Tomando el camino para llegar a Vallecitos desde Potrerillos, un enorme cartel publicita un nuevo emprendimiento turístico con vista al Cordón del Plata. Unos 50 metros más adelante un grupo de trabajadores levanta lo que será una posada de ladrillos. Esta obra está en medio de un cruce entre la red ambiental Oikos y la municipalidad de Luján de Cuyo. El organismo ambiental sospecha que el proyecto se comenzó a concretar previo a haber obtenido el permiso ambiental correspondiente. Es que según denunciaron desde la ONG, para poder colocar los cimientos se destruyó una vega, donde el agua brota naturalmente y además se encuentra sobre el cauce histórico del río Blanco. En tanto desde la municipalidad negaron totalmente que se haya construido sobre una vega y aseguraron que el terreno del propietario incluye el humedal que se tomará como un atractivo más. Además en la comuna lujanina remarcaron que los propietarios cumplieron todos los requisitos técnicos por lo cual se los habilitó a construir.
Pedido de información
Ante las sospechas, Oikos presentó la semana pasada una nota dirigida a la municipalidad para acceder al expediente que tramita la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) y al que se encuentra en la dirección de Obras Privadas, para que, en caso de encontrarse irregularidades, se paralice la obra en cuestión. "Todavía no hemos tenido respuesta pero sospechamos que no tienen la EIA", contó Eduardo Sosa, presidente de Oikos. Lo que más le preocupa al licenciado en Gestión Ambiental es el daño ambiental que se está generando por drenar una vega, más el riesgo aluvional por encontrarse la posada dentro del cauce histórico del río. "Por eso primero pedimos que nos muestren todos los expedientes y, en el caso de que no se haya cumplido con las normas vigentes, se paralice la obra porque, si no, en el camino van construyendo todo y cuando interviene la Justicia deviene en abstracto", señaló. Si bien Sosa aclaró que su intención no es llegar hasta la intervención judicial, asegura que desde la organización irán a fondo para asegurar que se cumplan las leyes ambientales.
Otro grupo que también mostró preocupación por el tema fue la Inspección de Cauce del arroyo Las Mulas que tiene injerencia además en el arroyo Las Vacas y río Blanco, según informaron. "Los mismos vecinos, al ver que habían destruido una vega que es un afluente del río Blanco, nos pidieron que tomáramos participación", recordó José Antonio López, el inspector de cauce. Así fue como hace 20 días solicitaron los expedientes a la comuna lujanina. "Desde entonces no hemos tenido respuesta; entonces se nos ha generado una sospecha. Si está todo legal y autorizado que nos lo muestren", pidió el hombre que asumió en su cargo hace menos de un mes. El paso a seguir, según adelantó el inspector, va a ser pedir informes al Departamento General de Irrigación. "Queremos saber si están enterados porque el agua de este río va directamente a la planta potabilizadora para abastecer a Luján y a Godoy Cruz", precisó. Desde Oikos tomarán el mismo camino. "Enviamos una nota a Irrigación para que asuma su competencia en el cuidado del agua", postuló Sosa.
Descargo grupal
En una reunión de la que participaron el director de Obras Privadas de la comuna, Roberto Di Césare; el propietario del proyecto, Juan Manuel Masanas; el arquitecto a cargo Manuel Rico más otros agentes municipales, se dieron las explicaciones al respecto. "Se trata de un proyecto de gran envergadura y la verdad que todo lo presentado hasta ahora responde a la normativa vigente", aseguró Di Césare. El funcionario descartó que la construcción se haya hecho sobre una vega. "Se realizó un estudio de suelo que determinó que el lugar es apto para la construcción. Las fundaciones están en tierra firme y no tienen ningún tipo de objeción de los profesionales que hicieron el estudio", precisó.
En tanto el propietario recordó que previo a la iniciación de la obra se hizo competir a dos estudios de arquitectos para realizar los planos. "Descartamos el cual involucraba parte de la vega porque no armonizaba con el medio ambiente. En cambio elegimos un proyecto muy sustentable que acompañará los niveles del terreno", diferenció Masanas. Por su parte, el arquitecto elegido señaló que construir sobre una vega hubiera sido inviable también por el costo.
En relación a su ubicación cercana al río Blanco, en conjunto explicaron que se tomaron en cuenta los retiros necesarios que exige Irrigación para no afectar su normalidad. "Irrigación exige 18 metros desde el eje del río que se respetaron", afirmó Rico.
Con respecto a los permisos ambientales que les exigió la municipalidad contaron que no se trató de una Evaluación de Impacto Ambiental, sino de un Aviso de Proyecto, una excepción prevista en el decreto reglamentario de la ley 5961 "para proyectos que por su escaso impacto o magnitud no puedan afectar el equilibrio ecológico de uno o más ecosistemas". "La licenciada ambiental del municipio pidió un aviso de proyecto con sistema de tratamiento de efluentes cloacales", remarcó Di Césare. "Nosotros consideramos que una evaluación de impacto ambiental es para megaemprendimientos. Lo nuestro son 15 habitaciones", recalcó el propietario a la vez que aseveró que desde que se planteó el proyecto se pensó en la construcción de una planta de efluentes cloacales porque en la zona no hay cloacas y no se puede hacer un pozo por la cercanía con el río. "Con la planta no hay ningún desperdicio que llegue al río, sino que toda el agua se recupera y permite regar la parte más seca del terreno", explicó el arquitecto responsable de la obra. A modo de cierre, el titular de Obras Privadas se mostró comprensivo con los habitantes de Potrerillos de los cuales partieron las dudas con respecto al proyecto. "Lo que sucede es que están muy susceptibles porque antes de esta gestión se cometieron muchas usurpaciones y abusos en esos terrenos que ahora no ocurren más", expuso.
