La decisión de que un jugador que sufrió un golpe en la cabeza haya continuado jugando en algunos partidos del mundial fue motivo de fuertes cuestionamientos de The Lancet Neurology, una de las revistas médicas para prestigiosas del mundo. A través de una editorial, se hizo hincapié en que la decisión debe ser tomada por el médico, independientemente de las intenciones del jugador y el entrenador que pueden estar motivados por propósitos que exceden a la salud del deportista.
Dos de los casos paradigmáticos durante el mundial reflejados en el informe fueron los de Javier Mascherano y Álvaro Pereira. En el caso del mediocampista argentino, éste sufrió un fuerte golpe en la cabeza durante la semifinal ante Holanda que le impidió permanecer en pie. Sin embargo, a los pocos minutos, el jugador volvió a la cancha y disputó la totalidad del partido. En el caso del volante uruguayo, permaneció varios segundos inconsciente y reingresó luego de discutir con el médico del plantel.
A partir de estas eventualidades, el sindicato internacional de futbolistas (FIFPro) solicitó una investigación para establecer protocolos para definir cómo se debe actuar ante casos de conmoción cerebral en el fútbol. "Los signos y síntomas de una conmoción cerebral pueden retrasarse, lo más seguro es la retirada del jugador cuando hay sospechas de que pueda tener daños importantes", asegura el informe.