Daniel Barenboim: un héroe de capa y batuta

Genial, controvertido, candidato al Nobel de la Paz. El director y pianista argentino es una figura de muchas aristas y un orgullo nacional.

 Daniel Barenboim: un héroe de capa y batuta
Daniel Barenboim: un héroe de capa y batuta

Todos saben que, si hay que hablar de música clásica, la Argentina tiene a dos músicos extraordinarios: Martha Argerich y Daniel Barenboim. Quizás por variables del marketing o su contacto permanente con el país (y el interior de él), la melena revuelta de ella sea más conocida entre muchos, pero lo cierto es que ambos se paran de igual a igual en el selecto podio de los grandes intérpretes de la música clásica de todos los tiempos.

Pero un día algo cambió. Concretamente, un día de 2014 iniciaron una alianza musical milagrosa, que tuvo lugar temporada tras temporada en el Teatro Colón y que, ese año, tuvo colaboraciones heterodoxas con Les Luthiers, por ejemplo. Volvieron juntos, con ánimo y desparpajo. Después de tantas décadas actuando en todo el mundo por separado, ambos se siguen sintiendo ante todo argentinos y le han prometido al público seguir destilando emociones a la par.

Ese tándem tendrá este año  un punto altísimo, en el denominado Festival Barenboim, que en esta edición se muda íntegramente al Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires del 23 de julio al 7 de agosto. Un evento que ningún amante de la música querrá perderse y que formará parte de los planes de vacaciones de invierno de más de un mendocino.

Así es que estos músicos vuelven a voces de todos, a las transmisiones de tevé, a las noticias. Y por eso quizás algunos todavía se deban conocer mejor quién es ese hombre de amplia frente y mirada fría que se apellida Barenboim.

Perfil del héroe

Decir que la música, por su propia naturaleza abstracta, tiende a unir más que a dividir, parece un aformismo que raya el cliché. Pues pocos músicos han llevado esa frase a términos materiales. Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) es uno de ellos.

Hijo de pianistas y niño prodigio, Barenboim estudió este instrumento desde muy chico, y en este sentido tiene una historia similar a la de Argerich. En agosto de 1950 (con ocho años) interpretó su primer concierto en Buenos Aires. Es decir, dos años antes de que su familia partiera hacia Israel, donde continuó estudiando.

Entre sus eminentes maestros tuvo a la propia Nadia Boulanger, pianista maestra de Piazzolla, Philip Glass y muchos otros más. De los '50 datan sus primeras grabaciones, algunas consideradas hoy imprescindibles de cualquier discoteca.

Pero sus necesidades musicales iban más allá del teclado por lo que debutó como director con la Orquesta Filarmónica de Londres en 1967 y desde entonces repartió sus actividades frente al piano y con la batuta, expandiendo un estilo expresivo pero cerebral, especialmente apto para el repertorio alemán, donde se ha destacado como un gran intérprete de Beethoven (ha grabado sus conciertos para piano, sus sonatas y sus sinfonías).

Desde hace años está asentado principalmente en dos organismos: la Staatkapelle (Orquesta Estatal de Berlín, desde 1992) y la West-Eastern Divan Orchestra, que fundó en 1999 junto al escritor estadounidense de origen palestino Edward Said.

Allí quisieron generar un espacio de intercambio musical entre jóvenes israelíes, palestinos y de todas partes del mundo. Él predicó de alguna forma con el ejemplo, cuando en 2008 aceptó la ciudadanía palestina honoraria, convirtiéndose así en la primera persona con nacionalidad palestina e israelí.

Este trabajo le valió, además de las críticas previsibles de un lado y del otro, mucha repercusión internacional. Su trabajo en la West-Eastern Divan Orchestra es hoy un ejemplo de cómo la música puede acentuar simpatías y borrar las grietas. Desde el 2011 es, por este motivo, candidato al Premio Nobel de la Paz.

¿Mal carácter o tirano?

La semana pasada, Barenboim quedó en el medio de una sonante polémica después de que varios músicos alemanes que trabajaron con él en el pasado aseguraran haber sufrido maltrato psicológico, verbal, humillaciones y hasta maltrato físico por parte de él.

Se sabe que muchos directores no son precisamente pacientes (hay grabaciones escalofriantes de Arturo Toscanini insultando a sus instrumentistas), pero su caso salió a la luz.

Justamente esto coincidió con la rueda de prensa que Barenboim ofreció en ocasión del lanzamiento de la programación de su festival. Ante reiteradas preguntas sobre el tema, se mantuvo calmado y con el mismo discurso: “Ya son 28 años que llevo como director [de la Orquesta Estatal de Berlín] y todo el mundo sabe que estoy negociando ahora la renovación del contrato, y creo que hay fuerzas que no lo quieren. Porque si la razón es mi mal carácter, no creo haber cambiado tanto en los últimos meses o semanas”, dijo en entrevista con Clarín.

En la TV Pública

Para empezar a presentir el Festival Barenboim, la Televisión Pública Argentina emitirá desde hoy los conciertos que ofreció en julio del año pasado junto a la Staatskapelle en la Sala Sinfónica del CCK, llamada comúnmente Ballena Azul. Se trata de cuatro programas especiales con las sinfonías de Johannes Brahms, que se emitirán hoy, 16, 23 y 30 de marzo a las 21.

Los programas que comprenden la interpretación completa de las sinfonías de Johannes Brahms e incluyen también un segmento dedicado a diálogos exclusivos con Barenboim y con instrumentistas de la orquesta. Para quienes quieran verlos a través de internet, desde el domingo pasado están todos disponibles en la plataforma Cont.ar (www.cont.ar).

El Festival Barenboim

Entre el 23 de julio y el 7 de agosto Buenos Aires se movilizará con este evento musical de grandes dimensiones. Por primera vez, y por razones de disponibilidad de la sala del Teatro Colón según el músico, será íntegramente en el CCK. El director y pianista actuará en recitales y se verá acompañado también por la West-Eastern Divan Orchestra, Argerich, la famosa violinista alemana Anne-Sophie Mutter y por el tenor mexicano Rolando Villazón.

El espíritu que mueve estos 15 días es el de unir música y reflexión, acercando ese lenguaje inmortal a todos los públicos con un programa intenso y de gran nivel. El mismo puede consultarse en la web del CCK (www.cck.gob.ar), con entradas que van desde los $400 y pueden adquirirse también vía web. Pero además, la TV Pública realizará una cobertura en vivo de la programación, para que todos los argentinos puedan acercarse al arte del gran maestro.

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