Luis Daniel Caserio es otro de los tantos mendocinos que buscó un mejor porvenir del otro lado del charco. Su sueño arrancó en Mendoza, se trasladó a Buenos Aires, más precisamente a Boca Juniors, cuando el Xeneize transitaba los últimos días dirigenciales de Alegre-Heller. Con Mauricio Macri siendo favorito para ser el nuevo presidente, en las divisiones formativas muchos chicos buscaban hacer realidad el sueño de llegar a Primera. Uno de esos casos fue el de Luis Daniel Caserio, un mendocino que pasó por muchos lugares antes de radicarse en Italia. ¿Pero quién es Caserio? Los que peinan canas lo tendrán más presente que los treintañeros de ahora. "Jugué en Andes Talleres, estuve a punto de fichar por Godoy Cruz, pero surgió lo de Boca y me fui a Capital Federal", recuerda este lujanino que se mantiene activo en Scarnafigi, un equipo del ascenso italiano, en cuyas categorías realizó la mayor parte de su campaña deportiva.
Pero no solamente habló de fútbol. "Estamos muy preocupados por la pandemia. hace más de un mes que la situación es cada día peor", cuenta. Regresando a su pasión, nos explica que desde hace 20 año está radicado en Italia, "un país que me trató siempre muy bien, en el cual nunca me faltó el trabajo y al que no cambiaría porque llevo toda una vida acá".
-Seguís jugando, para los que no te conocieron ¿qué características de juego tenías?
-Nunca supe venderme bien (se ríe), pero toda mi vida fui delantero. No soy goleador, aunque siempre hago muchos. Siempre traté y lo sigo haciendo, de estar en contacto con la pelota, en la generación de juego. Tengo 41 años y si bien para muchos puedo ser un veterano, sigo jugando y considero que lo hago en un buen nivel.
-Estuviste en Boca, pasaste por el fútbol español, viniste a Luján y en la Lepra no quedaste cuando todo estaba arreglado, ¿qué pasó?
-Lo de Independiente fue una pena. Estaban en el plantel el Negro (Luis) calvo y el Patón (Ezequiel) Andreoni y como DT Cachín Blanco, quien me había pedido. La verdad que estaba todo acordado con la dirigencia. Había tenido una buena temporada en Luján de Cuyo y en la Lepra me querían, pero un día recibo un llamado por la mañana y me dijeron que el pase se había caído porque la plata que nos prometían en el contrato no existía. Entonces mi representante me dijo que tenía otras alternativas de Europa, y no lo dudamos. Me vine a la Regina (Serie C), donde hicimos un gran campeonato, luego se terminó el préstamo y tuve que volver a Boca.
-¿A ese Boca había llegado Carlos Bianchi?
-Yo estaba de antes, llegué con edad de Cuarta División cuando el Bambino Veira era el técnico. Quería hacer realidad mi sueño, pero Veira fue muy claro. Nos dijo a los más chicos que se la iba a jugar por gente de experiencia porque Boca no podía seguir experimentando. Entonces me vine a Reggio Calabria y después volví a Boca cuando asumió Bianchi. Fue algo grandioso, recuerdo que un día Carlos me habló y me dijo 'Daniel, usted debe ganar más experiencia', y por eso me fui con otro préstamo al Badajoz (Segunda División de España). Bianchi fue una gran persona, me aconsejó mucho en ese tiempo, porque imaginate que adelante mío había jugadores como Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Barhijo, el Pollito Herrera, Aróstegui, Alfredo Moreno, Fernando Pasquinelli, Héctor Bracamonte y el Chelo Delgado. Era imposible llegar con tantos delanteros adelante.
-¿Bianchi te recomendó buscar nuevos horizontes?
-Claro, vino con las palabras justas. Después el tiempo le dio la razón porque la mayoría de esos delanteros ganaron absolutamente todo con Boca. Pero no solamente eso, sino que tienen el rótulo de ídolos. Bianchi fue muy sincero, aunque me dijo que me tenía en cuenta porque me llevó a dos pretemporadas con el plantel profesional.
-Y de aquellos jugadores, ¿tenés relación con alguno?
-Hasta no hace muchos años, hablé con los Mellizos Barros Schelotto y también nos escribíamos con el Chipi Barhijo. Era como el niño mimados para ellos. Siempre me trataron realmente muy bien y me hacían sentir uno más. Eso fue la clave de ese boca que se empezó a armar a principio del 2000. Todos tenían hambre de gloria y encima eran dirigidos por un maestro como Bianchi. Más acá en el tiempo, dejamos de tener contacto, ellos hicieron una excelente carrera, y en lo personal, no me quejo de la mía. Con Bracamonte estuvimos en Badajoz, pero después nos separamos y no volvimos a coincidir en ningún otro club.
-Después de esas experiencia, ¿llegás a Luján?
-Exacto. Fue difícil porque llegué a un equipo armado, con la mayoría de jugadores que estaban en Chacras de Coria. Igual me sentía cómodo porque Raúl Tamagnone y (Domingo) Arce se portaron muy bien conmigo, y además estaba cerca de mi familia.
Después con Salvador Ragusa no teníamos las mismas ideas de juego, y no rendí como hubiese querido. Para mí el fútbol era una cosa y para él otra totalmente diferente, aunque por ahí el equivocado era yo. Después me fui, entrené un tiempo en Gutiérrez y surgió lo de Independiente, que después no se terminó dando.
-¿Y de nuevo a Boca?
-Sí, debía presentarme en el Hindú Club, donde entrenaba Boca en ese momento. Estaba Jorge Griffa en las divisiones inferiores, y me llevó a la Reserva, pero como tampoco tenía mucho lugar, con Bracamonte, Adrián Guillermo y un chico Valdez nos fuimos al Badajoz. Cuando se cumplió ese préstamo, regresamos y en Boca ya nada era lo mismo.
-¿Por qué?
-Hubo muchos cambios. El equipo había empezado a ganar títulos y una persona se nos acercó y nos dijo que se queríamos firmar otro contrato debíamos hacer lo que ellos nos decían. En mi caso no lo hice. Querían que fuéramos a este equipo, al otro, pero yo no quise. Griffa me dijo que era una pena que me fuera, que confiaba en mí, pero que no podía cortarme la carrera. Ese dirigente hizo sus negocios con muchos jugadores.
-¿Te arrepentís de no esperar otras chances en Boca?
-Tengo solamente un remordimiento, de no haberle contado a Bianchi esa situación contractual que me proponía esa persona. Para mí él no sabía nada lo que pasaba de la Reserva para abajo.
-También pudiste haber llegado a Godoy Cruz
-Sí, el contacto se dio mediante el Coli (Mario) Cornejo. Me llevó para que hablara con Alberto Garro y sinceramente había chances de quedar. Pero después resulta que llegó un delantero desde Belgrano de Córdoba (creo que fue el Lute Oste), por lo que tuve que pensar en otras opciones. Ahí pensé que Mendoza no era para mí. El fútbol de Mendoza nunca me trató bien, y eso que no era un jugador conflictivo ni caro para las economías de los equipos que jugaban en categorías importantes. Todo hasta que un día me levanté y empecé a buscar el triunfo lejos del país.
-Hablás con cierto rencor
-Puede ser. Me hubiese gustado triunfar en la tierra de mi familia, donde nací, pero por algo pasan las cosas. Ahora no me quejo. Hice una gran carrera, siempre me cuidé mucho, no tuve grandes lesiones y todavía sigo jugando. Trabajo y juego, me gano el pan con el sudor de mi cuerpo. Después que no haya podido trascender en un equipo de Mendoza fue una cuenta pendiente, aunque en Italia nunca me faltó nada. Quizás no jugué al máximo nivel (Seria A), pero si lo hice en categorías importantes del ascenso. Todos los años tengo propuestas para fichar por algún club, y eso que no soy joven. Eso quiere decir que uno supo tener conducta tanto adentro como afuera de la cancha. Soy un agradecido a este país, porque además acá formé familia y tengo nuestra casa. Nunca voy a entender porque en Mendoza no se me valoró más. Acá llevo 20 años jugando y siempre me respetaron, con punto y coma lo que firmamos. Lo que pasó en argentina ya pasó.
-Y si algún equipo de Mendoza te llama ahora para trabajar…
-Agradecería por cordialidad, pero diría que no porque tengo todo en Italia. A la Argentina hace seis años que no regreso, por cuestiones de salud de mi mujer, aunque tengo el resto de mi familia viviendo en Luján. También están en el país mis grandes amigos también, como El Chueco Nonino, el Laucha Lucchetti, con quienes nos juntábamos para hacer trabajos con pelotas cuando éramos chicos. Se los extraña mucho, pero no volvería a vivir en Argentina.
-En Badajoz tampoco la pasaste bien...
-Fue una experiencia rara, porque pasaban un montón de cosas. Uno no sabía qué pensar. Fue el tiempo donde Marcelo Tinelli acercó dinero y jugadores. Todo muy raro, momentos que prefiero no recordar ni contarlos.
Ficha personal
Nombre: Luis Daniel Caserio
Fecha de nacimiento: 10/04/1979.
Lugar de nacimiento: Mendoza.
Puesto: Delantero.
Trayectoria: Boca Juniors (1997-01), Badajoz de España (2000-01), Luján de Cuyo (2000-01), Argers de Rumania (2000-01). En Italia: Reggina (2001), Casarano (2002), Aosta Sarre (2003), Charvensod (2004-2005), ACSD Saluzzo (2006), Favria (2007), Pinerolo y Rivoli (2008), AC Settimo Torinese (2009-2010), Asti (2011), AC Sciolze (2012), Saluzzo (2013-2016), Olmo (2017), CSF Carmagnola (2017-2019) y Scarnafigi (actualidad).
Sus experiencias con Pekerman y Kempes como DT
"José Pekerman fue otro de los grandes entrenadores que tuve, como Bianchi, que a pesar de que no me dirigió oficialmente, aprendí mucho de él durante los entrenamientos. En la Selección Sub 17 se formó con gran equipo y hasta tuve la suerte de hacer un gol (NdR: ante Costa Rica). José siempre me habló muy bien. Después también me citó para la preselección Sub20, aunque no quedé, siempre fue un agradecido. Era un didacta, un adelantado para el fútbol de esos tiempos. Tuve mucha educación como jugador y Pekerman me dio todas las posibilidades, cosas que te quedan en el corazón para siempre".
-Había jugadores que después se consagraron
-Sí, como Esteban Cambiasso, Sixto Peralta, Aldo Duscher, Pablo Aimar, Fabián Cubero, Daniel Islas y César La Paglia, entre tantos otros. Un equipazo, con grandes personas.
-Y en Italia fuiste dirigido por Mario Kempes…
-Claro, en Casarano. Yo había estado en Reggio Calabria, donde jugaba Mariano Montefiore (ex Vélez) y él tenía un representante (Gerardo Zembrino), quien nos contactó con Kempes, un espectáculo de persona. Lo conocía de Mendoza porque él había trabajado en las escuelitas de fútbol en el Malvinas Argentinas. Un DT que sabía motivar al jugador y explotar las condiciones de cada uno. Nos defendía mucho. Un día, ganamos un partido y nos habían insultado mucho, salió de la cancha y se agarró a trompadas con los hinchas rivales. Les decía que a sus muchachos nadie los insultaba. Luego Mario volvió a Valencia y fue un dolor muy grande para todo ese plantel, porque era como un padre para nosotros. Hizo un asado de despedida y hasta lloró con mucho, nunca demostró que era un campeón del mundo.
Coronavirus: "Es desesperante ver como muere tanta gente"
Caserio nos contó, además, cómo la está pasando junto a su familia por la pandemia del Covid-19. "No salimos mucho, no podemos entrenar, estamos encerrados en casa, la verdad que es una situación grave la que estamos viviendo, muy estresante. En el Piemonte hay mucho casos de coronavirus. Estamos cerca de la Región de Lombardía (Milán es su capital), por lo que tratamos de ser cuidadosos porque hay mucho contagios. Es desesperante ver que muere mucha gente. Acá no hay nadie en la calle. Los hospitales están llenos. Hay problemas para encontrar enfermeros, por eso llega gente de Rusia, China y Cuba para dar una mano. No se encuentran barbijos.Los abuelos mueren mucho y ahora el virus también ataca a los jóvenes. Uno hace lo que puede. En casa tengo un jardín amplio y eso me permite entrenarme, pero hay gente que vive en departamentos y eso duele el doble. Mi señora es la única que sale a buscar cosas y el supermercado me queda a diez metros. Yo tengo un permiso para ir a mi trabajo, voy y regreso sin pararme en ningún lado, tomando todas las precauciones necesarias. Igual, hay gente que no respeta nada, y son multados con 3.000 o 4.000 euros. Por eso también hay mucha milicia dando vuelta. Acá si no pagás, te sacan todo o hasta te pueden llegar a deportar. Es lamentable lo que pasa. Uno se acostumbra a ver camiones del ejército pasando con miles de muertos. Encima la situación económica no es como antes y con esta pandemia se pondrá peor".