Ella integra el ciclo radial “Tardes bestiales” en la Rock & Pop, con Gonzalo Rodríguez y es una de las tantas mujeres que vio “Sky Rojo”. Una ficción donde se habla sobre la lucha de tres mujeres que intentan escapar de una red de trata de blancas. Justamente lo que le pasó a Estefanía Berardi cuando tenía apenas 17 años. Sucedió en Mar del Plata.
La bailarina fue a buscar trabajo luego de leer un aviso. Por esta razón entró sin saberlo a un prostíbulo del barrio Los Troncos. Ella reveló su tremenda historia en Instagram y la señal que la ayudó a escapar.
Una señora mayor le abrió la puerta de una casona que en principio no llamó su atención. Una vez adentro ella comenzó a notar la decoración del sitio y las camas matrimoniales. Su mente empezó a funcionar rápido y presa del pánico buscó una manera de escapar.
Fue justamente esta señora la que le marcó el destino: “Yo zafé gracias a ella. Cuando llego, ella siempre pensó que yo sabía adónde iba. Lo primero que le digo por un mensaje de texto al tipo del anuncio es que soy menor de edad, porque siempre me rechazaban en todos los trabajos por eso. Y el me dijo: “Sí, vení”. Cuando esa señora me corre y me dice que espere detrás de una pared para que no me confundan, empecé a sospechar. No entendía de qué me estaba hablando y ahí empecé a atar cabos. Vi un patio interno y varios dormitorios con camas de dos plazas. Y viene de la otra punta una morocha en portaligas que pasa para ver al tipo que había tocado timbre, me saluda y ahí me doy cuenta que era un puterío. Ya al principio me había llamado la atención la decoración con telarañas y elementos de Halloween, tipo un tridente y cosas así, y yo no caía porque pensaba que era un instituto de Inglés. Yo era re inocente, no tenía calle, no había estado con un pibe en mi vida y mi mamá era muy cuida”, inició la conductora su relato.
Una vez que pudo salir ella no paró de correr. “No me acuerdo de nada, solo que salí llorando, re asustada, pero no sé cómo llegué a mi casa, si me tomé un bondi, un taxi... Lo tengo bloqueado. Y tampoco sé cuánto tiempo pasé en ese lugar. Yo lo cuento como que estuve media hora y capaz que fueron cinco minutos. No tengo noción del tiempo y tampoco recuerdo si finalmente vi al tipo que había mandado el aviso. Tengo en imagen un pibe de rulitos, pero no sé si lo estoy imaginando yo o si realmente lo vi. Estuve un par de días mal, y no seguí buscando trabajo”, remarcó.
“Mi papá trabajaba mucho, mi mamá era la que estaba más conmigo. Creo que nunca se lo conté a mi papá, pero mi mamá sabía que yo iba a ir a repartir currículums. Como no quedaba en ningún trabajo, se me ocurrió comprar el diario con una amiga y ahí veo el aviso de “buscan bailarinas para un show”. Y como era mi perfil, fui sola, con toda la situación. No sé porqué no hice la denuncia con mi mamá en ese momento. Es más, hoy en día me dan ganas de volver a ese lugar a ver si sigue existiendo. Esa vez con mi mamá después fuimos con el auto y me explicó por qué tenía luces de colores, para avivarme. Lo hablé mucho con ella”, aseguró Estefanía.