Daniel Navarro (25) le interesaban las campañas de Greenpeace pero no podía participar porque le resultaba imposible viajar a Buenos Aires. Así es que optó por sumarse como socio donante y aportar una cuota mensual.
Sin embargo, esto le terminó pareciendo insuficiente y comenzó a insistir a la organización con que Mendoza era un campo propicio para crear un grupo, porque está muy arraigada la cultura ambiental y hay diversas organizaciones trabajando en la problemática.
Finalmente, logró que Greenpeace accediera a abrir una agrupación local y Daniel fue designado coordinador. Pese a que hace apenas cuatro meses que nació el grupo, los voluntarios activistas mendocinos ya son 40 y otros 40 participan de manera irregular en las actividades.
Hasta ahora, adhirieron a dos campañas nacionales: la primera para reunir firmas en contra de que se permita la explotación minera en la Reserva San Guillermo (en San Juan) y la segunda, para Salvar el Ártico.
Daniel cuenta que para sumarse a esta campaña se manifestaron en la intersección de Colón y España -frente a la estación de servicio de la petrolera que tiene perforaciones en el Polo Norte- el 5 de setiembre. Y el 15, cuando se cumplió el 42° aniversario de la organización ambientalista, lograron que unos 150 mendocinos se unieran a la bicicleteada por el Ártico, algunos en bici, otros en skate y otros más hasta caminando.
El enfoque pacífico
Aunque tiene hermanos guardaparques y otros familiares que trabajan en actividades relacionadas con el ambiente, Daniel Navarro se recibió hace tres años de óptico contactólogo. Y si bien su profesión nada tiene que ver con lo ambiental, el joven cuenta que la experiencia en el manejo de equipos de personas le resultó útil para su tarea como coordinador del grupo Greenpeace Mendoza.
Sobre los motivos que lo llevaron a elegir esta entidad en lugar de otras que ya desarrollaban su labor en la provincia, explicó que le gusta el método de trabajo y, sobre todo, que se transmite el mensaje de una forma pacífica. "Algunas organizaciones ambientalistas buscan hacer el mayor ruido posible, pero Greenpeace llama la atención por no hacer lo mismo que hacen todos", planteó y señaló que en las campañas que han desarrollado en la provincia la gente les ha manifestado precisamente esto.
Como contraparte, indica, hay quienes se acercan a la entidad y se sorprenden porque no se abordan problemáticas locales, sino globales, y la función de los diferentes grupos es adherir a campañas mundiales. Sin embargo, el joven subraya que son situaciones que involucran a todos. La propuesta "Salva el Ártico" (que dejó 30 activistas detenidos en Rusia, dos de ellos argentinos, ver aparte), por ejemplo, se concentra en que los hielos en los polos cumplen un papel fundamental en el equilibrio climático.
Pese a esto, Daniel adelantó que tienen pensado elaborar propuestas para las escuelas que generen conciencia en los más pequeños, ya que son quienes luego transmiten ese conocimiento a sus padres. Los temas que quieren desarrollar en este ámbito sí estarían vinculados a temáticas más específicas de la provincia, como la importancia del cuidado del agua, la contaminación y el reciclado.
Argentinos detenidos
Como Navarro recién se convirtió en activista cuando se abrió el grupo local, no pudo participar de otras campañas y no conoce personalmente a Camila Speziale (21) y Hernán Pérez Orsi (40), los dos argentinos que fueron detenidos por el gobierno ruso junto con otras 28 personas la semana pasada, cuando viajaban en un barco en una misión de Greenpeace. El joven señaló que sí había escuchado sus nombres y sabía que participaban de una agrupación especial, que desarrolla acciones más arriesgadas.
Daniel indicó que la organización ambientalista siempre evalúa las consecuencias de una determinada acción y se evita que la vida y el bienestar de los participantes corran riesgo. "Los chicos no estaban haciendo nada ilegal", subrayó. Desde la entidad se emitió un comunicado en el que destacan que el barco navegaba en aguas internacionales y que se trató de una protesta pacífica, mientras para considerarse piratería -el delito del que podrían acusarlos- deberían haber intentado robar o ejercido violencia.
Y si bien el joven mendocino se entusiasma con las actividades que están comenzando a desarrollar en Mendoza, también aspira a formar parte de alguna de estas acciones de impacto. "Me gustaría mucho participar en una de esas campañas", manifiesta, aún cuando todavía no se sabe cuál será el destino de los detenidos.
