No fue una noche cualquiera la del sábado para Juana Viale. Después de la histórica cena con su abuela Mirtha Legrand, su mamá Marcela Tinayre y su hija Ámbar de Benedictis, la conductora y actriz se despidió de la TV entre lágrimas y alegría por la misión superada.
Una vez dictada la cuarentena por el coronavirus, la artista reemplazó a Mirtha cada sábado y domingo en la pantalla de El Trece. Pese a que al principio muchos cuestionaron su capacidad para la conducción, ella luego supo imponerse en el rating y en las preferencias del público con su estilo fresco, simpático y, también, frontal.
En la última emisión de “La noche de Mirtha”, la propia Juana le dedicó un “palito” a sus detractores. “Gracias a todos los que nos acompañaron en este año raro, diferente, conmigo acá poniendo la voz y el cuerpo”, destacó, y agregó: “A quienes no creían en mí, les tapé la boca”.
La emoción caracterizó al último programa. Primero, la asistente Moni le acercó a Juanita un precioso ramo de flores. “No voy a llorar”, anticipó Juana, pero la promesa le duró pocos segundos. “Es un orgullo y un placer que seas parte de esta productora. La rompiste y llevaste este barco a buen puerto”, se leía en la tarjeta firmada por Nacho Viale, hermano y productor del ciclo.
Ya ablandada frente a cámara, Juana no pudo contener las lágrimas. Moni le dio otro ramo de flores. “¿Es el mismo ramo?”, bromeó la conductora. “Asumiste la responsabilidad con amor por tu abuela, calidad profesional. Le diste estilo propio, te felicito de corazón. Siempre a tu lado, te amo. Tu papá”, leyó Juana al aire.
Visiblemente afectada por las palabras de su padre Ignacio, la conductora se puso nerviosa y buscó tapar su cara con su vestido; incluso pidió un corte para seguir con “La noche de Mirtha”.
Justo hablando de su look, Juana lució un bellísimo vestido amarillo diseñado por Gino Bogani, con tres capas de bordado. Y en la “mesaza” la acompañaron “El Turco” García, Sergio Gonal, Diego Pérez y “Carna” Criveli. Risas por doquier.