Cuidemos la Fiesta de la Vendimia

Estamos a días de una nueva edición de la Fiesta Nacional de la Vendimia y es de esperar que los mendocinos aceptemos la responsabilidad que nos cabe para que la misma se desarrolle con pleno éxito, para bienestar de los comprovincianos y de las decenas d

Cuidemos la Fiesta de la Vendimia
Cuidemos la Fiesta de la Vendimia

La Fiesta Nacional de la Vendimia ha alcanzado -y mantiene- un elevado prestigio internacional, a punto tal de figurar en un sitio web especializado entre los 300 festivales más importantes, compartiendo el listado con celebraciones de fama mundial como el Carnaval de Venecia, en Italia; el Año Nuevo Chino, en China; el Oktoberfest, de Alemania; la Fiesta de San Fermín, en España y el Año Nuevo de Río, en Brasil. Incluso ha sido comparada con un “Mardi Gras, pero del vino”, que se desarrolla en Estados Unidos.

La distinción, además de significar un orgullo, constituye una responsabilidad para todos los mendocinos. Debemos cuidar la Fiesta, ser parte de ella en la medida que nos corresponda y esencialmente contribuir para que las decenas de miles de turistas que concurren a Mendoza para disfrutar de las celebraciones se retiren complacidas y con la intención de retornar a la provincia.

Por ese motivo también resulta inaceptable que distintos sectores y por diferentes motivos intenten utilizar la Fiesta para plantear sus reclamos, en la creencia de que de esa forma se harán escuchar con más fuerza cuando en realidad lo que provocan es el rechazo y la crítica del resto de los mendocinos.

La Fiesta de la Vendimia nació como un modo de celebrar la cosecha y la elaboración del vino nuevo. Para agradecer el tesón de todos aquellos que trabajaron durante un año, para ver concretados sus anhelos y también como reconocimiento a la belleza mendocina.

El agradecimiento a Dios por los frutos de la tierra tiene un espacio especial en la celebración, que se complementa con la Vía Blanca y el Carrusel, para que el pueblo pueda saludar a sus representantes; el almuerzo de las Fuerzas Vivas, hoy convertido en el agasajo vendimial, al que se le sumó en los últimos años el desayuno de la Coviar para que la industria pueda hacer conocer sus preocupaciones. El remate final es el Acto Central, que culmina con la elección y coronación de la Reina Nacional y que, por el interés manifestado por mendocinos y turistas, debió contar con dos repeticiones.

Si bien con el correr de los años esos espacios fueron respetados, hubo uno en que se desvirtuó y que inquieta por la repetición de hechos. Se trata de la actitud asumida por diferentes sectores de utilizar el Carrusel para hacerse escuchar, entorpeciendo y molestando a aquellas decenas de miles de personas que asisten sólo para participar de la festividad y que no tienen nada que ver con los reclamos.

A modo de ejemplo podría recordarse lo que ocurrió en la década de 1990, cuando productores del Este intentaron avanzar hacia el Carrusel portando un féretro cubierto con uvas; que se reiteró luego con reclamos por parte de los docentes y de trabajadores estatales, y que se repitió más adelante, cuando ambientalistas -a quienes se sumaron organizaciones políticas- rechazaron la actividad minera en la provincia y que en su marcha no sólo interfirieron el paso de los carros sino que, absolutamente desubicados, trataron en forma descomedida al gobernador de una provincia vecina que había concurrido como invitado a la celebración.

Han sido muchos los casos también en que algunos funcionarios invitados intentan evadir su participación o bien hacerlo sorpresivamente, como sucedió en una oportunidad con la propia Presidenta de la Nación. También son criticables las actitudes de algunas organizaciones políticas que buscan ganar espacios en las cercanías del palco oficial para apoyar o criticar la gestión provincial o nacional.

Quienes no estén de acuerdo con algunas decisiones del Gobierno provincial o nacional tienen todo su derecho de hacerlo conocer, pero derivándolos por los cauces normales, no intentando entorpecer una fiesta que es de todos. A cada uno de nosotros nos corresponde una parte para que la Fiesta de la Vendimia siga siendo un homenaje al trabajo, al esfuerzo y al desarrollo de la provincia, y también un sentido reconocimiento a la belleza de la mujer mendocina.

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