Cuatro motivos para sostener la ley 7.722

Cuatro motivos para sostener la ley 7.722

Más allá del debate que se dará en estos días en la Suprema Corte sobre la constitucionalidad o no de la Ley 7.722, que prohíbe en Mendoza el uso de sustancias tóxicas como el cianuro, el mercurio y el ácido sulfúrico en la minería a cielo abierto, y que defendemos absolutamente, quiero desarrollar y fundamentar el por qué de nuestra oposición al desarrollo de la mega minería metalífera a cielo abierto en nuestra provincia.

El incalculable daño que ha generado la Barrick Gold en San Juan y los informes lapidarios sobre la contaminación que genera la minera, elaborados por la UNCuyo, obliga a los mendocinos a mantenernos en alerta. 
 
Primer motivo 
Nadie, en su sano juicio, tendría enterrada en el patio de su casa una bomba de tiempo.

El desarrollo de este tipo de minería trae, indefectiblemente, una serie de riesgos innatos de la actividad: la manipulación de grandes cantidades de sustancias altamente tóxicas como el cianuro; los diques de cola donde quedan distintos tipos de metales molidos (muchas veces tóxicos); las escombreras, explosivos que se utilizan para volar las montañas, etc., hacen que estemos jaqueados permanentemente, no sólo por los factores humanos (errores de distinta índole y dimensiones), sino también por la posibilidad concreta de desarrollarse distintos fenómenos naturales (sismos, derrumbes aluvionales, etc). Estos dos factores (humanos y naturales) pueden poner en riesgo los sistemas de seguridad empleados en las minas.

Por más que nos afirmen mil veces que son sistemas súper seguros, lo son hasta que dejan de serlo. Ejemplo de ello es lo que ocurrió hace escasos días en nuestra vecina provincia de San Juan.


Segundo motivo 
Escasez del recurso hídrico. Es por todos conocido y sabido que Mendoza se encuentra en una zona desértica y que, como tal, el agua escasea. Los emprendimientos mineros consumen millonadas de litros de agua diariamente. Mendoza lleva 5 años de emergencia hídrica y no sería muy alentador para revertir esta situación, tener un mega emprendimiento minero haciendo uso y abuso de este recurso. Ni hablar del daño causado en zonas de glaciares y peri glaciares, que son nuestras reservas de aguas dulces en momentos de fuertes sequías.

Tercer motivo 
La debilidad institucional. El poder de las empresas multinacionales mineras es muy fuerte. Muchas veces manejan presupuestos más grandes que los de las provincias donde se asientan. La institucionalidad de nuestro país, y en mayor medida la de las provincias, es bastante bajo, generando caldo de cultivo para corromper a quien debiera controlarlos.

Ejemplo de esto es lo que está ocurriendo en San Juan, donde el propio José Luis Gioja se comporta más como un empleado-vocero de la Barrick Gold que como el Gobernador de todos los sanjuaninos, preocupándose más por mantener el negocio de la minera que por la salud de sus habitantes.

Cuarto motivo 
Se llevan los recursos, nos dejan la contaminación. Esto es posible gracias a que el régimen legal aplicado por Carlos Saúl Menem, se mantiene intacto.

Estas leyes dan a las empresas estabilidad fiscal y cambiaria por 30 años; un tope del 3% a las regalías (por valor del mineral a boca de mina); les otorgan doble deducción de los principales gastos en el Impuesto a las Ganancias, devolución del IVA a la exploración; las exceptúa del impuesto a la ganancia mínima presunta y del impuesto al cheque; las exceptúa de impuestos a los activos y combustibles líquidos especiales, entre otros beneficios.

Se habla mucho sobre el desarrollo económico que puede producir la actividad minera en nuestras comunidades. Sin embargo es bueno fijarse cuál ha sido el resultado en provincias que la vienen desarrollando hace tiempo. Si uno observa distintos indicadores oficiales de provincias como San Juan o Catamarca, salta a simple vista que el tan mentado desarrollo es una mentira.

Por ejemplo, nos quieren vender que el avance de San Juan es gracias a la producción minera, cuando en realidad es producto de los aportes del Gobierno de la Nación, que transfiere casi el doble de recursos por habitante que a Mendoza. Así, la composición de los recursos totales de San Juan es de 16% de recursos propios y 84% de recursos aportados por la Nación, mientras que en Mendoza esa relación es de 35% a 65%.

En momentos de crisis económica, como la que estamos viviendo los mendocinos, se genera un terreno fértil para que los encantadores de serpientes hagan de las suyas. Se afirma, una y otra vez, que la matriz productiva está agotada y que hay que sustituirla por otra que genere más riqueza, como la minería metalífera a cielo abierto.

Es cierto que nuestra matriz productiva tiene límites importantes, algunos producto de la macroeconomía que ha puesto a las economías regionales en crisis; otros, producto de límites propios de nuestra provincia. Sin embargo, creemos que estas crisis tienen que servir para repensar, regenerar y diversificar nuestra matriz productiva y así, hacerla más productiva.

Hay que extender las fronteras productivas de Mendoza optimizando el recurso hídrico mediante la tecnificación del riego; desarrollar el turismo con inversiones en infraestructura; incursionar en las energías renovables; industrializar más nuestra provincia dando más valor agregado a nuestros productos, etc. Lo que está claro es que la mega minería metalífera a cielo abierto, no es el camino para el desarrollo colectivo de nuestra sociedad.

El futuro está en nuestras manos. O construimos una Mendoza pujante en serio, con una sociedad más igualitaria, o nos convertimos en una provincia feudal, con un mandamás al servicio de las multinacionales mineras y que se salve el que pueda.

* Por Libres del Sur. Cambia Mendoza.

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