Los expertos, argentinos y extranjeros, que participaron de los recientes ejercicios sísmicos desarrollados en la provincia, coincidieron en señalar que los objetivos se cumplieron con todo éxito.
La participación de más de mil efectivos de las Fuerzas Armadas, 170 profesionales de la salud y voluntarios por parte de la Argentina, a quienes se sumaron 117 uniformados de Chile y algunos pares de Brasil y la utilización de todo tipo de elementos -incluyendo aviones- constituyen una medida de la importancia que, desde los ámbitos oficiales se le dio a la iniciativa.
Los simulacros que se desarrollaron en los distintos ámbitos permiten cerrar una ecuación que resulta fundamental para la Provincia: generar una verdadera conciencia sísmica en la población y sobre cómo actuar ante este tipo de fenómenos naturales impredecibles.
Mendoza es una provincia expuesta a la posibilidad de sufrir movimientos sísmicos de gran magnitud.
De acuerdo con lo que señalan los expertos, desde 1861 hasta la fecha han sido más de diez los terremotos importantes que se han producido en la provincia. De todos modos, los que más daños causaron y más víctimas provocaron fueron el del 23 de marzo de 1861, en el que murió casi la mitad de la población de Mendoza de aquella época, y el del 26 de enero de 1985, cuando murieron seis personas, hubo más de 250 heridos y más de 20 mil viviendas afectadas.
En cada uno de los hechos, las autoridades actuaron de acuerdo con las circunstancias y con las posibilidades con que contaban. Así entonces, cuando se produjo el terremoto de 1861 se decidió trasladar la ciudad hacia zonas más alejadas, considerando que los canales -en ese caso el Cacique Guaymallén- constituían fallas geológicas.
También se decidió disponer de una gran plaza central, de cuatro hectáreas -la Independencia- y cuatro más de una hectárea en las adyacencias, a los efectos de permitir que la gente pudiera dirigirse hacia esos lugares abiertos en casos de terremotos. Más aún, a la plaza más grande se la dotó de un edificio en el sector central para que pudiera ser utilizado como hospital de campaña.
Con el correr de los años también se produjeron cambios importantes en las exigencias establecidas para la construcción de viviendas.
Así entonces, las nuevas unidades habitacionales son construidas con materiales sismorresistentes, mientras se priorizan elementos considerados “livianos” tanto en paredes interiores como en los techos. Aunque no todas las viviendas de Mendoza están construidas bajo esas exigencias y una parte importante cuenta con serias falencias en ese sentido.
El operativo resultó muy importante. Se tuvo en cuenta tanto el problema en sí -con los simulacros realizados en las oficinas públicas y escuelas- como las zonas a utilizar en los casos de emergencia, tal cual el Parque General San Martín, el Lago para potabilizar agua y el Estadio Malvinas Argentinas como centro de emergencia provincial.
Debemos tomar como ejemplo que durante el terremoto del 27 de febrero de 2010 en Chile, más del 70% de las víctimas fatales (que ascendieron a 555) murieron no a causa directa del sismo, sino como consecuencia del manejo posterior.
Aún resta un aspecto a cubrir, como es el de generar una verdadera cultura de prevención sísmica en la población. Concientizar a la gente que debe contar con alimentos y elementos que puedan estar a mano y utilizarlos de inmediato en casos de sismo, mientras paralelamente enseñarles cómo actuar individualmente, en razón de que el pánico puede resultar igual o más peligroso que el movimiento telúrico.
Qué mejor que los colegios para generar esa conciencia desde los chicos para que comprendan que a los movimientos sísmicos no hay que temerles, hay que respetarlos.