Desde 2011 hasta 2018, año en el que se casó con el Príncipe Harry, Meghan Markle protagonizó Suits, un drama estadounidense que se basa en el ambiente del derecho y la vida de un grupo de abogados. En la ficción que actualmente está disponible en Netflix, al duquesa de Sussex le dio vida a Rachel Zane.
Con este personaje se hizo conocida en todo el mundo y también dejó al descubierto su costado más sensual, ya que le tocó poner el cuerpo en más de una escena subida de tono junto a su colega Patrick J. Adams. Si bien estas imágenes no llamaron la atención más de lo normal cuando salieron a la luz, desde que la artista estadounidense se metió en la realeza británica, tomaron otra dimensión.
Pasaron varios años y mucho agua debajo del puente. Sin embargo, la familia real sigue escandalizada, ya que la serie sigue vigente y al estar en una plataforma de streaming, hay mucha gente que recién ahora la está viendo por primera vez y, como es de esperarse, relaciona a Markle con la Reina Isabel y su descendencia.
Si bien en un principio a Meghan le preocupaba que su trabajo actoral afectara su imagen pública e impidiera la aceptación de la familia de su marido, con el paso del tiempo asumió con total normalidad que lo que hizo no tiene nada de malo. Después de todo, tuvo una vida antes de conocer a Harry...
