Un año más de Dakar

Un año más de Dakar

Hay quienes dicen que participar del Dakar, ya sea como corredor o trabajando en la carrera es casi una adicción. Ser parte de un ritual que se repite cada comienzo de año y que Sudamérica disfruta desde hace cinco temporadas conlleva una mezcla de sacrificio y goce bien balanceados, que invitan a volver.

Las tormentas de viento y tierra que inundan cada rincón y tapan las computadoras con un fino e incómodo polvillo, los baños de agua fría, dos semanas en carpa acarreando como mulas todo el equipaje que uno lleva encima, son pequeños detalles que rápidamente se olvidan bajo los buenos recuerdos que deja la experiencia.

Historias de amistad y compañerismo, anécdotas que perduran por un año entero hasta que el ritual se vuelve a repetir ,y saber que durante estos días se conforma un grupo de amigos que luego perdura en el tiempo más allá de las distancias físicas, son motivos más que suficientes para elegir volver cada año. Si a esto se le suma el hecho de ser parte de uno de los eventos deportivos más grandes e importantes del mundo, entonces está justificado.

Hace una semana ya que estamos fuera de casa y todavía quedan dos más por delante. Un año más, el Dakar llegó a estas tierras.

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