Este lunes estrenó la tercera temporada de Bake Off Argentina, el gran pastelero por la pantalla de Telefe. En el primer programa de esta nueva edición, sorprendió la historia de Gabriel Amato, un hombre de 52 años taxista de profesión y amante de la pastelería que conmovió con su historia.
El programa que conduce Paula Chaves promete ser un nuevo éxito del canal de las pelotas, tal como lo fue la edición 2020. Y las historias de los participantes son un condimento más que suman al reality.
En esta oportunidad, llamó la atención lo que tiene para contar Gabriel. El participante oriundo de Chascomús, pero quien actualmente vive en la ciudad de Berisso, en Buenos Aires.
“Mis compañeros taxistas me cargan mucho con este tema de la pastelería, son dos profesiones que no combinan”, contó sobre la “incompatibilidad” de profesiones que sorprende a más de uno. “¿Cuándo viste un taxista pastelero?”, dijo en broma en esa misma línea.
Sin embargo, Amato fue con un firme propósito a la competencia de pastelería. “Mi gran sueño es poder abrir en un futuro una casita de te. Servir te, café y mis preparaciones”, contó. Incluso, ya tiene un nombre pensado para el local y es “La casita de Molfeta”. Gabriel explicó que sería en honor a la ciudad italiana en la que nació su padre.
En un juego de preguntas y respuestas, le confesó a Dani La Chepi que su fuerte es el tiramisú, por lo que habrá que esperar para saber qué opina el jurado de su especialidad. Y reveló que para él a una torta no le puede faltar chocolate.
Y así lo demostró en el primer desafío creativo, los participantes tuvieron que dejar volar su imaginación y preparar una torta que fuera un “pasaje de ida” al que los pasteleros considerara que era su lugar en el mundo. Gabriel optó por representar a Berisso, la ciudad en la que vive.
Lo que presentó fue un bizcochuelo de almendra relleno de dacquoise de coco y crema de vino tinto decorado con figuras de chocolate y dio una buena primera impresión a los jurados.