En todos los mundiales, sea la disciplina que fuere, aparece el denominado “Grupo de la Muerte”, en el cual asoman varios de los grandes candidatos a ganar el título. Esta vez, Argentina quedó en esta zona terrible, en la que los equipos europeos aparecen como número puesto para pelear el pase a la clasificación.
Encima, Dinamarca es una de las principales potencias del balonmano en todo el mundo, una tradición que le compete a los siempre dominantes países nórdicos. Ganarle a los daneses suena a utopía dada la falta de equivalencia, pero al seleccionado argentino la prueba le servirá para saber en qué lugar está parado frente a uno de los grandes de la elite de este deporte.
Eduardo Gallardo, entrenador del seleccionado argentino, confía en que el equipo esté a la altura de las circunstancias. Sabe que el compromiso ante un equipo de la elite es poco menos que insalvable, pero también que le servirá para evaluar el rendimiento de sus jugadores de un juego propio de la alta competencia. Y en tales cuestiones puso el foco en su charla con MÁS Deportes.
-¿Soñás con un batacazo?
-Y, soñar se sueña siempre. Contra cualquier rival y en cualquier competencia. Tengo claro que nos enfrentamos a una potencia mundial, de lo mejor que hay hoy día. Para jugar este partido nos preparamos a conciencia, sabiendo que debemos estar al máximo de nuestras posibilidades.
-Suele señalarse que el deportista argentino, en la disciplina que fuere, saca un plus anímico que le permite equilibrar diferencias de competitividad ante un rival fuerte. ¿Tenés confianza en que vuelva a aparecer tal característica?
-Es muy importante la parte psicológica del jugador, porque es cierto que con ese plus se potencia un equipo. Confío en que pueda resurgir, máxime en un grupo que hoy acumula el espíritu del gran campeonato que hizo en Suecia con una combinación de más experiencia. Por eso, digo que también este juego nos permitirá darnos cuenta para que podemos estar en este Mundial.
-¿Cómo trabajaste en la previa para mentalizar al grupo respecto de este debut ante un adversario de tamaña jerarquía?
-Nosotros trabajamos mucho en el detalle, en cómo armar un partido corto que pueda complicar al rival. Y siento que el plantel está muy comprometido con ese objetivo.
-¿Qué es lo que va a mostrar Argentina en cancha?
-Lo que buscamos es que se puede faltarle el respeto al adversario, deportivamente hablando. Mantener esa inconsciencia buena de no importar frente a quién jugamos. Hacer sentir que Argentina va a plantear un juego inteligente y con la concentración como premisa.
-¿De qué manera llega físicamente el equipo?
-Venimos bien, en una fase de crecimiento. Fue importante el trabajo previo en Buenos Aires y también durante los partidos que jugamos en Francia, días atrás. Los chicos llegan en un buen estado físico y sin lesiones. Todo suma para que entremos a jugar lo más tranquilo posible.
-¿Qué se debe hacer para llegar a la clasificación?
-Para pasar hay que dar al menos un batacazo que haga ruido. Quizá dos, siempre contra europeos. Luego, ganarle a Arabia Saudita, en apariencias el rival al que le podemos marcar diferencia.
-Más allá del Mundial, es bueno que sepas que en Mendoza se sigue con atención a Los Gladiadores y también que se está en una etapa de crecimiento y desarrollo del balonmano.
-Esto es lo más importante, y lo venimos observando en todo el país. Por eso, importa tanto la difusión. A partir de 2011 hubo logros significativos en la cantidad de jugadores y también en la etapa formativa a partir de los 10 años.
La clave está ahí: en que el deportista se pueda ir formando rodeado de una estructura organizada. Y que hoy se reconozca a Los Gladiadores significa que estamos en un proceso de ascenso en toda la Argentina.
-¿Quizá pasa porque a Los Gladiadores se les reconoce el esfuerzo ante la adversidad?
-Y... lo que pasa es que en la Argentina siempre se hizo todo a pulmón en este deporte, aunque esto no es excusa para nada. Las ganas, el sacrificio y los recursos humanos son las claves para el futuro.
Hasta hace poco, había gente que pensaba que al balonmano se jugaba con un bate y una gorra porque se lo confundía con el béisbol, y hoy ya ganó identidad propia. Que Los Gladiadores formen parte de este proceso es un orgullo. Y esto nos deja satisfechos, siempre.
