Este miércoles, a través de un móvil, Beto Casella participó en el programa “Los Ángeles de la Mañana”, en dónde dialogó de diversos temas de actualidad, entre ellos la situación económica y social de nuestro país y la dificultad de los jóvenes para conseguir trabajo. En ese contexto el conductor de Bendita reveló que siente tristeza porque su hijo Franco tomó la decisión de irse a vivir al exterior.
“Ayer hablábamos con Mercedes Ninci y charlábamos sobre la falta de esperanza, ella es una mina súper positiva con el país y el futuro de sus hijos, y nos preguntamos, ¿cómo motivarías a los más jóvenes?”, le consultó Ángel de Brito. “Yo no tengo forma de motivar a mi hijo, a Franco, que piensa irse a probar suerte afuera”, lanzó sorpresivamente Casella. “A mí me rompe el corazón, él tiene pasaje y todo, se va a Estados Unidos, quiere ir a estudiar, a perfeccionar el inglés y a empezar otra carrera”, indicó el animador de 61 años.
Ante las consultas del panel, que solicitaban conocer más detalles del trasfondo de esta decisión, el conductor de radio y televisión contó que “al principio me quedé congelado, no lo veníamos charlando. Obviamente siempre con la madre le dimos total libertad para decidir lo que quiera, la carrera que quiera estudiar y en esto es lo mismo. Hay que decir: ‘ojala te vaya bien’, ‘¿en qué puedo ayudarte?’ pero internamente si fuera a terapia y me rasca un poco quiero que lo deporten al mes y lo manden de vuelta”, bromeó, entre risas.
Cuando le preguntaron por la relación que mantiene con sus hijos , Juan Pablo y Franco, Casella aseguró que es bastante “pegote” con ambos, pero que con el menor “estamos diariamente tomando cafecito, charlando de la vida, de deporte, de música y siento que pierdo un compañero del día a día. Sabés que en un punto por ahí no lo ves tan seguido porque viajan, se ponen de novios, encuentran un lindo trabajo y andá a saber cuándo volvés a verlo”, reveló Beto.
Luego, con cierto tono de angustia, sentenció: “Uno no se preparó para que el hijo parta. Sí para que le vaya bien, pero para que se vaya lejos y no poder comer un domingo uno no está preparado. En mi caso es doloroso. Cuando lo comentás todo el mundo te dice: ‘está bárbaro’, ‘hace bien’, pero lo que te pasa adentro, en el estómago, es diferente”.