Un vistazo rápido de los números ayuda a entender parte de los porqués de la campaña rumbo a las PASO 2019. La peregrinación sagrada a tierra bonaerense, la obsesión por Córdoba, el repiqueteo macrista en la Ciudad de Buenos Aires y el foco K en el Norte argentino. ¿Cuánto "pesa" cada provincia en el total nacional? El mapa electoral de la Argentina, con los datos oficiales para las primarias de este domingo, puede dividirse en cuatro:
1. Buenos Aires, la provincia, concentra casi el 37% de todos los votos del país: 12.515.361 electores habilitados. Respecto a 2017, se agregaron unos 737 mil votantes nuevos, un poco por encima de la media del resto del país, y por eso aumentó aún más su influencia.
2. Otros tres distritos, parejos, se quedan con poco más de 24,5% del total: Córdoba (8,71%), Santa Fe (8,18%) y Buenos Aires, la ciudad (7,65%). Hasta hace una década, la Capital era el segundo distrito con más electores, pero fue perdiendo peso y hoy está cuarto.
3. En un tercer escalón, cuatro provincias tienen más de 3% cada una respecto al total nacional, y suman 14,16 puntos: Mendoza (4,22%), Tucumán (3,68%), Entre Ríos (3,25%) y Salta (3,01%).
4. Las 16 restantes, con Chaco en un extremo (2,72%) y Tierra del Fuego en el otro (0,40%) en el otro, completan los 24,33 puntos que faltan. Mucho repartido entre muchísimas.
Esta división de cuatro, a su vez, puede simplificarse en dos: entre las dos Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe concentran el 61,52% del padrón. Los otras 20 provincias se quedan con menos del 39%.
Cuando se hace la discriminación, una por una, impactan, claro, los números bonaerenses: un punto porcentual en ese distrito significa un 0,37 a nivel nacional.
Puesto en ejemplos: si el Frente de Todos le saca a Juntos por el Cambio 10 puntos en la Provincia -como sugerían algunas encuestas antes de la veda de publicación de sondeos- implicará una distancia de 3,7% en el total. Es una de las grandes apuestas de Alberto Fernández y Cristina Kirchner: arrasar allí para garantizarse un triunfo en todo el país.
En espejo, el Gobierno mandó a María Eugenia Vidal al frente para tener, al menos, una derrota digna. El arrastre de abajo para arriba que pueda conseguir la gobernadora explica, en parte, por qué Mauricio Macri y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, se negaron a separar la elección provincial de la nacional. La primera incógnita es cuánto podrá en la práctica ayudar la mandataria; la segunda, si el efecto inverso, la peor imagen del Presidente en el distrito, no terminará abortando la reelección de Vidal en octubre. Ambas dudas también generan ansiedad en el kirchnerismo.
El antecedente que usan en los dos campamentos para hacer cuentas y pronósticos es la elección en primera vuelta de 2015. Si bien, a priori, uno podría tentarse con comparar PASO contra PASO, analistas y políticos coinciden en que, como está el escenario político, es más atinado confrontar números de octubre de 2015 con agosto 2019. ¿Y qué pasó en la Provincia en aquella primera vuelta de hace cuatro años? Daniel Scioli le sacó sólo 4,5 puntos de ventaja a Macri (38,3% a 32,8%, unos 428 mil votos más) que, a nivel nacional implicaron 1,6. Muy poco teniendo en cuenta el peso histórico del PJ allí y que Scioli venía de ser ocho años gobernador.
La franja de Macri
Para quedar a menos de 3 puntos en el total de la primera vuelta de 2015 (37,08% el FPV contra 34,15% de Cambiemos), además de esa performance en la Provincia, Macri ganó en toda la franja del centro del país: Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos.
Dentro de los triunfos macristas, lo de Córdoba fue histórico: Cambiemos le sacó allí a Scioli 737.112 votos de diferencia en octubre de 2015: 2,8 puntos a nivel nacional. Mirado de otra manera: de cada 100 votos en todo el país, 8,71 se juegan en Córdoba; pero de cada 100 votos que consiguió Macri, 13,4 los obtuvo en esa provincia. Es decir, pasó la media por lejos.
La otra gran victoria del líder de Cambiemos fue en la Capital: 524.747 votos arriba, otros 2 puntos más de diferencia en el total país.
En trazo grueso, en el Gobierno creen que pueden mantener la diferencia porteña pero será casi imposible repetir el cordobazo. Aquella vez, Scioli quedó tercero, debajo de Sergio Massa, que tenía el apoyo del cacique local José Manuel de la Sota. Al volver Massa al ruedo K, y con Roberto Lavagna no tan fuerte como "tercer candidato", se presume que la brecha de 34 puntos contra Scioli (53% a 19%) ahora estaría más cerca de 20.
Respecto a Mendoza y Santa Fe, las otras dos provincias donde Macri sacó buena ventaja (102.750 votos en la primera y 42.783 en la segunda), también tiene pronóstico diferente: por el arrastre del gobernador radical Alfredo Cornejo, que encabeza para diputados, se cree que Juntos por el Cambio puede hacer otra buena elección; más difícil se presenta para el oficialismo Santa Fe, con flamante mandatario peronista electo (Omar Perotti). y donde la recesión económica se siente fuerte.
Superar a Scioli
En el campamento kirchnerista también diagraman sus pronósticos en función del resultado de Scioli en la PASO de 2015. Aspiran a superar ese 37%, claro, y a que la diferencia sobre Macri sea mayor a aquellos casi 3 puntos. Fueron 727.359 votos de distancia en total.
Cuentan, a priori, con un dato a favor: ya no están Massa y su 21,39%. Descuentan que parte de eso les garantizará el propio ex jefe de Gabinete de Cristina con su vuelta.
Cuando se auscultan los votos de Scioli, además de su módica performance en Buenos Aires (sacó allí "sólo" 38,15 de cada 100 votos que obtuvo en todo el país, casi en línea con el peso electoral del distrito), se destacan las diferencias que consiguió en el Noreste (NEA) y Noroeste (NOA) argentino.
Las dudas, en el Frente de Todos, apuntan a dos cuestiones. Una general, que es que ya no está Cristina en el Gobierno (con lo que eso implica para provincias dependientes de la Nación) y Cambiemos está más instalado, lo que dificultaría repetir brechas de hasta 40 puntos porcentuales como pasó hace cuatro años. Y otra más puntual, con provincias como Jujuy y Corrientes, que pasaron directamente a manos del actual oficialismo y esto también les podría jugar en contra.
Macri volvió a Córdoba a buscar los votos del 2015
El presidente Mauricio Macri volvió a pedir ayer el voto de los cordobeses en las PASO del domingo, y contrapuso los "hechos" de su gestión a las "palabras" y "discursos" opositores, a la vez que convocó a "seguir venciendo la resignación, el cinismo y la desidia para poner el Estado definitivamente al servicio de la gente".
"¿Qué vale más en la vida?, ¿Los hechos o las palabras, a las que cualquier viento se las puede llevar?", exhortó Macri al encabezar el acto de cierre de la campaña de Juntos por el Cambio en Córdoba.
"Acá hemos hecho muchas cosas en estos tres años y medio, que valen más que millones de discursos y palabras", enfatizó el jefe del Estado en su discurso.
Por otro lado, apuntó que en Córdoba "empezó a gestarse esa decisión de cambiar y decir basta", en referencia a su victoria en el balotaje de 2015, por lo que ponderó que los ciudadanos de esa provincia "pusieron, acompañaron, creyeron y confiaron" en su gobierno.
Esa determinación electoral de los cordobeses, expresó Macri, "fue transformándose en un grito ensordecedor que llenó de esperanza a toda la Argentina".
El presidente reiteró que "esta incertidumbre política nos hace daño", por lo que, remarcó, "cuanto antes confirmemos que vamos para delante, antes lo vamos a lograr".
El acto, que tuvo la modalidad de 360° característica de las actividades proselitistas de Juntos por el Cambio, se llevó a cabo en Plaza de la Música, donde estuvieron el diputado nacional Mario Negri y el dirigente Luis Juez, entre otros.
Los Fernández cerraron su campaña en Rosario
El candidato presidencial por el Frente de Todos, Alberto Fernandez, cerró un multitudinario acto en el Monumento a la Bandera de Rosario con la promesa de "volver a abrir las fábricas" y "dar trabajo", además de afirmar que gobernará junto a los mandatarios provinciales.
Fernández habló poco más de 15 minutos, después de que hiciera uso de la palabra la candidata a vicepresidenta, Cristina Fernández. La fórmula presidencial de la coalición vertebrada por una mayoría peronista y kirchnerista, estuvo sobre un escenario al que también subieron trece gobernadores y los principales candidatos, como Axel Kicillof y Sergio Massa, así como la mendocina Anabel Fernández Sagasti.
"Están todos muy preocupados por cómo nos vamos a llevar con Cristina. ¡Nunca más me voy a pelear con Cristina porque vamos a hacer la Argentina que todos ustedes merecen!", se respondió fernández, siempre caminando por el escenario.
Previamente, Cristina Fernández había renovado sus críticas contra la gestión de Mauricio Macri. Incluso aseguró que cuando en el Gobierno "decidieron endeudarnos con el FMI a todos los argentinos" fue cuando ella y sus ahora socios políticos consideraron que "era necesario reconstruir la unidad de las fuerzas nacionales, populares y democráticas".
Y se mostró "segura" de que Alberto Fernández "va a desarrollar una tarea esplendida como lo hizo cuando lo acompañó a Néstor (Kirchner)" como jefe de Gabinete. / Corresponsalía