En los últimos meses los mendocinos asistimos a una serie de hechos trágicos que sembraron dolor en muchas familias, preocupación en muchos padres y una necesidad de respuestas por parte de las autoridades y los dirigentes.
Las muertes en accidentes de tránsito en los cuales el conductor ha consumido irresponsablemente alcohol, sin dudas podrían haberse evitado. En todos cabe una parte de la responsabilidad.
Como padres, debemos asumir nuestro rol irrenunciable de hablar, dialogar y comunicarnos con nuestros hijos e hijas, transmitiéndoles la necesidad de que se cuiden y de que cuiden a quienes andan con ellos. El mensaje es que pueden divertirse sin consumir alcohol o drogas y que tienen que cuidarse entre sí para evitar que alguien alcoholizado tome el volante.
Pero no todo es responsabilidad de los padres. El Estado tiene que ponerse al frente de este y otros temas.Por eso, desde el equipo del Gobernador Cornejo impulsamos medidas concretas en resguardo de la seguridad de todos los mendocinos. En estos años invertimos en equipamiento, capacitación y organización de la fuerza policial, contribuyendo a la convivencia entre los mendocinos y recuperando el respeto de la ciudadanía para con los efectivos.
Por eso también, con decisión política asumimos el desafío de endurecer las penas para quienes conduzcan alcoholizados. Multas más graves, pasando de un máximo de 12 mil pesos a uno de 72 mil pesos con la sanción de la modificación a la Ley de Tránsito. También incorporamos la inhabilitación por 30 a 180 días para manejar, sumado a la retención del vehículo y del carnet de conducir. A partir de ahora quien se niegue a un control de alcoholemia incurrirá en una falta grave.
También se endurece el código de faltas, y a partir de la sanción de la nueva norma, quien conduzca alcoholizado con 1 gl (gramos de alcohol por litro de sangre) o más, se enfrenta a un proceso contravencional penal, y arriesga una multa de hasta 108 mil pesos, arresto efectivo de 30 días e inhabilitación para manejar por 365 días.
La batalla frontal contra el alcohol al volante es una pelea que tenemos que dar juntos. Pensando en nuestros hijos, en los que ya no están y en los que vendrán. Lo peor que podemos hacer como sociedad es mirar para otro lado. Tenemos la obligación de dar todo de nosotros para encontrar respuestas que salven vidas.
Sabemos que no todo se soluciona con una ley. Tenemos que trabajar juntos, cada uno desde su casa, desde su ámbito, desde su lugar en la sociedad para que nadie más muera porque alguien alcoholizado tome el volante.
Hoy tenemos la sensación de haber dado un paso adelante en esta batalla, pero esto no termina acá. Esto es tarea de todos los días.
