Para el productor Daniel Mazzocca, los perfumes que emanan sus plantas aromáticas han obrado un cambio profundo en su vida cotidiana.
Ubicado a 26 kilómetros del corredor de Cacheuta, el vivero de Mazzocca, llamado AlmaZen de Aromáticas, posee dos mil metros cuadrados y alberga una amplia gama de plantas como tomillo, ajenjo, paico, azahar, hinojo y rúcula. El emprendimiento - que se encuentra a la vera del río Mendoza- no sólo le permite conectarse y crear lazos con la tierra a través de sus manos sino que también le posibilita todos los días, según sus palabras, “conectarse con la génesis de la naturaleza en su estado más puro”.
-¿Cómo se encuentra su negocio este año?
-Hace 15 años que vivo en el lugar y el vivero lo empecé hace 5. No fue algo planificado, la idea del vivero fue naciendo porque tenía una huerta orgánica donde cultivaba productos de huerta, desde tomate, lechuga, pasando por zanahorias y pimientos. Las aromáticas se fueron dando por intuición y no por una planificación.
La idea del vivero nació como un hobby, aproveché los bancales de las huertas y allí mismo los utilicé para las aromáticas y plantas medicinales. Ahora soy un vivero intermediario, digamos que me nutro de otros productores, y en este momento estoy más abocado a las plantas nativas.
-¿De qué tipos tiene?
-Tengo jarilla, arrayán -que yo le digo cedrón del monte- y piquillín.
-¿Qué usos se les da y a quién se los está vendiendo?
-Por lo general mis clientes son personas que están cada vez más interesadas por tener jardines de muy bajo requerimiento de agua, muy aptos para la zona nuestra del centro-oeste de Argentina, que es árida. Las aromáticas son muy aptas para el uso medicinal y cosmético. Estos sectores las utilizan con más frecuencia.
Hay un comprador que hace cremas para la piel, por ejemplo; la planta de jarilla es muy buena para los procesos de artritis, artrosis, afecciones de la piel en general y también hay -por caso- crema de dantén malvarrón como un antiinflamatorio. Lo que sucede es que la mayoría de las plantas, por no decir todas, tienen alguna propiedad medicinal; se utilizan mucho para la cocina también.
-¿Y en esos casos proveen a determinados restaurantes?
-No vendo en especial pero sí han venido algunos chefs y cocineros, y así he aprendido mucho de ellos. Por ejemplo, no sabía que una planta como el curry, que le decimos por su hoja el sol de oro, es muy usada en la cocina. Y después los clásicos romero, tomillo, estragón, ajedrea... son todas plantas que se utilizan en la comida para dar gustos más sabrosos a carnes vacunas, pollos y salsas. La salvia también es una planta que va muy bien con las salsas rojas y el estragón con el pescado. La sedrera es una planta que, como condimento, ayuda mucho a digerir las carnes.
-¿Tiene medida la cantidad de plantas?
-No, no las tengo contabilizadas. El vivero lo tengo en donde yo también vivo; es muy particular y está todo integrado. Es un lugar precioso con una vista imponente y única hacia el río Mendoza.
-¿Qué precios tienen las aromáticas?
-Las plantas cuestan entre $ 20 y $ 25. Otras que salen fuera de la línea de las aromáticas pueden valer $ 40 cada una.
-La inflación, ¿cómo les impacta?
-Se ha sentido. Hablando con los dueños de los viveros agroproductores han notado una disminución considerable de las ventas, entonces lo que suelen hacer es ofrecer promociones, porque la planta es un artículo vivo para tratar de venderlo, si le sumamos la humedad que estamos teniendo, hay mucha podredumbre. Esto hace que quieran acelerar la venta por medio de promociones para que se lleven las plantas. En mi caso particular no he sentido tanto un aumento considerable en los precios.
-Pero debe tener el impacto en los precios de los fertilizantes y agroquímicos.
-No uso absolutamente nada, trato de utilizar remedios y fertilizantes naturales. Muchas de esas plantas se utilizan en la comida, por lo que trato de no usar nada químico.
-¿Las ventas se producen íntegramente en el vivero?
-Así es. De todas formas, he hecho el transporte de muchas plantas a clientes y ese costo lo he absorbido. También hemos participado de algunas ferias; casualmente acabamos de estar en una feria en Chacras de Coria. En la Green Market no hemos participado porque estaba cubierto el cupo de gente que trabaja con plantas.
-¿Las ferias son buenas vidrieras para vender la producción?
-Sí, suelen ser muy rentables porque la gente está muy ávida de tener su plantita y poder cocinar también con un producto totalmente natural. O, simplemente, las buscan para decorar su casa. Nos ha ido muy bien con las ferias. Este tipo de eventos aumentan las ventas y fidelizan clientes.
Perfil
Daniel Mazzocca (54) es soltero pero vive en pareja con la docente Elizabeth Eidrich. A su proyecto llegó cuando se contactó con un promotor del INTA del programa Pro Huerta. "Tuve la suerte de conocer a Daniel San Martín, que hoy en día es mi amigo. Así que a lo largo del tiempo me ha ayudado mucho, me enseñó a reproducir las plantas".