Stephen Curry y el entrenador Steve Kerr se niegan a que Los Golden State Warriors bajen la guardia y se relajen en la final de la NBA que juegan contra Cleveland, aún cuando los Cavaliers perdieron a su base estrella Kyrie Irving.
Irving fue dado de baja al sufrir una fractura de la rótula de la rodilla izquierda el viernes, en el tiempo extra del partido que los Golden State le ganaron 108-100 a Cleveland.
Ese fue el primer encuentro de la final por el campeonato, que se dirime al mejor se siete juegos, y ahora los Cavs y su superestrella LeBron James están obligados a ganar el segundo partido este hoy en el Oracle Arena de Oakland.
Las bajas de Irving y el ala-pivot Kevin Love, también por lesión, han dejado a los Cavaliers mermados en sus aspiraciones de ganar su primer título como franquicia.
Sin embargo, Curry advierte que el exceso de confianza no es un lujo que los Warriors pueden permitirse. “No podemos asumir que va a ser un paseo para nosotros conseguir un campeonato”, dijo Curry. “Todavía va a ser un desafío. Todavía va a ser difícil. Nosotros tenemos que controlar lo que podemos controlar y hacer lo que hacemos”.
Los Warriors tuvieron el mejor récord de la temporada regular con 67-15 y cuentan con mayor profundidad en la banca, mientras que los Cavaliers están sufriendo con sus reservas.
LeBron James se echó al equipo encima la noche del viernes y anotó 44 puntos, su mayor cantidad en una final de la NBA, pero su esfuerzo cayó en saco roto porque los Cavaliers no pudieron hacer que sus reemplazos mantuvieran el ritmo de los titulares. Para el técnico debutante Steve Kerr, “pensar que ahora las cosas son más fáciles es una manera segura de hacer las cosas más difíciles”.
“El momento en que empezamos a pensar que estamos ante algo fácil, es un gran problema. Eso nunca debe entrar en nuestra mente. Tenemos que hacer lo mismo que el primer juego”, apuntó.