Cada pueblo italiano tiene una historia maravillosa para contar pero Matera podría ganarle a cualquiera. Fue elegida para recrear la polémica película “La Pasión de Cristo” por la similitud con la vieja Jerusalén. Un paisaje inédito: calles empedradas, pasadizos y escaleras, construcciones monocromáticas, una estética añosa y cautivante que cuando cae el atardecer se llena de pequeñas luces que simulan velas y, detrás de tanta mística, una penosa historia.
Tiene sólo 60 mil habitantes que podrían vivir en los mismos sitios que lo hicieron sus ancestros y justamente se convierte en el atractivo más relevante de Matera: los sassi (casas de piedra tallada en cuevas y acantilados). Se originan a partir de asentamientos prehistóricos y se cree que son algunos de los primeros establecimientos humanos en Italia.
Estas casas excavadas en la propia roca, suelen ser en muchos casos simples cavernas y su desordenado crecimiento generó que muchas calles se dieran lugar sobre el techo de otras casas. La ciudad fue la capital de la provincia de Basilicata desde 1663 hasta 1806 que se mudó a Potenza. En las décadas siguientes, el crecimiento desmedido de la población y la pobreza provocó que se habitaran grutas inadecuadas, las cuales fueron originariamente destinadas a establos que carecían de agua corriente.
En 1950, más de la mitad de la población de Matera vivía en los sassi, con una media de seis hijos por cueva y registraban una tasa de mortalidad infantil del 50%.
Esto generó la alerta al gobierno que dispuso el re alojamiento de 15.000 personas hacia viviendas en condiciones saludables, siendo uno de los mayores escándalos de la Italia moderna. En 1993, los sassi fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se convierten en el gran atractivo turístico de la región, tanto que el año pasado la ciudad fue elegida -como sede italiana- de la Capital Europea de la Cultura.
Desde el centro urbano a los sassi
El centro de la ciudad es la Piazza Vittorio Veneto, un animado punto de encuentro para comenzar a conocer Matera. Allí llegan los buses turísticos y se encuentran agencias y guías. Este lugar está rodeado de iglesias elegantes y palacios suntuosos, de espalda a los sassi en un intento de la burguesía de esconder la vergonzosa pobreza que representaban. Lindos restaurantes y bares ofrecen esparcimiento, mientras que, en lo alto de la ciudad, surge la catedral y el monasterio Madonna delle Virtú con frescos bellísimos, además de los Museos Ridola con piezas única de cerámica griega y el de Arte Medieval que funciona en el Palazzo Lanfranci, uno de los mejores miradores para apreciar la belleza de este sitio.
Hay dos distritos de casas cavernas: El Sasso Barisano y el Sasso Cavenoso. Ambos se encuentran repletos de escaleras y callejones con iglesias prehistóricas al paso que datan del siglo VII. Aunque es posible recorrer los sassi sin ayuda, es recomendable acceder a un guía porque aportan datos que no están registrados en ningún sitio y abren los mejores templos rupestres. La otra opción es adquirir un mapa en los quioscos por 5 euros y aventurarse.
La población posee más de 3 mil cuevas habitables y el municipio ha restaurado un par de sassi para mostrar cómo eran cuando estaban habitadas. La Casa Grotta di Vico Solitario está preparada para recibir turistas. La entrada cuesta sólo 2 euros y la guía en varios idiomas describe las dificultades de la vida en la cueva recreando cada espacio y actividad. Estas pequeñas casas sin ventilación solían albergar en 30 m2 no sólo a familias numerosas sino también a sus animales con condiciones escasas de higiene donde se comprende la alta tasa de mortalidad infantil que poseía su población.
Existen muchos guías oficiales que enseñan los sassi. Se pueden localizar a través de la oficina de turismo que se encuentra en el centro urbano o en www.sassiweb.it y organizar una vista subterránea por esta ciudad en la que aparece la Matera bizantina, producto de las excavaciones que han sacado a la luz ruinas de antiguas iglesias, un castillo y una gran cisterna.
La urbe fue construida casi escondida sobre el hondo barranco de la Gravina que divide el territorio en dos zonas, lo cual hacía difícil proporcionar agua a sus habitantes. Los primeros pobladores invirtieron gran cantidad de energía en construir cisternas y sistemas de canales de agua. Estos son secretos a descubrir si la opción es recorrerla en bicicleta igual que el castillo Tramontano que fue comenzado a principios del siglo XVI por Gian Carlo Tramontano, conde de Matera, y es probablemente la única estructura que destaca sobre el terreno, además de sus cavernas.
Datos
Para sacar cuentas
Para llegar es conveniente tomar el tren que viene de Bari por 5 euros y demora una hora y media
También se puede llegar en autobús y llegar desde Potenza, cuesta 5 euros.
El hospedaje en un B&B del casco histórica ronda los 50 euros.
La Talpa es un sitio romántico para cenar con iluminación tenue y mucho carácter. El plato, 15 euros.
Para orientarse
69 km a Bari (Ciudad costera del Adriático y capital de la provincia) hacia el norte por la autopista 14.
105 km a Potenza (Fue capital y es importante centro urbano) hacia el oeste por la autopista 3, se pasa el Lago San Giuliano que vale la pena una parada.