Conocer a nuestros adultos mayores y estar con ellos, acompañándolos, es una tarea que implica responsabilidad y cariño. El correcto trato de acuerdo a sus necesidades y la contención psicológica son fundamentales para mantener una buena calidad de vida, tanto en lo psíquico, como en lo físico y en lo emocional.
Residencia Santa Irene nos asesora acerca de las señales que debemos tener en cuenta y los factores que pueden alterar el bienestar de nuestros adultos mayores.
Todo proceso de adaptación de esta nueva etapa, debe ir acompañado fundamentalmente de dosis de cariño y atención, para que ellos sientan que viven en un ambiente seguro y feliz. Recordemos que es en la edad adulta, cuando las personas requieren más reforzadores emocionales para sentirse bien.
RECORDEMOS QUE ES EN LA EDAD ADULTA, CUANDO LAS PERSONAS REQUIEREN MÁS REFORZADORES EMOCIONALES PARA SENTIRSE BIEN.
Los cambios pueden generar inseguridades, por ello es necesario que se produzcan paulatinamente, de acuerdo a los tiempos de cada persona. Cuando decidimos que nuestro ser querido viva en una residencia, la incorporación en ella se debe llevar a cabo a través de un proceso de adaptación a esa nueva vida, para eliminar todo atisbo de angustia.
Comprender la Dependencia. Señales de alarma
Para poder atender bien a las personas mayores, la Geriatría, especialidad médica encargada de la prevención, tratamiento, y rehabilitación de los hombres y mujeres de edad avanzada, define las distintas situaciones del término “enfermedad” y de otros conceptos similares, así como sus consecuencias funcionales (dependencia o no y grados de la misma). Hay determinados signos que nos indican que el adulto mayor ya no puede vivir solo. Saber conocerlos es importante para tomar la decisión correcta a tiempo.
Enfermedad: la presencia de algún tipo de enfermedad que requiera cuidado y la toma de medicación constante. Fundamentalmente las crónicas que reflejan la existencia de una patología que permanece y progresa durante un espacio de tiempo dilatado y que acompaña al anciano de por vida. Sus posibilidades de curación completa son mínimas. La hipertensión arterial encaja en esta definición.
Deficiencia: la alteración de una función o de una estructura psicológica, fisiológica o anatómica. La deficiencia puede ser temporal o definitiva y representa la exteriorización de una enfermedad. Por ejemplo, una trombosis cerebral, puede producir una parálisis de la mitad del cuerpo.
Discapacidad: la discapacidad se asocia a toda reducción provocada por una deficiencia o enfermedad de la capacidad de desarrollar una actividad o función dentro de los límites que se consideran normales. Puede ser parcial o total y reversible o irreversible y se corresponde con las perturbaciones que la persona sufre a causa de una deficiencia. La dimensión de la discapacidad concierne a comportamientos considerados esenciales, como comunicarse, desplazarse, alimentarse, etc.
Cualquiera de estos signos representa una alarma para evitar un deterioro en la calidad de vida de las personas mayores.
Antes del ingreso a la residencia, en Santa Irene, se realizan las entrevistas necesarias para conocer al adulto. Posteriormente, se lleva a cabo un proceso de adaptación, para que la persona ingrese a voluntad y con total conformidad.
Residencia SANTA IRENE
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César Palacios 1485 · Alto de Las Heras. Facebook Santa Irene Mendoza