“Nosotros a la mañana” volvió al aire de El Trece con El Pollo Álvarez en la conducción junto a Sandra Borghi y una de las sorpresas de sus panelistas fue el gran cambio físico de Gastón Marote, el periodista que decidió cambiar su estilo de vida por uno más saludable y así logró descender 50 kilos en un año.
En junio del 2020, un episodio con el vestuario con el que debía salir al aire del ciclo de noticias lo hizo hacer el click en su cabeza y tomar una decisión muy importante de vida: “Le pedí a la vestuarista que me corriera el botón del pantalón. Lo cosió y no me abrochaba porque había engordado más. Llegué a mi casa a la tarde y sentí que flotaba. Me tomé la presión: 19.4 la máxima y 14.6 la mínima. Ahí dije: ‘¡Basta!’. Me di cuenta de que no podía seguir así”, reveló en una entrevista exclusiva con Teleshow.
Sus primeros cambios fueron en la porción de comida y en incorporar actividad física en su casa, su objetivo era ir bajando de a 5 kilos, caminar y comer más sano. En todo momento estuvo apoyado por su mujer Claudia y sus dos hijos pequeños, Agustín (10) y Lourdes (7).
Los meses pasaron y Marote llegó a pesar 86 kilos y en el pasado quedaron graves problemas de salud asociados al sobrepeso. “Mi promedio de presión era 16.12. Tenía dolores de cabeza constantes, apnea, se me entumecían las manos. En las piernas tenía retención de líquido y me dolían. Mis tobillos eran como si fueran una papa. Me agitaba al subir las escaleras del subte. Cuando hablaba estaba como ahogado. Dormía 10 horas y me quedaba dormido en cualquier lado. Era todo un combo”, confió.
Y en un chequeo médico le revelaron que su caso fue un milagro: “El médico me dijo: ‘de milagro no te cortaron las piernas, no te agarró un infarto, no tuviste diabetes... No sé si sos creyente, pero tuviste un Dios aparte’. Tenía una especie de trombosis que se frenó a partir de cambiar los hábitos, comer sano y hacer ejercicio. En mi caso era hasta la rodilla. Hoy tengo desde el gemelo para abajo”.
Hoy Marote disfruta de una nueva vida y muchos de sus allegados y colegas no lo reconocen, como le pasa también a sus seguidores de las redes sociales donde comparte varias fotografías de su presente.
“Ahora puedo jugar y correr con mis hijos, agacharme, tirarme al piso, saltar. Antes iba a buscar a mis hijos al colegio en colectivo por diez cuadras, tenía temor de que me agarrara un ataque cardíaco si salía a caminar. Hoy voy a buscar a los chicos caminando y puedo hacer hasta 30 cuadras. Ya no me agito si voy rápido, incluso puedo correr alrededor de la plaza. Además, no tengo hipertensión”, destaca.
“Todo en exceso es malo”, admite el periodista que no sigue una dieta sino que elige qué comer de modo más saludable: “Ahora como ensaladas, verduras, huevo y carnes blancas. El domingo es el día del permitido y puedo comer ravioles, tomar gaseosa o vino. Después, el lunes vuelvo a mi rutina. Si hago dieta me aburro y es un efecto rebote. Mi idea es seguir comiendo sano y continuar haciendo ejercicio. No me corrió nadie y bajé 50 kilos. Voy a mantener la rutina de estar sano. No quiero que sea una obsesión, ni pasarme de un extremo a otro”.