Es oriundo de General San Martín, tiene 27 años y su pasión ondula entre la música, los tatuajes y el skate. Entrar en La Voz Argentina no estaba entre sus planes iniciales, pero el impulso de un amigo y la experiencia sobre el escenario se convirtieron en una experiencia hermosa. Marcos Olaguibet es el joven mendocino que logró conquistar al jurado, primero con su voz y luego con una apariencia única.
Tal como cuenta, antes de la propuesta de un amigo, ni siquiera conocía La Voz Argentina. Su recorrido en la música comienza a los 11 años, aunque tocaba la guitarra desde los 5 o 6 años. A la misma edad comenzó probando skate, deporte que hoy practica por placer.
“La verdad que el camino ha sido hermoso y es casi infinito, ¿o no? Dura lo que dura la vida. Así que espero poder seguir estando con la música, viviéndola, compartiéndola. Ir aprendiendo con la música toda mi vida, o al menos lo que dure”, reflexionó sobre el camino que recién se le abre en lo que podría ser su carrera musical.
A La Voz lo acompañó su ex concuñado, Renzo Buscema, que fue quien le dio el impulso para presentarse en el programa, a “hacer fila” como dice Marcos. “La verdad que no conocía La Voz ni había ido nunca a un casting”, confiesa. A pesar de que muchos siempre le insistieron para que se presentara, por su evidente talento para la música, explicó que estaba “full” negado a la propuesta en un principio.
De hecho, esta fue su primera vez en un escenario de alto calibre, televisado además. “Nunca antes había estado en un programa de televisión y es una experiencia hermosa, porque no solamente vivís ese momento, sino que compartís con todas las personas que son parte del programa, con todos los que laburan ahí”. Por eso quedar seleccionado fue toda una sorpresa, más ahora, que ya quedó dentro del grupo de Mau y Ricky, para ser entrenado por los hermanos Montaner.
“Me cambió la vida, porque siento que me dieron una oportunidad hermosa. Estoy seguro de que un montón de otras personas también gozarían de disfrutar. Y estoy seguro que lo van a lograr, siempre y cuando se lo propongan y laburen por esos sueños y por esos objetivos”, dijo demostrando que su arranque por la vida va en pos de perseguir los sueños, posibles para todos aquellos que trabajen por conseguirlos.
“Don’t Look Back In Anger”, la canción que eligió para la selección
Para dar su impresión a ciegas al jurado, Marcos presentó “Don’t Look Back In Anger”, canción de Oasis que según explicó lo acompaña “de toda la vida”. “Me gusta mucho y creo que la letra dice un montón de cosas hermosas. A parte de que soy muy fan de Oasis, de ese tipo de música y ese tipo de letras, que son más esperanzadoras”.
De hecho, contó que suele preferir las canciones en inglés y que casi siempre cantó en este idioma. Además de “llenarlo más” como cantante, encuentra una forma de aprendizaje y profundización del idioma. Aunque aclara que “siempre dependiendo de qué artistas. Siento que tiene que tener una lírica que me llegue, que sea bonita, que hable de la vida, la existencia”.
Su visión sobre la vida es clara: un constante proceso de aprendizaje. Hasta contó que muchos de los tatuajes que tiene se los ha hecho él mismo, que casi es la única opción para aprender a hacerlos, con la propia piel. “Es un aprendizaje hermoso”, dijo.
“Creo que la mejor forma de aprender es abriéndonos, saliéndonos un poco de la forma de confort, investigando, aceptando que existen otros géneros musicales, otras ideas, otras perspectivas. Creo que eso es re importante en la carrera, en la vida, en el arte, en la música, en todos los aspectos de la vida”, dijo para terminar.