En el otro extremo, Cambiemos perdió en cuatro intendencias que había ganado en 2015: Tupungato, General Alvear, Malargüe y Santa Rosa. Esas comunas preocupan porque, a medida que los vecinos se alejan de la Casa de Gobierno, "las comunas y el intendente son el Estado; no hay una diferenciación entre el Gobierno provincial y municipal".
En el caso de Malargüe se sostiene que es entendible la derrota, porque la situación económica del departamento es preocupante. "Por eso el Gobernador está ocupado en reactivar algunos yacimientos petroleros y gasíferos", dicen los analistas radicales.
Distinta es la situación de Tupungato, donde la gestión es bien valorada por los vecinos, pero la imagen del intendente Gustavo Soto se ha desmoronado. En 2012 la comuna se desenganchó del salario del gobernador. Los funcionarios, incluido el entonces intendente Joaquín Rodríguez, casi se duplicaron el sueldo. Soto dejó el cálculo de los haberes como estaba y cuando se aprobó el incremento salarial a los empleados municipales, automáticamente subió el propio a casi 100 mil pesos en bruto. Eso lo demolió.
General Alvear es otro tema. Dicen que al intendente Walther Marcolini no le va mal en cuanto a imagen, incluso hay quienes esgrimen que su lista de concejales apenas perdió por 400 votos y que eso tuvo que ver con la cantidad de listas de ediles que puso a competir el peronismo; siete listas que movilizaron a vecinos y conocidos. Para octubre será una lista contra la otra y confían en revertir.
Santa Rosa es un interrogante para los observadores. Recuerdan que Norma Trigo fue electa en febrero y el domingo pasado Cambiemos perdió por 200 votos; otra vez indican que la lista más votada de Somos Mendoza, la que encabeza la ex candidata a intendenta Flor Destéfanis, sacó mil votos menos que la lista de ediles de Trigo.
Pero activa las alarmas la nómina de concejales de un ex miembro de Cambiemos, el demócrata Antonio Ponce, que puso a jugar una lista propia y sacó 1.100 votos.