Por primera vez, la temática quedó sistematizada en una encuesta y permitió visibilizar situaciones cotidianas que se producen en el espacio público, atentan contra la integridad de la mujer e incluso ponen en riesgo su seguridad.
Es que lejos de constituirse como una práctica saludable, el acoso callejero constituye una forma recurrente de violencia que aparece de manera naturalizada en el entramado social.
De hecho, los datos que arrojó el estudio realizado por Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumala), son elocuentes: cuatro de cada diez mujeres que participaron de la consulta dijo haber vivido una situación de persecución callejera por parte de uno o más hombres, ya sea caminando o bien a bordo de vehículos. Pero además de estas situaciones que las obligaron a cruzarse de calle, apurar el paso o buscar ayuda de inmediato, figuran otras formas de abuso.
Silbidos, bocinazos, comentarios sobre la apariencia y las frases sexistas, que encabezan la lista de los más habituales. Le siguen en porcentaje, las expresiones de contenido sexual explícito, las persecusiones, la obstrucción intencional del paso, la exhibición de partes privadas, los insultos, los manoseos y las masturbaciones en la vía pública.
Con el objetivo de configurar una muestra representativa de casos, la entidad que aboga por los derechos femeninos encuestó a 600 personas de la provincia, mayores de 16 años que respondieron las opciones on line, a través de las redes sociales. Si bien la consulta estuvo dirigida tanto a hombres como mujeres, la totalidad de las respuestas correspondieron al género femenino.
Justamente, el análisis sale a la luz en el marco de la semana Internacional contra el Acoso Callejero, que comenzó el viernes pasado, y cuando el país llora los femicidios recientes de Micaela García (21) en Entre Ríos y Agostina Farías (19) y Florencia Di Marco (12), asesinadas en San Luis.
“Lo que le sucedió a Micaela es la cara más cruda de lo que está sucediendo con la mujer también en el espacio público”, destacó Jennifer Gil, coordinadora de Mumala en Mendoza. De hecho, de acuerdo a las investigaciones y la reconstrucción de los últimos momentos de vida de Micaela, su asesino había sido visto merodeando su trayectoria mientras la joven se encaminaba de regreso a su casa.
Entre los datos, también quedó de relieve que ante el acoso, las mujeres buscan estrategias para intentar evadirse. A cruzar la calle o buscar la compañía de otras personas, se sumaron acciones como evitar lugares oscuros o con poca gente. Pero las mujeres también dijeron tomar rutas alternativas, evitar usar ropa que llame la atención o asesorarse previamente a cerca de los lugares a los que va a concurrir. Un porcentaje mínimo manifestó inclusive, haber tenido que mudarse de barrio o cambiar de trabajo.
Un panorama no menos preocupante y que quedó reflejado en la consulta, tiene que ver con el acoso a niñas menores de trece años, ya que 56% -más de la mitad- era menor a esa edad en el momento en que sufrió un abuso de esta clase en la vía pública.
En ese contexto y con el informe concluido, las representantes de Mumala en Mendoza encabezarán hoy a las 10.30 una presentación en la Cámara de Diputados (Espejo 252 de Ciudad). A este momento de reflexión están invitados todos los mendocinos que deseen unirse al pedido para que el accionar judicial y policial sean rápidos y efectivos frente a los casos de acoso y violencia contra la mujer.
Se sumará entre las solicitudes, la aprobación del proyecto de Ley contra el acoso callejero -cuya autora fue la ex senadora provincial Claudia Najul- que ya cuenta desde diciembre de 2016 con media sanción en el Senado. La iniciativa establece la incorporación de esta forma de violencia en el Código de Faltas de la provincia para multar y sancionar a quienes la cometan.
“La situación es sumamente grave. Es urgente que existan políticas y mecanismos estatales y judiciales para que las respuestas frente a una emergencia sean efectivas. De nada sirve que hayan leyes si quedan en letra muerta”, expresó Jennifer Gil, coordinadora de Mumala en Mendoza.
Otra solicitud que se sumará a las campañas a favor de la concientización y la juntada de firmas para apoyar la aprobación del proyecto, es que el Congreso dé lugar al tratamiento de la ley que será presentada por la diputada nacional Victoria Donda (Libres del Sur) para que exista una línea gratuita destinada a recibir denuncias por acoso callejero.
Con el apoyo de Mumala a nivel nacional, la legisladora presentará en unos días su propuesta. A través de un comunicado difundido por la entidad, Donda destacó que la incorporación del acoso callejero dentro de la Ley Nacional para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres (N°26.485) y la creación de la línea gratuita para recibir denuncias "nos permitirán terminar con una de las formas de violencia más naturalizadas por la sociedad y que afecta la integridad de las mujeres".
Por su parte,Gil consideró que la sociedad debe comprender que tanto hombres como mujeres tienen el derecho de transitar las calles de manera libre, sin que esto implique una evaluación expresa de otros. “Se trata de defender la libertad en todos los ámbitos y repensar las prácticas cotidianas,que ubican a la mujer como un objeto sexual”, reflexionó Gil.
Entre las mendocinas, los testimonios tras haber sufrido alguna clase de amenaza a su integridad psíquica, física, moral y sexual son habituales. Las historias dan cuenta del miedo con el que ellas transitan. Julieta L. (32), aseguró haber vivido una situación desesperante el mes pasado, cuando regresando del trabajo notó que un extraño la seguía.
“Bajé del colectivo, ya era de noche. Cuando noté un comportamiento raro de alguien que venía detrás mío me crucé de vereda y la persona iba a donde yo me dirigía. Alrededor no había gente así que apuré el paso para llegar a casa. Me desesperé mucho cuando escuché que decía ‘Vení rica, no te va pasar nada’. Por suerte hay un negocio antes así que ingresé y esperé a que el hombre se fuera”, dijo la joven.