Es bien mexicano, como los tacos y el tequila. También como sus padres pero su nombre tiene raíces muy diferentes: Jürgen Damm. “Mi abuelito es un alemán a ultranza. Siempre está atento a la Selección teutona. Por él, mi padre y yo, que nacimos en México, tenemos el pase comunitario alemán”, explicó el futbolista de Tigres, de 22 años que hoy, desde las 22, será titular ante River.
Damm fue una de las grandes inversiones del equipo mexicano para esta definición y para el inicio de la nueva temporada. Según los medios locales, el club de Monterrey pagó “entre siete y ocho millones de dólares” por su pase.
Pese al interés de equipos europeos, como Roma, principalmente, él y Pachuca, club dueño de su pase y que ya había rechazado en otro mercado una tentadora oferta de Chelsea, aceptaron la transferencia.
Fue allí, en Pachuca, donde encontró su mejor versión. Incluso, luego de los frustrados pasos por Atlas y Chivas, que no lo tuvieron en cuenta, llegó a pensar en un pronto retiro.
“Una vez le dije a mi mamá que ya no quería jugar. Pensé mejor en dedicarme al estudio, a terminar mi carrera profesional, como administrador de empresas, eso pasó por mi mente. El soporte y el apoyo de mi familia me hicieron recapacitar y seguir en el fútbol”, confesó el mexicano.
Su nombre germano recorrió el mundo en los últimos meses. ¿Por qué? Según un estudio que fue avalado por la FIFA, Jürgen Damm es el segundo futbolista más rápido del mundo, sólo superado por la estrella de Real Madrid, Gareth Bale.
Alcanza una velocidad con pelota dominada de 35,23 kilómetros por hora, mientras que el escocés llega a 36,9 km/h. “La verdad es que no tengo ningún secreto. La velocidad no se adquiere ni se trabaja, es congénita, ya la traes, así que no hago un trabajo especial”, aseguró.
En el mismo ranking, Cristiano Ronaldo (33,6 km/h) ocupa el quinto lugar y Lionel Messi (32,5 km/h), el séptimo.