Con voz entrecortada y temblorosa, el presidente cubano Raúl Castro dio la noticia: Fidel Castro murió.
El hombre que condujo a un grupo rebelde a la victoria, impuso un modelo socialista de corte soviético, desafió a la mayor potencia y fue referente de la izquierda mundial durante más de medio siglo, falleció el viernes a los 90 años.
"¡Hasta la victoria, siempre!", exclamó Raúl vestido de verde olivo al hacer el anuncio a las 23.53 del viernes (04.53 GMT del sábado) en la televisión local. El deceso del líder ocurrió a las 22.29 (03.29 GMT). Su cuerpo cremado será trasladado en una caravana hacia la oriental provincia de Santiago de Cuba, en un recorrido de 900 kilómetros, para rememorar la marcha que realizó en 1959 cuando triunfó la revolución.
Mañana y el martes los cubanos podrán honrar su memoria y firmar el solemne juramento revolucionario, “como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas y a nuestro socialismo”, informó un comunicado de la comisión organizadora del sepelio.
Sus cenizas serán depositadas en el cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago, el 4 de diciembre, adonde también descansa el prócer independentista José Martí.
El Consejo de Estado y de Ministros informó que habrá nueve días de duelo nacional durante los cuales cesarán las actividades y espectáculos públicos y ondeará la enseña nacional a media asta en edificios públicos y establecimientos militares. La radio y la televisión mantendrán una programación especial.
La Cuba sin Castro
El centro comercial de la Calle 23 de La Habana estaba atestado de gente con bolsas de plástico y chicos que surfeaban el internet con sus teléfonos como en cualquier tarde sabatina, apenas horas después de la muerte del líder Fidel Castro.
Una ausencia notable es la música por los altoparlantes.
El gobierno ha declarado nueve días de duelo, durante los cuales no habrá espectáculos públicos. Teatros y bares cerraron ante el anuncio del presidente.
Los diarios oficiales aparecieron con sus titulares en negro en lugar del rojo o azul.
Mucha gente dice a AP que está conmocionada y resulta difícil hacer conjeturas sobre el futuro. Pero Javier García, de 30 años, dice: “No van a mejorar las cosas porque se muera o no Fidel Castro sino porque avancen las reformas”, y añade que Raúl Castro “tal vez tenga un poco más de libertad para profundizar pero en el mismo camino y su gobierno adaptarse un poco más al mundo”.
La salud de Fidel fue siempre secreto de Estado
Fidel Castro bromeaba a menudo sobre los rumores que una y otra vez lo daban por muerto o aquejado de alguna enfermedad. Bien entrada en su séptima década de vida todavía perfilaba lo que en su juventud fue una figura atlética y de gran vitalidad.
Su propio médico, un especialista en longevidad, llegó a sugerir incluso en 2004 que el líder podría vivir hasta los 140 años. “No estoy exagerando'', manifestó Eugenio Selman.
Por ello, muchos cubanos se sorprendieron el día que Castro, aparentemente infatigable a pesar de los años, anunció que había sido sometido a una cirugía intestinal de emergencia y que entregaba la presidencia temporalmente a su hermano Raúl. Era el 31 de julio de 2006 y quedaban 13 días para cumplir 80 años.
Desde entonces desapareció de la vista pública salvo por alguna que otra salida, incluyendo un acto masivo en 2010, aunque se solían mostrar fotografías y videos de él en la prensa oficial junto a personalidades, líderes y aliados.
En enero de 2009, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amigo entrañable de Castro, admitió la realidad del implacable paso del tiempo: "El Fidel aquél que recorría las calles y pueblos de madrugada con su uniforme y abrazando a la gente, no volverá'', dijo en su programa "Aló, Presidente", difundido en radio y televisión. "Quedará en el recuerdo".
La declaración de Chávez surgió poco después del 50 aniversario de la revolución cubana, cuando todos esperaban la reaparición de Fidel pero la prensa local sólo difundió un saludo del líder de una línea.
La dolencia exacta que aquejó a Castro siguió siendo un secreto de Estado después de que en febrero de 2008 anunció su renuncia definitiva a cargos de elección dentro del gobierno y del Partido Comunista por razones de salud. Fue remplazado por su hermano Raúl.
El gobierno cubano negó una y otra vez los rumores procedentes de Estados Unidos que apuntaban a que Castro padecía cáncer.
Muchos médicos, tanto en Cuba como en el extranjero, conjeturaron que Castro tenía divertículos, una enfermedad que causa inflamación y sangrado del colon, especialmente en personas de avanzada edad. Cuando anunció su cirugía, Castro dijo que había sangrado abundantemente.
Meses después de caer enfermo, Castro reconoció haber sido sometido a varias operaciones y que en una casi pierde la vida.
La primera vez que los cubanos vieron desfallecer a su envejecido líder fue el 23 de junio de 2001, cuando se desmayó brevemente mientras pronunciaba un discurso en un día de calor intenso.
Volvió a ocurrir el 20 de octubre de 2004, cuando se fracturó una rodilla y un brazo tras otra caída en público.
En los últimos años estaba claro ya que Castro no volvería a la primera línea de la política, pero sus opiniones, regularmente plasmadas en columnas publicadas en la prensa, tenían influencia dentro y fuera de Cuba.
En 2014 guardó silencio por algunos días tras el anuncio de que su hermano había iniciado conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que llevarían al restablecimiento de las relaciones entre los dos países. Más tarde publicó artículos e hizo comentarios en apoyo a su gestión.
Pese a su fragilidad, alcanzó para ver la reapertura de las embajadas de ambos países en julio de 2015 y la llegada del propio Obama a Cuba en marzo de 2016. Una semana después escribió un artículo criticando el llamado del estadounidense a olvidar el pasado y recordó las décadas de hostilidad de Washington contra la isla.