Que del amor al odio hay solo paso es algo que muchos dicen, pero qué pasa cuando las relaciones se convierten en tóxicas. Aquí un repaso de aquellos famosos que la pasaron realmente mal. Hollywood tiene muchos ejemplos.
Johnny Depp y Amber Heard
En 2015 Depp se casó con la actriz Amber Heard. Sin embargo, un año y un mes después anunciaron su separación. En el ambiente flotaban rumores sobre violencia doméstica del actor contra su esposa. Finalmente, ella lo acusó de haberla golpeado debido a su alcoholismo y presentó fotos suyas para probarlo ante un juez.
Lo que Heard pretendía, era que se le otorgue a mitad de los bienes de Depp, ya que se habían casado sin acuerdo prenupcial. Cuando prácticamente todos señalaban al actor como culpable, la aparición de unos audios le dieron vuelta al asunto. “Estás gordo y viejo”, “eres un inútil”, “te comportas como un bebe”, “no peleas…”, “no puedo prometer que no te volveré a atacar físicamente”, “no te lastimé, solo fue un golpe”, se escucha decir a Amber.
Johnny Depp perdió crédito en Hollywood por este problema y ahora sus seguidores han creado el hashtag #JusticiaParaJohnnyDepp. Lo que esperan es que sea ella quien pague una indemnización por haber perjudicado la carrera de su actor favorito.
Madonna y Sean Penn
Mientras ella rodaba el videoclip de Material Girl en 1985, el actor se presentó en el estudio de una manera nada elegante. Estaba apasionado con la actriz y quería tener una relación con ella. Penn era en aquellos años un tipo violento, bebedor y sumamente temperamental. Madonna, por su parte, disfrutaba de vivir intensamente. Pero ni siquiera ella sospechaba en lo que se estaba metiendo. Lo que le siguió a la boda que tuvieron en agosto de ese año, fue la terrible confirmación que Penn tenía de matón y pendenciero contra los hombres de prensa y de ser un celoso obsesivo.
Ambos artistas tenían en común ir a contracorriente y desafiar el sistema. Se comenzó a volver frecuente el que ella se presentara en delegaciones de policía a denunciar maltratos, pero a las pocas horas, ella se retractaba y dejaba todo en cero. Finalmente, en setiembre de 1989 el divorcio quedó consumado. Penn ganaría en los años siguientes dos premios Oscar y Madonna consolidaría su posición en la industria musical. La separación se llevó consigo la vocación tóxica de ambos.
Selena Gomez y Justin Bieber
Los ídolos adolescentes empezaron su relación a insistencia de Scooter Braun, manager de Justin, quién convenció a Mandy Teefey, madre de Selena, para concertar una cita romántica entre ambos. Lo que parecía el marco para una acción de marketeo en favor de dos estrellas teenagers, dio pie a una relación de nueve años aunque el cuento de hadas no tardaría en romperse.
Él, dos años menor que ella, hizo gala en más de una ocasión de su inmadurez. Los siguientes años avanzaron entre rompimientos y reconciliaciones en las que el astro pop obtuvo más beneficios que Selena. Incluso, las mismas hermanas Kardashian, amigas íntimas de ella, complotaron para apañar y ocultarle infidelidades de su amado. Tras el destape de tales revelaciones, Kourtney Kardashian tuvo el descaro de salir con Bieber por poco tiempo. Selena intentó rehacer su vida con otros artistas como DJ Zedd y el cantante The Weeknd, pero su sentimiento por Justin era más fuerte y siempre volvía a él. Finalmente, en 2018 la relación terminó. Recién en 2019, ella se atrevió a contar lo que vivió: “Fue un asco durante el primer año. Pensé: Solo quiero abrazarme, solo quiero ver algo y olvidar. Pero ahora me siento bien. Ahora me siento increíble”.
Britney Spears y Kevin Federline
En octubre de 2004 la princesa rubia del pap se casó con Kevin Federline, uno de sus coreógrafos. Entonces, ella declaró que “después de besar a muchos sapos, había encontrado a su príncipe”. Lo cierto es que su flamante esposo no era más que un bailarín discreto que había aprovechado la ocasión para tratar de sacarle réditos económicos a su relación. La pareja tuvo dos hijos, pero el hecho más que unirlos comenzó a sugerir lo contrario. Britney comenzó a ser vista en clubes nocturnos con amigas de juerga como Lindsay Lohan e intoxicada en más de una ocasión.
En medio de sus crisis, en las que su marido no parecía mover un dedo por ayudarla, la rubia llegó a raparse la cabeza y a agredir a los paparazzis que la acosaban. La diva tuvo internaciones en clínicas de desintoxicación y la obtención de Federline de la custodia de sus hijas (y de una buena asignación económica). Cuando el divorcio quedó sellado, fue evidente que el bailarín fue un oportunista que encontró la manera de hacerse de una renta para vivir tranquilo.
Lindsay Lohan y Egor Tarabasov
Este es otro caso de como una estrella de la factoría Disney experimenta la decadencia. De estrella infantil a ídolo adolescente, Lindsay Lohan tenía el mundo a sus pies con tan solo 21 años.
En 2015, conoció en Grecia al multimillonario y heredero ruso Egor Tarabasov, seis años menor que ella. La pareja vivió un volcánico idilio, pero pronto el ambiente se volvió turbio y confuso. En julio de 2016, dos incidentes darían cuenta de lo tóxica que era la relación entre ambos. El primero ocurrió en el departamento de ella en Londres, cuando Lindsay y Egor tuvieron una discusión tan fuerte que él intentó estrangularla y el hecho quedó registrado en un video de un aficionado. Aunque la Lohan amplió sobre el tema en sus redes sociales, luego se arrepintió y borró todo para proteger a su prometido. Una semana después en la playa griega de Mykonos, ambos forcejearon violentamente por un celular y nuevamente un video los delató.
Los planes de boda se cancelaron y la Lohan no se cansó de decir que todo se debía al afán de su ex por la bebida. “Ninguna mujer puede ser golpeada y quedarse con esa persona si esa persona no está preparada para disculparse”, dijo entre lágrimas la actriz en aquella ocasión.
Su historia podría parecer el de una Cenicienta. Mariah Carey era una joven y prometedor talento cuando terminó la secundaria. Durante una fiesta conoció al productor Tommy Mottola, a quien le entregó una maqueta que había preparado. Tan impresionado quedó el hombre de negocios, que le ofreció un contrato en Columbia Records y en 1990 la nueva estrella debutaba con el álbum homónimo Mariah Carey.
En 1993 la nueva estrella ya se había casado con su descubridor (20 años mayor que ella). Sin embargo, bastaba con ver los videoclips de la cantante para notar un notable recato en su atuendo a pesar de su espigada y llamativa figura. Y todo tenía una explicación. Mottola en su afán de tener un modelo de mujer, ejercía un severo control sobre ella y su manejo de imagen ante los medios, revestía un celo excesivo.
Tanta fue la presión, que para 1998 el matrimonio ya había colapsado. Ni bien Mariah estuvo lejos del control de su antiguo productor, su imagen sufrió un radical cambio y era evidente que sus nuevos aires, sexis y reveladores, eran un decreto de emancipación. A la luz del tiempo, ella no guarda recuerdos felices de aquellos años. “No tenía libertad como ser humano. Era casi como estar presa”.