Luego de que en 2014 Robin Williams se quitara la vida, fueron pocas las veces que su viuda habló sobre él en público. Ahora, Susan Schneider publicó una conmovedora carta en la revista Neurology sobre la enfermedad neuronal que padecía el actor, y que fue uno de los motivos de su suicidio a los 63 años. Titulada El terrorista dentro del cerebro de mi marido, la artista habla sobre la demencia con cuerpos de Lewy, un desorden neurodegenerativo que afecta a la memoria y a las capacidades motoras. También habló en una entrevista con el programa estadounidense Today, donde contó cómo fueron los últimos días del actor, según Caras.
“La demencia con cuerpos de Lewy es lo que mató a Robin”, sentencia la artista, que no descubrió que su marido padecía esta enfermedad hasta que le dieron el informe completo de la autopsia tres meses después de su muerte. La enfermedad le causaba al actor “paranoia, alucinaciones, insomnio, fallos de memoria” así como “respuestas emocionales que nada tenían que ver con su carácter”, relata en el escrito que ha publicado en la revista oficial de la Academia de Neurología de Estados Unidos.
“Robin y yo sabíamos que pasaba algo más. Él estaba en lo cierto cuando me dijo ‘yo solo quiero reiniciar mi cerebro’. En ese momento yo le prometí que íbamos a llegar al fondo de todo esto, lo que nunca imaginé es que eso ocurriría después de su muerte”, contó Susan en diálogo con Today, el histórico talk show de la cadena NBC.
“Nunca sabré la verdadera profundidad de su sufrimiento o lo duro que estaba luchando. Pero desde mi posición, vi al hombre más valiente del mundo interpretando el rol más difícil de su vida”. En la carta, Schneider, pareja del actor durante siete años, también aprovecha para descartar que Williams estuviera sufriendo una depresión, como se dijo en el momento de su muerte. “Robin estaba limpio y sobrio, y, de alguna manera, rociamos esos meses de verano con felicidad, alegría y las cosas simples que amábamos: comidas y celebraciones de cumpleaños con la familia y amigos, meditar juntos, masajes y películas, pero, por encima de todo, simplemente coger la mano del otro”.
“Robin era un hombre increíblemente rico, profundo y letrado en cuestiones relacionadas a la humanidad y la cultura. Su humor era como su arma secreta”, dijo Schneider sobre uno de los actores más queridos de la industria.
Y agregó, sobre su valiente manera de encarar la enfermedad: “Había momentos en los que quizás él veía a alguien que necesitaba apoyo emocional e iba directo a inyectarle un poco de humor, la dosis necesaria como para realmente hacer una diferencia”.
Sobre los últimos días en compañía de Williams, quien se quitó la vida en su casa de Paradise Cay, California.”Él me dijo, ‘¿esto significa que estamos separados?’”, recordó Schneider, con nostalgia. Y agregó: “Ese fue un momento shockeante, el instante en que te das cuenta de que hay una especie de abismo entre vos y tu mejor amigo, tu compañero, tu amor. Ves realmente donde se genera, pero te das cuenta de que no está basado en la realidad. Fue un momento muy difícil”.
Según el relato, Schneider conoció la enfermedad neuronal de Williams tres meses después de su muerte, y desde entonces estuvo un año encontrándose con profesionales médicos para tratar de entenderla. Y aunque lamenta que no se hubiera diagnosticado correctamente al actor, “el terrorista iba a matarlo de todas formas. No hay ninguna cura y el rápido declive de Robin estaba asegurado”. Desde entonces, Schneider trabaja con la asociación estadounidense de esta enfermedad para darle una mayor visibilidad para poder ayudar en su diagnóstico.