Eduardo Massa Alcántara, más conocido como Cabito, estuvo en el programa de Gastón Pauls y se refirió a su nueva vida y a lo que significó perder tantos kilos en los últimos años.
Sin vueltas el invitado comentó: “El gordo toda la vida tiene que probarse a sí mismo porque tiene que comer para vivir” comenzó diciendo y luego agregó: “Siempre fui gordito. Llegué a ser hiper obeso. Empecé a ser diabético tipo 2. Llega un momento en el que todo se descontrola”, aseguró el comediante.
El programa de Pauls, “Seres Libres” (Crónica HD), tiene como temática invitar a personas que vencieron adicciones y cambiaron su vida y su forma de ver las cosas. En esta oportunidad Cabito relató su experiencia que lo llevó a pesar casi 200 kilos y, el bypass gástrico como única salida a esa realidad.
“Todo fue paulatino. Como pasa en cualquier exceso de tu vida, hay una trampa en sí misma respecto a mañana tengo la chance de mejorar. ‘Mañana empiezo la dieta’, ‘mañana dejo la merca’, ‘mañana dejo de jugar’ o cualquier adicción que vos tengas”, confesó Alcántara a corazón abierto.
Luego el invitado se detuvo para hablar de la “gordofobia” en Argentina y dijo: “El problema de la adicción a la comida, que hay distintos factores que hacen que una persona sea obesa o hiper obesa que tienen que ver con la información…. Quien es adicto al cigarrillo, un día deja el cigarrillo, rompe esa barrera y no fuma más. A la cocaína, lo mismo. El gordo, toda la vida tiene que seguir probándose a sí mismo porque toda la vida tiene que comer, porque de eso depende su vida. Es muy difícil”, comentó.
Luego agregó: “Uno se acostumbra a convivir con el dolor. Lo naturalizás. Yo no me podía poner las medias. Cosas tan básicas como esas. De hacer veinte o treinta metros y que valgan la pena. Me agitaba. Tenía apneas. He llegado a dormir medio sentado. He llegado a pesar 198 kilos. La gente piensa que sos gordo porque no tenés fuerza de voluntad. Hoy por hoy, gordo es la única calificación que podés decir en televisión y no pasa nada”.
Acerca de su tratamiento e intervención quirúrgica el entrevistado comentó: “Me hice el bypass gástrico. Previo a la operación estuve 40 días sin ingerir alimentos. Solo gelatina y caldo”.
En un momento de la charla Gastón Pauls preguntó por el lugar que ocupó el amor en su vida y Cabito dijo: “Un adicto cae en la adicción por la falta de amor. Seguramente tenés un montón de gente que te ama profundamente. Pero vos no lo sentís. Y hay una búsqueda en la soledad del adicto. De sentirse juzgado. A diferencia de otras adicciones, vos no la podés ocultar. No sé si es mejor o peor. Pero estás siendo juzgado. Vos podés estar ‘duro’ en una comunión y que no se den cuenta, pero el gordo está comiendo una lechuga y tiene la mirada de reprobación encima de todo el mundo. El gordo sufre reprobación constante. Subís a un avión y ves las caritas de todos mirando ‘ojalá no se me siente al lado’. Es lo que vive en el día a día”, detalló.
“Fui y me operé solo y el riesgo lo tomé solo. Pero un montón de gente me acompañó. No me olvido de quienes estuvieron”, dijo Alcántara al finalizar el encuentro y manifestó que la cirugía le salvó la vida, pero que no fue milagrosa y requirió de su tenacidad en la recuperación. “Bajaba de a diez kilos por mes. Ese proceso fue muy rápido. Dejé de comprarme ropa grande. Fue un tema elegir qué me quiero poner. Pero subestimé el aspecto psicológico”, contó Cabito.
En la actualidad y gracias a las redes sociales Cabito sirve de ejemplo para muchas personas: “Los gordos que me escriben por Instagram. A todos les contesto. Me pone contento. Cuando veo un gordo, no lo juzgo y no le digo: ‘Te tenés que operar’. Yo cuento mi experiencia y acompaño…Te operás la panza y no la cabeza. Yo tengo el estómago de un nene de tres años. Se puede. Si lo logré yo lo logra cualquiera. Puedo salir y que me pise un colectivo, pero no me voy a morir de gordo”.