Cuidarse mucho de las noticias falsas

Cuidarse mucho de las noticias falsas
Cuidarse mucho de las noticias falsas

Además del vértigo que nos impone el coronavirus, hemos debido incorporar nuevas palabras. La que hoy debiéramos tener bien presente es “infodemia”. La Organización Mundial de la Salud adoptó este neologismo, que combina “información” y “epidemia”, para definir un problema: cuando una persona necesita abundante información sobre un tema de alto impacto social, bien puede recibir importante dosis de información falsa.

Las noticias falsas (fake news, en inglés) corren a través de internet, pero sobre todo por las redes sociales, que se han convertido en la principal fuente de información para una alta proporción de la sociedad. Muchas personas no tienen la costumbre de contrastar las noticias que reciben en sus cuentas personales. Al fin y al cabo, se las envían familiares, amigos, compañeros de estudio o de trabajo... ¿Cómo podrían estar enviándoles noticias falsas?

A gran velocidad, cada quien lee el nuevo mensaje recibido y en el acto, sin pensarlo, lo reenvía a otros contactos. En muy poco tiempo, entonces, un contenido falso se vuelve viral y una incalculable cantidad de personas lo toma por cierto y se dispone a actuar en consecuencia.

Pues bien; en paralelo a la pandemia del coronavirus, de la que todos intentamos ponernos a salvo, se expande la “infodemia”: las noticias falsas sobre este nuevo virus se multiplican con los más variados formatos. Audios adjudicados a personalidades más o menos conocidas del ámbito sanitario local o internacional. Folletos que explican con gráfica muy didáctica la parafernalia de cosas que uno debiera hacer cuando vuelve a casa. Consejos nutricionales para reactivar el sistema inmunológico y derrotar al virus.

Cualquiera puede caer en la trampa. Hasta el presidente Alberto Fernández, que recomendó la ingesta de infusiones bien calientes.

Con todo, al menos hasta aquí, el pico local de la “infodemia” se alcanzó cuando circuló un supuesto resumen de un decreto publicado en el Boletín Oficial que describía una cuarentena de película, en la que ningún argentino podría salir de su casa. No sólo el Gobierno nacional salió a negarlo, sino que una fiscal federal abrió una causa y pidió colaboración a la oficina de Ciberdelincuencia del Ministerio de Seguridad para detectar el origen del mensaje.

La conclusión es clara. Así como nos distanciamos físicamente de los seres queridos para resguardarnos de un probable contagio del coronavirus, debemos leer con cuidado la información que recibimos por esa vía y chequearla en los medios de comunicación que nos resulten confiables, antes de tomarla por verdadera.

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