Han pasado casi cuatro años con Francisco Pérez en el gobierno de Mendoza. En 2011 prometió muchas cosas, algunas olvidadas como la actualización del control que lleva adelante el Tribunal de Cuentas o la creación de una “residencia oficial” para funcionarios y personalidades invitadas.
Otras siempre vigentes en el menú de propuestas electorales como la construcción de Los Blancos o la reforma de la Constitución y otras nuevas como la doble vía a San Juan.
Para ser honestos, un puñado de las cosas que prometió Pérez las cumplió; otras están más cerca de concretarse que cuando inició su mandato; otras decididamente son una de muchas deudas que deja esta administración.
El gran problema: las cuentas
El problema más grave que hoy enfrenta el Gobierno ya existía antes de asumir: el déficit fiscal, que en aquel lejano 2011 el mismo Pérez admitía que oscilaba entre 7% y 8% y que prometía dejar en cero al irse. De acuerdo a la ejecución presupuestaria 2011 publicada en el sitio web del Ministerio de Hacienda, la resta entre los ingresos totales y los gastos totales daba un déficit de $ 1.200 millones, que representaban casi un 10% del gasto total de $ 12.500 millones.
En aquellos tiempos, Pérez ya juraba su fidelidad a Cristina Fernández de Kirchner y aseguraba que era su preferida. En aquel momento, la Presidenta jugaba su re-reelección y hablaba de “sintonía fina”, una especie de ajuste light para equilibrar las cuentas; Pérez también agitaba el concepto y hablaba de no incrementar el gasto en personal estatal.
De acuerdo a la ejecución presupuestaria 2011 publicada por Hacienda, el gasto de personal llegaba a $ 6.400 millones y representaba el 51% del total de egresos. El año pasado se pagó en salarios $ 16.772 millones, que representan 57% de los $ 28.937 millones que gastó el Estado en todo concepto. En 2014, el déficit fue levemente superior a $ 558 millones.
Al 30 de octubre de este año, siempre de acuerdo a la ejecución presupuestaria publicada en el sitio web del Ministerio de Hacienda, se han pagado en salarios estatales $ 18.560 millones, que representan el 59% del total del gasto, que al mes de octubre llegaba a $ 31.260 millones.
Según la misma fuente, en el décimo mes de 2015 el rojo llegaba a $ 1.315 millones, el 4% del total del gasto. Siempre de acuerdo a la web de Hacienda, la masa salarial creció 190% entre 2011 y el 30 de octubre de 2015.
Desde el Gobierno admiten que el Estado gastará unos 49 mil millones en 2015 para toda la administración pública; luego acotan que sin organismos descentralizados (es decir lo que se conoce como carácter 5) el gasto total llegaría a $ 45.500 millones y que la masa salarial llegaría a $ 23.000 millones, por lo que los sueldos estatales representarían el 52% del total del gasto.
Luego afirman que en estos años la provincia se ha desendeudado. Esgrimen que la deuda provincial en 2003 ascendía al 165% del total del gasto público (es decir algo más de un presupuesto y medio) y que Pérez se irá con una deuda que asciende al 30% del gasto público. Más aún, dicen que en 2003 la deuda pública ascendía al 20% del Producto Bruto Geográfico (PBG) y que Pérez se irá con acreencias equivalentes al 5,5% del PBG.
Sin embargo, la promesa del déficit cero no se cumplirá. En el entorno de Pérez se admite un déficit mensual de $ 300 millones, es decir que el rojo anual rondaría $ 3.600 millones, cerca del 7% del total del gasto (tomando los $ 49 mil millones con el carácter 5).
Es inevitable preguntarse por qué no se hizo la “sintonía fina” de la que Pérez hablaba en 2011, teniendo en cuenta que el déficit no es tan alto en relación al total del gasto. En los pasillos de Casa de Gobierno se indica que la sintonía fina se hizo, pero que si bien los ingresos crecieron, ninguno creció tanto como los incrementos salariales de la paritaria 2015.
Hablando de números, el 2 de octubre de 2011 Los Andes publicó una entrevista a Pérez donde aseguraba que la solución para el déficit de las cuentas públicas mendocinas era mejorar la recaudación; para eso planteaba una reformulación de la entonces Dirección General de Rentas. Hoy ese organismo no existe más. En su lugar fue creada la Administración Tributaria Mendoza, que está a punto de inaugurar un nuevo edificio.
En los años de gobierno de Pérez, la recaudación provincial (impuestos, tasas y regalías petroleras) creció de 4.779 millones de pesos en 2011 (de los cuáles 2.000 correspondieron a ingresos brutos) a 13.678 millones de pesos al 30 de octubre pasado (casi 8 mil fueron por ingresos brutos). Los ingresos provinciales crecieron 186%.
La pregunta que cabe realizarse es si ese incremento fue por la eficiente gestión de la ATM o si la recaudación creció por los sucesivos aumentos de alícuotas en 2012 y 2013 y al ritmo de la imparable espuma de la inflación. De hecho, ingresos brutos es un porcentaje del precio de las compras de bienes y servicios, es decir está atado a la inflación y de hecho es el gravamen que más ha crecido.
En el Gobierno se indica que el ahogo financiero se debe al insuficiente crecimiento entre 2014 y 2015. El año pasado se recaudaron en impuestos, regalías y tasas provinciales $ 13.507 millones, comparados a los $ 13.678 que ingresó al 30 de octubre de este año se nota que el incremento es escaso; siendo optimistas podrían sumarse 2.500 millones más por noviembre y diciembre, es decir un 19% más.
Efectivamente los recursos provinciales crecieron menos que los años anteriores (50% en 2013 y 40% en 2014), pero eso también es una previsión que el estadista debe hacer en función de los datos de la realidad que indicaban una desaceleración de la actividad.
Los recursos de coparticipación y otros aportes nacionales son levemente superiores a la recaudación propia. En 2011, la Nación transfirió $ 6.155 millones, en 2014 las transferencias federales llegaron a $ 14.139 millones; hasta el 30 de octubre de 2015 sumaron $ 15.664 millones; desde 2011 a octubre de 2015 los ingresos de origen nacional crecieron un 154%; entre 2014 y 2015 crecieron apenas un 10%.
Claramente se nota que la recaudación está afectada por la retracción de la actividad económica.
Las usinas del Gobierno también agitan que el gasto presupuestario per cápita de Mendoza es uno de los más bajos del país: 9.414 pesos por cada mendocino, que están por debajo de provincias como Neuquén con más de 20 mil pesos o La Rioja con 15.800; pero también por encima de Córdoba ($ 7.671) o Buenos Aires ($ 6.300).
Las obras
En esa misma entrevista, Pérez hablaba de crear un seguro de salud. Más allá de cualquier cuestionamiento a la idea, dado que no hay mejor seguro que un sistema de salud pública eficiente, la promesa se fue muriendo con el correr de los meses.
En el entorno del Gobernador indican que era imposible implementarlo con el nivel de conflictividad que hubo con los sindicatos estatales de la salud, particularmente con Ampros, pero que se hizo y está haciendo infraestructura de salud, que es la base para implementar un seguro.
Hablan de obras en los hospitales Carrillo (iniciado por Celso Jaque), Luján (que avanza lentamente), Malargüe, Metraux, la adjudicación de la obra del de La Paz y el Tagarelli.
Luego indican que la reforma que debería hacerse es pagar a los médicos no un sueldo sino por prestación, es decir por cada paciente que atienden.
En aquella entrevista previa a las elecciones, Pérez también aseguraba que modificaría el esquema de subsidios al transporte público de pasajeros.
Quizá la gran oportunidad para esto era la elaboración del pliego de la licitación del nuevo sistema de transporte público, que debió empezar hace mucho tiempo y cuyo proceso quedó trunco, a pedido del electo Alfredo Cornejo y también porque el proceso no se aceleró lo suficiente.
En aquellos tiempos, antes y después de ser electo, Pérez prometió muchas cosas; como la construcción de 12 mil casas, una meta lejana: desde el propio entorno del Gobernador se admite que se entregaron 7.126 viviendas. Luego se acota que hay en ejecución 5.600. Cabe aclarar que en ejecución implica no sólo que estén en obra, sino que estén en proceso interno del IPV, incluso antes de la licitación.
Como ya se dijo, también agitó los titulares periodísticos prometiendo la doble vía a San Juan y la tercera trocha del Acceso Sur. La primera está licitada por Vialidad nacional, adjudicada a Cartellone, pero parada antes de iniciarse. La segunda empezó a hacerse a principios de este año con la esperanza de terminarla e inaugurarla antes de las elecciones provinciales.
Era en dos etapas: la primera, entre entre Paso y Rodríguez Peña está terminada. La segunda, entre Rodríguez Peña y Acceso Este, en veremos, a pesar de que está licitada. La idea original era llegar a Luján, una tercera etapa que quedará para otras promesas.
Cuando recorría el camino que lo llevaría a la Gobernación, Pérez hizo una promesa sorpresiva: la creación de una residencia oficial. Antecedentes sobran al respecto, en Argentina y el mundo.
La idea de Pérez era más modesta que construir una residencia al estilo Olivos y ni siquiera para que viviera el gobernador de turno. apenas era tener disponible una casona para alojar visitantes ilustres extranjeros, particularmente mandatarios o embajadores.
El Gobernador pretendía recuperar la propiedad que administraba el Sindicato de Petroleros Privados en el Dique Cipolletti, hoy en medio de un litigio judicial entre la vieja conducción gremial que encabezaba Dante González y la nueva que lidera David Castro.
Obviamente, la promesa no se cumplió. Oficialmente se informa que la idea murió antes de nacer: cuando se pidió presupuesto de refacciones, se dejó de lado.
En algún momento Pérez prometió multiplicar las escuelas técnicas en Mendoza, que durante muchos años fueron relegadas. Juran que se construyeron nueve y que ahora hay 79 en toda la provincia.
Por último, la gran obra y una de las más prometidas, sigue estando en categoría de promesa, aunque es cierto que está más cerca de concretarse que en 2011. Se trata de Los Blancos que, al menos, está licitada.
Las reformas institucionales y los berretines
No todas son malas para el gobernador Pérez. Entre las que cumplió se cuenta la promesa de más noches de Vendimia y efectivamente instituyó una cuarta noche en el Teatro Griego.
También cumplió con la reforma política. Las primarias abiertas empezaron a existir en la elección de cargos nacionales en 2011. Mendoza aprobó su ley de PASO en noviembre de 2013 y empezaron a aplicarse en la última elección. La cuestión es que aquello que se aprobó en 2013 fue modificado antes de debutar por presiones del peronismo, porque sus principales dirigentes entendieron que esa norma les restaba chances.
Hablando de reformas institucionales, Pérez se sumó al lote de candidatos que ofreció cambiar la Constitución provincial. El Gobernador envió un proyecto de ley para declarar la necesidad de la reforma a fines de 2012 pero esa iniciativa terminó guardada en los cajones del olvido.
Para ser justos, esta reforma no murió por Pérez sino por la oposición (particularmente el ahora electo Alfredo Cornejo), la que negó los dos tercios necesarios para aprobar la norma.
Hablando de instituciones y gestión del Estado, Pérez también agitaba la necesidad de ampliar el alcance de la lupa del Tribunal de Cuentas, para que hiciera control de gestión interno y la calidad del gasto público, como la Sindicatura General de la Nación (Sigen).
Es más, ese control que pretendía Pérez incluía el de los trabajadores estatales.
Claramente el Tribunal de Cuentas nunca se hizo eco de esa promesa. En realidad, el organismo es reacio a modificar su status y cuida férreamente su quinta; hace meses la vicegobernadora electa, Laura Montero, dijo que traería a técnicos de la Auditoría General de la Nación para hacer un balance de corte, es decir, saber qué deja Pérez a Cornejo y el Tribunal reaccionó furiosamente asegurando que no hacía falta traer gente de afuera de la provincia.