Corría el año 1990 cuando la cantante brasileña, Xuxa, se consolidaba como una de las artistas más relevantes a nivel lationoamericano. La reina de la Paquitos atraía tanto chicos como grandes y su éxito traspasó todo tipo de fronteras.
El éxito era tal, que el Festival de Viña, uno de los más grande de Chile, decidió invitar a la cantante brasileña. La alegría y el mensaje de paz que transmitía Xuxa tenían que estar presentes en la Quinta Vergara.
Sin embargo, no todo fue color de rosa, en el año 2000, la cantante se presentó en el Monstruo de Viña del Mar para cantar sus más grandes éxitos. Pero lo que se esperaba que fuera una hermosa presentación, se convirtió en el show más traumático de la cantante.
En uno de los momentos de interacción con el público, Xuxa pidió que el público presente cante junto a ella uno de sus mayores éxitos: el Ilarie. La tarea era simple: cuando Xuxa decía “Ila Ila Ilarie” el público debía responder “Oh Oh Oh”, tal como lo hizo hace 10 años. Pero las cosas habían cambiado y la picardía del chileno ya había inventado una forma de responder con una grosería que, en esa época, era un signo de liberación.
Obviamente Xuxa no estaba al tanto de esto, y la Quinta Vergara la encontró desprevenida. El resultado de esto, uno de los momentos más vergonzosos por parte del, en ese momento, muy bien llamado monstruo.
Luego siguió su show hasta que aparecieron los animadores. Y acá es donde todo se complicó aún más. Antonio Vodanovic salió en búsqueda de Xuxa, quien ya estaba en los camarines, probablemente muy enojada con todo lo que había pasado.
Antonio salió a buscar a la cantante y le propuso al público volver a cantar el Ilarie, pero esperando que ahora sí hicieran lo correcto. Vodanovic le pidió a Xuxa volver a cantar, a lo que ella respondió aun metida en su personaje alegre y distendido “¡Claro! Pensé que ellos no me querían”, tras lo cual Xuxa rompió en llanto en el escenario. Luego de una serie de palabras del animador, Xuxa decidió cantar su último tema, el que también sería lo último que haría en suelo chileno.
Se dice que tras bambalinas, indignada, devolvió la Gaviota de Plata que se le entregó y prometió nunca más volver a la Quinta ni al país chileno, lo que no ha hecho tras 20 años desde aquel incidente.
