Trabajar e ir a la universidad al mismo tiempo no es tarea sencilla. Es, seguramente, una opción por la que muchos chicos se inclinan más por necesidad que por elección.
Lo cierto es que esa doble tarea es la realidad de cientos de alumnos que luego del secundario eligen una carrera que les posibilite generar herramientas para insertarse, en algún momento, en su mercado laboral.
Hace 65 años, cuando se fundó la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la dinámica que se aplicaba era distinta. El requisito indispensable para ingresar era desempeñarse en alguna actividad afín a la carrera que se cursaría.
Al igual que esa situación, muchísimas cosas han cambiado en estas décadas. Pero hay una realidad que se mantiene intacta: los ingenieros que de allí egresan están muy bien valorados por las empresas que buscan ese tipo de profesionales.
A nivel nacional la UTN, que en la actualidad está en casi todas las provincias del país, fue creada el 19 de agosto de 1948. Cinco años después, es decir en 1953, se funda en nuestra provincia la Facultad Regional Mendoza.
La UTN, cabe recordar, nació bajo el nombre de Universidad Obrera Nacional (UON) con el objetivo de que sus ingenieros tuvieran una formación más práctica que los que existían hasta ese entonces. Los estudiantes tenían la obligación de trabajar en algo relacionado con "lo suyo", a la vez que cursaban una carrera de cinco años.
Es decir, la idea era muy concreta: que los trabajadores industriales se convirtieran en ingenieros de fábricas.
Tuvo que pasar un tiempo largo, varios decretos, decisiones políticas y hasta militancia del alumnado para que los chicos (en aquel momento todos varones) tuvieran su edificio propio y título habilitante para su labor.
"Yo conformé parte de la primera camada de egresados. Me recibí en 1958. Nosotros fuimos los que 'peleamos' hasta que crearon la universidad tal cual existe hoy (con los lógicos avances académicos y edilicios).
Nos encargábamos hasta de buscar los profesores. Estudiábamos en el colegio Agustín Álvarez; la parte del anfiteatro era nuestro espacio físico para tener clases. Fuimos rotando de lugar hasta que se creó por fin la UTN con todas las letras", rememora Antonio Abad (84), quien se recibió con el que por esa época se llamaba Ingeniería en Instalaciones Eléctricas.
Otro recuerdo de esos dorados y combativos años, lo aporta el ingeniero Natalio Mazzeo (81) que estuvo en actividad hasta hace unos tres años.
"Al ser los primeros, cursábamos en el Álvarez. Íbamos de noche, ese era el horario de dictado de materias, y todos los alumnos teníamos la obligación de trabajar. A mí me fue muy bien. Entré con 23 años y en el '60 me recibí. Siempre aprobé todas las materias, que eran promocionales, y nunca dejaba pasar una mesa ni postergaba fechas de exámenes. Por eso en el último año cursé solo, ya que el resto de mis compañeros se quedó en el camino. Creo haber sido uno de los únicos que se recibió en tiempo y forma", comenta el hombre, que hoy tiene un nieto estudiando en la misma casa de estudios por la que él pasó.
Respecto a las consideraciones que Mazzeo y los muchachos de la década del 60 hacen sobre el nivel académico, son similares a las de los estudiantes actuales. Coinciden, la mayoría, en lo positivo de que los horarios de cursado estén concentrados en la tarde noche (norma que se ha sostenido en el tiempo), en el gran conocimiento y contenido de los profesores y en lo bien preparados que egresan para enfrentar la vida laboral.
"Conservo muy buenos recuerdos de mis profesores. Mientras cursaba trabajaba como jefe de obras en lo que era la Dirección de Arquitectura y tenía mucho apoyo y comprensión de parte de ellos", recuerda Mazzeo, que tuvo a cargo la construcción de la Fundación Favaloro en Buenos Aires. "Fue una obra modelo en el país. Sumamente compleja", cuenta.
Sangre joven en ebullición
Aunque ahora no es un requisito para ingresar, la mayoría de los alumnos que por estos años transitan sus carreras en la UTN también estudian y trabajan simultáneamente. Cuesta, claro que sí, estresa - el mal del siglo XXI, inevitable- pero "es necesario y enriquecedor" dicen.
"Es muy sacrificado hacer ambas cosas. No es fácil para nada y cansa. Pero es un sacrificio que vale la pena porque sabés que vas a ser un profesional de la Tecnológica", asegura Romina Torres (30), que el año que viene finaliza su cursado de Ingeniería en Sistemas y ya está adelantando la tesis.
"El tiempo promedio en el que una persona se recibe en mi facu son 10 años mínimo. La ventaja es que podés empezar a trabajar sin título y que cuando vas a una entrevista laboral te dan prioridad por ser de la UTN", afirma la joven.
A Héctor Ferro (29) le quedan 7 materias, porque ya terminó de cursar, para recibirse de ingeniero en Electrónica. Trabaja en el área de Sistemas y Telecomunicaciones del Tribunal de Cuentas las mañanas y, por las tardes, hace su propio emprendimiento desarrollando dispositivos de transferencia de datos para ascensores.
"Creo que a nivel académico es espectacular. Dicen que es difícil pero a mí me parece mejor así, que sea exigente. Tenemos muy buenos profesores; algunos normales y otros excelentes. A mí en un tiempo, mientras cursaba, se me complicó un poco por el trabajo. Regularicé materias pero como algunas requerían 80% de asistencia me demoré para rendir", comparte el chico, quien resalta la importancia de tener un título de grado.
Por su parte, el actual decano de la Universidad Tecnológica Nacional, ingeniero Eduardo Balasch, se muestra muy contento con este aniversario, sus festejos (ver aparte) y todo lo que la casa de estudios mendocina significa.
"La UTN empezó como una universidad obrera cuando quiso darse más capacitación técnica a la gente. Con el tiempo fue creciendo y hoy es la segunda unidad académica pública en presupuesto en el país. Está en casi todas las provincias y tiene el Consejo Superior en Buenos Aires. Lo bueno es que cada regional, de las 29 que hay en toda la Argentina, se adapta a las necesidades laborales de su región", explica el decano, orgulloso de los 3.000 ingenieros que egresaron ya en la historia de existencia de la UTN.
Además, el directivo universitario, que se recibió en esa casa en 1971, pone énfasis en la importancia que reviste estudiar Ingeniería en el contexto socio-económico actual.
"Es de suma importancia formar profesionales de estas características. Ellos son los encargados de construir, crear, obras de infraestructura, energéticas, viales, hídricas, etc. Sin este tipo de obras un país no funciona, no crece. Y hay que agregar que además de las ingenierías nuestra Universidad tiene otras carreras (ver aparte) como licenciaturas, tecnicaturas e incluso doctorados", promociona el ingeniero en Construcciones, que ahora se llama Civil.