La Cicciolina es una de las estrellas italianas del cine para adultos; a poco de cumplir 70 años y después de vivir con los flashes y cámaras persiguiéndola por donde fuera que ella estuviera, Illona Staller como dice su documento, tiene que lidiar con varios problemas de adicciones y económicos.
Su hijo Ludwig Maximillian, de 28 años, es el protagonista de los dolores de cabeza de la artista y es que su adicción a las sustancias cada vez es mayor. Días atrás, la mujer de origen húngaro debió asistir al Palacio de Justicia de Roma a causa de su heredero.
Tiempo atrás, la policía incautó de uno de los apartamentos de Cicciolina un gramo de heroína, 1,7 kilos de marihuana y una pequeña balanza; elementos y sustancias que le pertenecían al joven. A raíz de ese hecho, él fue acusado de posesión ilegal de estupefacientes.
La mujer ícono del cine de los 80 siempre ha protegido a Ludwing y hasta ha preocupado su relación; recordemos que cuando se divorció de Jeff Koons, en 1994, ella secuestró a su hijo, le tiñó el pelo y se lo llevó de Nueva York a Italia. Claro, el caso se volvió uno de los más escandalosos en la justicia.
El malestar económico de Cicciolina
Según informan los medios europeos, la Cicciolina no la está pasando nada bien y nunca recibió un peso de su divorcio de Jeff Koons, a quien se considera el artista vivo mejor pagado del mundo tras la venta en Christie’s de la escultura Rabbit por 91 millones de dólares.
Él posee una fortuna de 400 millones de dólares y debería pasarle un porcentaje a la actriz en concepto de pensión pero eso no ocurre. La prensa precisa que no la ha ayudado ni en sus momentos más críticos, cuando un incendio destruyó casi todas sus pertenencias de su lujoso ático romano, por ejemplo.
Koons no ha dejado que sus siete hijos hayan pasado necesidades pero todo lo relacionado a la madre de su descendencia, no existe para él.
Es tan malo el presente de la ex-diputada por el Partido Radical Italiano que se dice que vende su “ropa interior usada para poder vivir” y hasta puso en venta su ático de 250 metros cuadrados, al que se mudó con una oca y un tigre de bengala.