El trabajo en el que Diego Topa no dio la talla y lo echaron porque se comía la mercadería

El animador para niños dio varios datos desconocidos de su vida cuando fue invitado a conversar con Jey Mammon en Los Mammones.

El trabajo en el que Diego Topa no dio la talla y lo echaron porque se comía la mercadería
Hubo un lugar donde lo echaron con 30 pesos en mano.

Prácticamente esta es su primera aparición oficial al público desde que dio inicio la pandemia. Luego de meses sin verlo y desaparecido del radar, Diego Topa ayer fue el invitado especial de Jey Mammon. Y fueron muchas las revelaciones que el animador de los más pequeños le dio al conductor en Los Mammones, el programa de América en que Jey a puesto todo de sí, pero que poco a poco va logrando el reconocimiento que merece.

Sobre su ausencia, Topa explicó que todo fue por la preservación y cuidado de su familia. Sucede que el año pasado, en medio de la pandemia, se convirtió en papá de su primera hija, a quien llamaron Mitai.

“Me cambió todo. Llegó para llenar de amor nuestra vida. Tiene una luz. Es hermosa. Me mira en la tele y me dice ‘papá’. Me reconoce. Uh, el pediatra me dice ‘cero pantalla’… Se está enterando ahora”, explicaba al conductor sobre su nueva faceta en la paternidad.

Diego Topa junto a su pequeña Mitai.
Diego Topa junto a su pequeña Mitai.

Pero por alguna relación con el aislamiento, el animador terminó recordando cual había sido el primer empleo que tuvo en su vida: un puesto en un supermercado chino. “Fui a hacer la cola para que me tomen la entrevista. Para mí era como un casting, había una cola larguísima. Era en la Paternal, cuando llegué a mi casa en Caseros me llamaron y me dijeron que había quedado”, contaba. Pero pronto se llevó una desilusión, cuando fue despedido a los tres días.

La divertida razón por la que echaron a Topa

Entre medio de risas, Topa contó porque no había llegado ni a media semana antes de que lo mandaran a la calle en su primer trabajo: “¡Duré tres días! Era difícil cortar los fiambres más blandos, yo me iba comiendo los pedazos que salían mal”. Un poco más serio, recordó el final en su paso por los chinos: “Me dieron 30 pesos y me dijeron que no vuelva más, me fui llorando”.

Cortaba mal el fiambre. Me salía mal. No me echaron de mala manera. Cumplí el día y la señora que estaba en la caja me dio treinta pesos y me dijo que no vaya más. Me fui con un bajón como si me hubiesen echado de un programa de televisión”, contó ahora recordando el suceso de hace mucho tiempo.

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