí. Los chicos de hoy dicen a los padres que les den un año sabático para jugar al fútbol y, si les va mal, vuelven al estudio y están así. Yo siempre fui claro.

-¿Y en la escuela cómo andabas?

-Bien, la llevaba. En la escuela me la pasaba jugando a la pelota y me hacía amigo de los profes. Me gustaba el fútbol, no había casa. Mi vieja veía que en Mendoza no había mucho futuro como futbolista, pero yo le decía que me iba a jugar a Buenos Aires.

-Así, llegaste a River...

-Sí, por eso te digo. En la aventura de subirme a un tren. Primero me fui a Estudiantes, después a Independiente.

-¿Te ibas solo?

-¡Solo me iba! Por ahí hablaban los dirigentes y me iba. Mi idea era pasar el límite, quería ser jugador de fútbol. Si vos vieras cómo viajaba...

-¿Cómo viajabas?

-En el último vagón del tren y sin un solo peso partido a la mitad. En esa época tenías los vagones de primera, camarote... yo iba en el último, je. Había de todo, perros, gatos y todo lo que llevaba la gente, pero a mí no me importaba nada. Iba feliz porque iba a hacer lo que me gustaba.

-¿Cuál fue el primer club en el que te probaste?

-Al primer club que fui a probarme fue a Estudiantes. Fuimos con Marcelo Herrera y nos llevó el Colorado Averza.

-¿Y?

-Todo bien, pero cuando volvimos, Don Julio Vega no me quería dar el pase. Después me fui a una prueba en Independiente con el Indio Solari. Quedé, me vine a Mendoza para llevarme las cosas y me agarra el presidente para decirme que Bianchi, otro dirigente, me había conseguido una prueba en River.

Pasa que yo había jugado un amistoso para Gimnasia contra River en Mendoza. River venía de ser campeón con Francescoli, Alzamendi, etc. El Turco Julio me llevó para jugar en el Lobo y el presidente de River, Santilli, me vio. Parece que después charlaron entre los dirigentes y quedaron en mandarme.

-¿Y qué pasó?

-Me mandaron una semana a River. Para colmo, el tren en el que viajaba se rompió y yo tenía que llegar a la mañana porque me estaban esperando en Retiro.

Llegué a las 3 y media de la tarde, la prueba era a las 5. Imaginate que en ese tiempo no había celular ni nada. Tuve que llamar a Vega para que los dirigentes de River me vinieran a buscar. Llegué al club y hablé con Polola y el profe Bonini. Estaban Aimar y Griguol, que era el DT.

Estaba filmando la práctica la gente del Verona, que había venido a ver a Caniggia porque lo habían vendido junto con Troglio. Yo estaba haciendo diferenciado y se lesiona Montenegro, el 3.

El único que quedaba afuera era yo, así que Aimar le dijo Polola 'calentalo porque lo vamos a tener que poner'. Imaginate. Para colmo, Caniggia de aquel lado, me tocaba marcarlo, y yo que había llegado sin comer y sin dormir.

Dije: 'esto es debut y despedida'. En eso, en la primera pelota que agarro, hago una pared, llego al fondo, quiero tirar el centro y la clavé en un ángulo. Creo que el arquero era Pumpido. Imaginate... ya me solté, Caniggia no me desbordó nunca y me salieron todas.

Yo me iba a quedar en la concentración de River, pero me sacaron por otro lado y me llevaron al Hotel Conquistador sin tener contacto con la prensa ni nada. Al otro día, estoy esperando para ir a entrenarme y no me llevan al entrenamiento; me llevan a la oficina de Santilli, quien me dijo 'pibe, váyase a Mendoza que cuando abra el libro de pases yo lo voy a traer'.

Me dieron los pasajes en avión. Imaginate que yo nunca me había subido a un avión. Al llegar a Mendoza, cuando lo conté no me creía nadie. En ese tiempo estaba jugando en Argentino. En ese momento estaba Pitón con Vega, que fueron dos de los hacedores de todo lo que fue Godoy Cruz en su primera etapa para ser lo que hoy es el club.

Ellos viajaron para arreglar mi contrato y después que quedé en River, le cuentan la historia que no me habían dejado mostrarme más porque vendieron a México a Erbín por Oldrá. Los dos teníamos pelo largo, sí, pero él era derecho y yo zurdo. Mirá si eran rápidos, ja.

-A Godoy Cruz le entró buena plata por tu venta...

-En esa época fueron como cien mil dólares.

-¿Y cómo te fue en River?

-Bien. Porque todo lo que uno puede producir después como jugador y como técnico es en parte gracias a esa experiencia. Conocí a Griguol, Menotti, Merlo, Alonso, Passarella. Si hoy estoy en el fútbol es porque tuve un aprendizaje diferente gracias a ellos.

-¿Cuántos partidos jugaste?

-Y... tengo que haber jugado entre quince y veinte partidos. Pasa que después me lesioné esta pierna (se levanta el pantalón y muestra la cicatriz en su pierna izquierda), fue un desgarro mal curado y me quedó la pierna muy mal.

Es más, me operó el doctor Seveso padre y ellos pensaron que no iba a jugar más. Después me fui al Blooming de Bolivia. Entonces, todo lo que viví en esos años, en los que aprendí un montón de cosas, es lo que hoy puedo aportar en mi carrera deportiva como coordinador o como técnico.

Por eso vos me preguntás si voy al cine, no. Consumo fútbol y nada más. Estoy todo el día viendo libros, videos. Soy un tipo que me gusta indagar, ver, aprender.

-¿Leés los diarios?

-Sí, consumo todo.

-¿Te enojás con los periodistas?

-No, yo sé cuáles son mis virtudes y limitaciones. Soy respetuoso del laburo del periodista. Entre jugador, coordinador y técnico llevo treinta años de carrera y nunca he tenido un problema con un periodista. He tratado de ser lo más cordial posible. Siempre he sido un tipo muy coherente, nunca me he puesto en lugares donde no me corresponde.

-¿Es verdad que en aquel famoso partido contra San Martín de San Juan en el que zafaron del descenso al Argentino A le dijiste a Luis Blanco que no te pusiera?

-No, porque él estaba indeciso. Habíamos perdido con Almagro y empezó la semana haciendo fútbol todos los días. La duda era si jugaba yo o el Rafa (Iglesias). Y llegó el viernes y otra vez fútbol. Él no sabía si ponerme a mí, si poner al Rafa o ponerlo a Nasta. Hasta que un día le dije en el vestuario: “Decidite por cualquiera porque acá nadie va a hacer problema, pero no hagamos más fútbol porque vamos a llegar con las piernas muertas’. Entonces él se decidió a ponerlos a ellos dos y yo me quedé en el banco.

-¿Vos querías jugar?

-¡Cómo no voy a querer jugar si era el último partido! Además yo ya había dicho que me retiraba. Después jugué el último contra Arsenal acá y colgué los botines.

-¿Alguna vez en Godoy Cruz te pasaron factura por haber jugado en la Lepra?

-No creo, el que tiene historia en Godoy Cruz no me puede decir nada porque Independiente y Godoy Cruz no era un clásico y todos los jugadores de Godoy Cruz iban a Independiente y viceversa. Vega me prestó una vez a Independiente e hicieron el polideportivo que hoy Godoy Cruz tiene. Fueron dos etapas en la Lepra.

Primero, con 17 años cuando el presidente era Gutiérrez, y después cuando me vendieron a Bolivia y estuve 8 meses sin jugar porque no quería volver más a Bolivia. Godoy Cruz no podía comprarme el pase porque pedían 100 mil dólares. Al final, el que lo rescató fue el Petiso Martínez; jugué en Independiente ese año y después me quedé con el pase y me vuelvo a Godoy Cruz automáticamente.

-¿Qué sentiste al ganarle esa recordada final a Godoy Cruz?

-La jugué y la pasé muy mal porque los hinchas de Independiente pensaban que yo iba a ir para atrás. Ganó Independiente 2 a 1 y hubo dos goles en contra. Recuerdo que terminó el partido y me metí al vestuario de Godoy Cruz para consolarlos.

Terminé, Martínez me dio  el pase y me volví a Godoy Cruz. Resigné toda la deuda que tenía Independiente conmigo, a todos le dieron terrenos y yo lo devolví. Yo me porté como un señor.

Y en esa época los jugadores de Godoy Cruz iban a Independiente y los de Independiente iban a Gimnasia, Godoy Cruz y viceversa. En esa época, el Víctor jugó en Independiente. Era algo típico. Ahora, si vos me decís ahora sí hay más rivalidad.

-¿Dirigirías a la Lepra?

-No puedo. A Independiente le tengo respeto, pero por más que me quede sin laburo no podría dirigirlo porque sí estaría traicionando al hincha de Godoy Cruz.

-Igual, el hincha de Independiente te respeta....

-Es que el mendocino en general me respeta porque por más que yo he dejado la vida en Godoy Cruz, he respetado el fútbol mendocino en general y le he aportado muchas cosas desde muy chico. Y el hincha de Independiente me tiene que respetar porque yo nunca le he faltado el respeto. Al contrario.

-Vos alguna vez dijiste que el clásico de Godoy Cruz era San Martín de San Juan y no Independiente, ¿lo sostenés?

-Sin duda, el clásico de Independiente es Gimnasia. Yo no puedo cambiar la historia de Mendoza. La rivalidad cambió, es cierto. Pero se debe a que Godoy Cruz creció e Independiente siempre quiso ser el más grande. Yo cuando tenía diez años los únicos equipos que se nombraban eran Independiente, Gimnasia, San Martín y Huracán, y después veníamos nosotros y Maipú.

-¿Hoy Godoy Cruz es el más grande?

-Seguro. Y dentro de diez años te vas a dar cuenta mucho más por la generación de los chicos. Yo cuando jugaba en Godoy Cruz no veía nunca una camiseta en Las Heras ni en San Rafael.

-¿Y te da bronca que digan que es una moda?

-No, para nada. Cada uno que piense o diga lo que quiere. Te doy un ejemplo: antes los chicos eran de un equipo de Mendoza y de Boca o de River. Hoy, gracias a Godoy Cruz, todos esos pibes son de Godoy Cruz y nada más. El fútbol cambió para todos.

-¿Quién es el máximo ídolo de la historia de Godoy Cruz?

-No sé, no me interesa ni pretendo serlo. Podrán decir que soy yo u otro, pero está claro que yo siempre he dejado mi prestigio personal de lado por el club.

-¿Para vos quién es?

-Y, para mí el Chalo Pedone, porque era en ese momento el referente que uno tenía cuando era chico. Después, la gente podrá tener el suyo y es valedero. El Cachorro (Abaurre), el Ruso (Marcucci) y el Rafa (Iglesias) son ídolos, no hay duda de eso.

-¿Dirigiendo exponés esa condición de ídolo?

-He dejado la vida por Godoy Cruz. Estoy desde los 8 años en el club, yo no soy uno que pasó y no dejó nada. He crecido al lado del club. Hay una frase que dice ‘los jugadores y los técnicos pasan’. No, yo no voy a pasar, voy a estar toda la vida porque he resignado un montón de cosas, como dirigir equipos grandes.

El Chocho Llop me quiso llevar a Racing, a Banfield. Cuando ascendí y dejé de dirigir me podría haber ido a otro club, cuando me vinieron a buscar de River para hacerme cargo de las inferiores cuando habían descendido al Nacional B, no me fui. Me quedé y dije que mi lugar era Godoy Cruz.

Me vinieron a buscar millones de equipos de la B Nacional. He resignado mucha plata por el club. Y te digo más, cuando nos fuimos al descenso el primer año con el Chocho, se fueron todos, no se quiso quedar ninguno. Hasta jugadores iniciados en el club no querían seguir jugando.

¿Quién fue el único que se quedó a poner la caripela? Oldrá.  Entonces, cuando me dicen del prestigio yo les digo ¿qué prestigio? Mi único prestigio es Godoy Cruz.

-¿Por qué nunca te quisiste ir?

-Porque no me veo en otro lugar que no sea Godoy Cruz. Me fui pocas veces de Mendoza y del club, pero lo sufrí un montón porque mi cabeza en lugar de estar puesta en el equipo que me había llevado, estaba pensando en Godoy Cruz. Entonces, ese es el temor que tuve de irme. Soy un tipo sentimental, las cosas que hago es porque las siento.

El día de mañana que no quiera estar más en Godoy Cruz, voy a ser el primero en irme. Y también soy consciente de que el día que yo no le sirva a Godoy Cruz y me tengan que pegar una patada en el culo, me la van a pegar. Es así, y hay que estar preparado para eso.

-Es difícil imaginar que Mansur te eche o que los hinchas te insulten...

-No sé si es difícil. Uno no lo piensa, pero soy consciente porque esto es fútbol profesional y se juega por plata. ¡Acá en Argentina lo putean a Messi! Imaginate entonces qué queda para los demás.

La espalda es relativa, yo creo que estoy en igualdad de condiciones que cualquier otro DT. En las veces anteriores que me tocó dirigir, cuando vi que la cosa no iba supe decir 'hasta aquí llego. Traigan otro técnico’. Caso contrario, hubiese sido egoísta de mi parte. Yo no puedo hipotecar mi casa.

-Desde que asumiste interinamente cuando se fue Mayor dijiste por todos lados que no ibas a seguir. ¿Qué te hizo cambiar?

-Yo personalmente sentí que tenía dos opciones. O me quedaba en el club como técnico o me iba. Mansur ya había decidido y no quería fallarle. O agarraba o me iba.

-¿Y pensaste en irte?

-Sí, uno lo piensa todos los días.

-¿Y vos por qué no querías dirigir?

-Porque yo estaba bien donde estaba y, te voy a ser sincero, en algún momento pretendí que Abaurre fuera el técnico. No me sentía preparado para ser técnico.

-¿Creés que en algún momento el Cachorro va a dirigir Godoy Cruz?

-Por supuesto que lo va a tener como lo he tenido yo y porque él ha sido parte de la historia de Godoy Cruz, pero acá el que toma las decisiones es Mansur..

-...y Mansur dijo que el único capacitado para dirigir a Godoy Cruz es Oldrá.

-Está bien, pero eso lo dice porque tengo un ascenso a Primera, nada más. Y porque he tenido un recorrido más que el Cachorro, que si se sigue formando lo va a tener. Seguro que lo va a tener.

-¿A cuántos técnicos de Godoy Cruz trajiste vos?

-No, muy pocos. A Cocca lo conocía de River, tuvimos una charla y nos pusimos de acuerdo. Con el otro que tuve relación fue con Almirón. Por suerte las dos apuestas salieron bien. Igual, esto es un trabajo en conjunto. Si no tenés un poco de ingenio, no podés subsistir.

-El club se ha transformado en el principal proveedor de los grandes. No sólo de jugadores, también de técnicos.

-Pero si no hubiera hecho eso, hoy Godoy Cruz no estaría donde está. Te lo puedo asegurar.

-Entonces no te da bronca que se hayan ido Fernández, Rodríguez y Aquino.

-(Risas) Sí, te da bronca porque el club grande te desarma y el jugador hace lo que quiere con vos. Le prestás la camiseta a un tipo y lo hacés conocido en el fútbol argentino y después te dan por la espalda, no quieren entrenar, se tiran a chanta.

-¿Es el caso de Lértora?

-No, lo de él es un contrato particular.

-Pero Godoy Cruz lo manda a Coquimbito para no mostrarlo...

-Y, pero también hay que entender a los dirigentes porque si el jugador no renueva contrato, tapás la posibilidad a otro jugador y en seis meses se tiene que ir.

-¿No te sirve?

-Servirme me puede servir, pero no como proyecto a largo plazo.

-No se te ve nervioso por la falta de refuerzos...

-Uno lo asume. Tengo la esperanza de que lleguen. Esto va a ser difícil, es un equipo nuevo. Fijate que contra Sarmiento estaban jugando casi seis jugadores de inferiores. Es un proceso difícil, va a ser complicado. Es un campeonato atípico, y mucho más duro.

-¿Y qué papel van a cumplir los juveniles en este equipo?

-La idea es que se vayan mezclando con los más grandes y que se vayan consolidando. Se puede consolidar uno por línea, más no podés. Vos fijate el promedio de edad que tiene Olimpo y Sarmiento de Junín, y el que tenemos nosotros.

-¿Y cómo se soluciona?

-Con jugadores de jerarquía que tengan más de 50 partidos en Primera. La idea es ponerle a Emma García otro "5" con experiencia, lo mismo a González. Son pibes que se van a ir afianzando a medida de los partidos que le vayamos dando.

-Es una apuesta arriesgada. Si sale mal, le caen a Mansur. Y si sale bien, va a ser mérito tuyo...

-No creo que sea así. Esto es un laburo en conjunto. Hay que tratar de mejora esto. Por eso otra de las cosas que me llevó a ser técnico es que no se pierdan esos pibes que están saliendo. Hay que terminar de formarlos. Hoy, Zuqui y Olivares son una realidad. Hay que bancar al resto que viene apareciendo.

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